Atrás quedaron los días en que la estrategia en tiempo real reinaba en el mundo del PC. Partiendo desde Dune II, pasando por Warcraft, Command & Conquer, Age of Empires 2, hasta llegar a Starcraft II, miles de jugadores dieron rienda suelta a la fantasía de sentirse un general en el campo de batalla. Sin embargo, al igual que sucedió con las aventuras gráficas, la popularidad de los RTS fue decreciendo notoriamente, casi hasta extinguirse. Pese a ello, varios desarrolladores intentaron devolver al género su antigua gloria, aunque con escaso éxito. Ahora toca el turno de Frost Giant Studios, un equipo formado por ex trabajadores de Blizzard que busca dar un puñetazo sobre la mesa con Stormgate, una propuesta que busca llenar el vacío de un nicho que clama por sangre fresca.
Stormgate es un juego que se viene esperando desde hace tiempo. El nombre del juego comenzó a circular, estando presente en eventos como Summer Game Fest 2022 (momento en que fue anunciado por primera vez), The Game Awards 2023 o el PC Gaming Show 2024. Las expectativas en torno al trabajo de Frost Giant Studios no eran pocas. Al fin y al cabo, hablamos de talentos como Tim Morten o Tim Campbell, entre otros tantos, que participaron en el desarrollo de Warcraft III y StarCraft II. Entonces, ¿el título está a la altura de lo que se esperaba? La respuesta no es tan fácil como un simple ‘Sí’ o un simple ‘No’, debido a que hay matices a tener en cuenta, puesto que el título está en acceso anticipado y muchas cosas pueden cambiar de cara a futuro.
Resulta curioso a la par que llamativo que el título parece arrancado directamente del 2010. Es como si en Frost Giant Studios hubieran retomado el trabajo que comenzaron hace 12 años atrás. Desde el inicio, las similitudes con StarCraft resultan sumamente evidentes. Stormgate ofrece tres facciones: la Vanguardia Humana, que remite a los Terran; las Huestes Infernales que vendría a ser como los Zerg; y la Armada Celestial, muy en la onda de los Protoss. A priori, casi podría decirse que ambos juegos plantean lo mismo, aunque analizándolo un poco más a fondo, está claro que esta nueva propuesta intenta marcar su propio camino. Para bien, o para mal.
Está claro que el juego tiene como objetivo ocupar el espacio que StarCraft II dejó vacío. Y dado que en Blizzard parecen haber perdido interés por el género que los catapultó a la fama, este grupo de veteranos decidió ponerse manos a la obra. El título está fuertemente orientado al multijugador competitivo y busca -a su modo- replicar ese triangular de Terran vs. Zerg vs. Protoss que tanto cautivó a los jugadores por más de 20 años. Por lo tanto, la mejor forma de familiarizarnos con este nuevo universo, sus héroes y antagonistas, es mediante el modo campaña.
Ahora mismo, Stormgate puede descargarse de forma totalmente gratuita a través de Steam y acceder a los modos multijugador. También es posible jugar a la campaña, aunque tan sólo a las 3 misiones del prólogo de la Vanguardia Humana, que ofician como una suerte de introducción. Para acceder a las 3 misiones del capítulo 1 (y próximamente al 2 y el 3) es necesario pagar por ellas. Es comprensible que el estudio busque una forma de monetizar el desarrollo, aunque resta por ver qué tan atractivo resulta el modelo de negocio de cara a los jugadores.
Las misiones en sí no son malas, aunque se sienten poco trabajadas. Durante las dos horas y media que puede tomar superarlas conocemos a Amara, una guerrera de la Vanguardia Humana cuyo padre estuvo involucrado en el evento que permitió el paso de la Hueste Infernal al mundo. Todo esto se nos cuenta mediante un video introductorio. Posteriormente, somos trasladados 20 años en el futuro, donde la Tierra continúa siendo diezmada por los demonios y nuestro deber consiste en hallar un artefacto que nos permita destruirlos.
La campaña pretende sumergirnos en este mundo mediante secuencias narrativas y animaciones algo rústicas, pero cuidadas y con buen doblaje. De más está decir que las inspiraciones en StarCraft, Warcraft e incluso Diablo, saltan a la vista. Hay dos tipos de misiones: las de construcción de bases y ejércitos, y otras en que sólo controlamos a Amara. La variedad en sí, radica en el tipo de objetivo, siendo estos el tener que defender un área durante un tiempo determinado, o erradicar a los enemigos de alguna zona en concreto. También hay algunos objetivos adicionales en cada nivel, aunque cumplirlos no aporta nada en particular, al margen de añadir algún tipo de unidad especial que nos facilite las cosas.
Sin incurrir en spoilers, el arco de Amara es sospechosamente similar al de Arthas en Warcraft III, pero con un desarrollo más rápido y menos elaborado. Esto es un problema en sí porque no nos permite conectar con el personaje, ni entender sus decisiones. Es prácticamente imposible empatizar, entender sus problemas y los traumas del pasado que aún la atormentan. Definitivamente, se echa en falta una mejor escritura y construcción de personajes. Sin embargo, el mayor inconveniente radica en la duración y en que debemos superar las misiones del tirón porque no se puede guardar la partida. Llegado este punto, como no demos un salto a las modalidades multijugador, poco queda por hacer.
Afortunadamente, no es necesario involucrarse con la historia de Stormgate, porque el título está claramente diseñado en torno a su modo multijugador ofreciendo modos 1 contra 1, 2 contra 2 y 3 contra 3, cada uno con su propio grupo de emparejamiento. También contamos con la posibilidad de disputar partidas contra oponentes controlados por la IA en tres dificultades distintas: Pacífico, Básico y Práctica, que a pesar de su nombre, es el nivel de dificultad más difícil puesto que busca emular el comportamiento más próximo al de un jugador real. De las tres facciones disponibles, la más interesante es la Hueste Infernal, algo que los jugadores notaron rápidamente, ya que prácticamente todas las partidas terminan en enfrentamientos ‘espejo’.
La jugabilidad, tanto en campaña como en los modos versus, es prácticamente calcada de StarCraft II, aunque con mejoras de calidad de vida en la interfaz de juego. Cualquier jugador mínimamente familiarizado con el género, en muy poco tiempo se sentirá como en casa, disfrutando de la experiencia de aplastar a sus enemigos. No obstante, Frost Giant Studios también pensó en todos aquellos usuarios que deseen tener un primer contacto con este tipo de propuestas, añadiendo tutoriales, guías y una distribución de teclas (QWERT) que permite un rápido acceso a los diferentes menús de construcción.
Ahora, el gran elefante en la habitación de Stormgate se encuentra en su estilo artístico. Si bien luce simplista y ayuda bastante desde la estricta perspectiva del juego, ya que permite comprender lo que sucede en la pantalla, aún cuando tenemos a 50 unidades disparando entre sí, no deja de ser minimalista y caricaturesco. La estética estilo Valorant no sienta del todo bien, puesto que todo parece hecho de plástico. Definitivamente, hay mucho margen para la mejora en este aspecto que, al momento de redactar estas líneas, está siendo fuertemente criticado por la joven comunidad que se está formando en torno al juego.
Stormgate parece haber tenido un comienzo interesante, y aunque quedan algunas dudas en el tintero, está claro que Frost Giant Studios siente pasión por lo que hace. Resta por ver qué tanta aceptación tiene el modelo de negocio, especialmente en lo que a la campaña respecta, la cual deja bastante que desear. De cualquier modo, todavía queda mucho margen para mejorar, como ya mencioné en el párrafo anterior. Por otro lado, cierto es que el juego se siente anticuado para los tiempos que corren, pero es justamente esa familiaridad la que podría atraer a los veteranos de StarCraft II a este campo de batalla. Pero también a los nuevos jugadores, aquellos que deseen tener una aproximación con el género en su más pura expresión.