Dentro de todo el conglomerado de franquicias que Disney adquirió cuando realizó la multimillonaria compra de FOX, hay ciertos personajes que aún no reconocemos como propios de la casa del ratón. Algunos de ellos muy lejos de los principios que Mickey recita, como por ejemplo: Los Simpsons y Futurama, dos sátiras a la sociedad, abordadas desde lugares muy diferentes, que utilizan la crítica adulta para hacer reir a las audiencias con chistes que muchas veces rompen con lo que es políticamente correcto.
Futurama, por su parte, siempre fue la serie rebelde entre estas dos. No tiene la atadura popular de Los Simpsons y eso siempre le permitió ser aún más vanguardista en su forma de armar la narrativa. Por otro lado, también es cierto que esa autonomía le dio un lugar en la sombra frente a la otra creación de Matt Groening y hace años ya que ninguna de las dos series están en el auge que supieron estar. Pero cada nueva temporada es una oportunidad para patear el tablero y tuvimos la oportunidad de ver los dos primeros episodios del regreso de Futurama.
Esta nueva temporada ya gestionada por Disney inicia con dos capítulos que son sumamente diferentes (y que tienen resultados distintivos también), pero ambos rescatan la esencia de la serie y eso me parece un punto a destacar. Tanto en animación como en tono, no difiere de lo que ya hemos visto de Futurama en el pasado ni se sentirá como un regreso forzado.
En el primer episodio nos contarán una historia del pasado de Bender, en un viaje prácticamente unipersonal de este personaje, pero que a su vez juega con chistes meta sobre el tiempo, haciendo alusión a la evolución de las máquinas y poniendo foco, sobre todo, en los NFT como chiste recurrente.
Este primer pantallazo de la temporada es el más áspero y, debo decir, de los puntos más flojos que vi en la serie. No solo porque prácticamente ninguno de los chistes llega a buen puerto sino que también sufre de una desactualización rotunda, girando alrededor de tópicos que solo fueron graciosos en la pandemia. A su vez, esta historia de descubrimiento de un único personaje (más allá de que sea quizás el más característico de la serie) se siente extraña para no tener mucho que contar a su alrededor.
Otra situación completamente diferente es la del segundo episodio donde todos nuestros personajes se encuentran en un concurso de diversos juegos a muerte, haciendo referencias a otras franquicias como “Juego de la Muerte” o “El Juego del Miedo” mientras que vemos diversos flashbacks de un cumpleaños que marcó un antes y un después en la vida del personaje.
A nivel cómico no dista mucho de la experiencia del primer episodio ofreciendo poco material de carcajada y confirmando que Futurama ya no se encuentra en sus mejores épocas, pero a nivel narrativo entrega un episodio tan divertido que es recomendable para hasta quien no haya visto Futurama jamás.
La forma en la que entrelaza lo que sucede en el presente con el pasado y cómo vamos descubriendo no solo lo que traumó a Fry sino los fantasmas que tiene que soportar en el presente hacen de este episodio una excelente puerta de entrada a la serie y un motivo más para reencontrarnos con nuestros personajes, si ya los conocíamos de antes.
En ambos episodios, encontramos algunas situaciones forzadas como por ejemplo las referencias al ecosistema Disney, con referencias a Marvel y Star Wars. Esto ya sucedía en las últimas temporadas de Los Simpsons y son guiños que bien utilizados siempre vienen bien, pero cuando no tienen mucho lugar en el guion terminan bajando el nivel.
A nivel audiovisual, esta temporada de Futurama mantiene todos los esquemas clásicos de la serie pero en el buen sentido. Mezcla por momentos un poco de 3D pero con el estilo 2D clásico que suele dar la sensación de que los episodios están dibujados. A diferencia de Los Simpsons, que le dieron un lavado de cara y las últimas temporadas parecen “remasterizadas”, acá se mantiene unas visuales clásicas que lejos de ser una mala decisión me parecen el camino correcto para este tipo de series que nacieron y progresaron en los 2000.
Futurama no es una serie para todos, eso siempre fue así. Tiene un humor ácido, por momentos incluso negro, que es hiriente, agresivo e incómodo. Sin embargo, estos dos primeros episodios se sienten tímidos al respecto y terminan quedándose en un intermedio, donde siguen manteniendo la esencia pero sin generar el efecto correspondiente.
El segundo episodio tiene muchos elementos interesantes que me hacen pensar que la temporada puede ir a mejor y que hay un futuro dentro de esta serie, pero si tengo que basarme en los dos primeros episodios, me parece que los tiempos de gloria de este tipo de críticas sociales quedaron en el pasado.