Los metroidvania son parte de un género popular y efectivo. La fórmula se mantiene vigente, se puede adaptar a otros subgéneros y, sin importar el presupuesto, siempre se puede hacer un buen juego si cuidamos ciertos aspectos clave. Gestalt: Steam & Cinder es el título debut de Metamorphosis Games, un estudio que pulió con cuidado y a lo largo de más de 6 años un proyecto que cumple con los fundamentos primordiales del género a la vez que intenta innovar en otros. El resultado final es un juego de acción y plataformas en 2D que descansa sobre una base narrativa intensa, que por momentos se interpone entre el jugador y la acción, pero con una jugabilidad tan exquisita que resulta imposible de soltar.
La historia nos pone en la piel de Aletheia, una hábil guerrera sin afiliación formal al reino que se verá en medio de una intriga política y una disputa entre dos naciones que llevan siglos en guerra. La humanidad goza de los beneficios de la tecnología a vapor, con todo tipo de armas y maquinaria de estética steampunk, pero todo esto tiene un precio que la sociedad no conoce. Las negociaciones de paz pronto dan un vuelco inesperado y pone a prueba los vínculos de todos los protagonistas. En medio de este frágil contexto deberemos desentrañar los secretos de las bóvedas antiguas y revelar el misterio de una premonición catastrófica. Parece el argumento de un RPG, pero en realidad estamos ante un juego de acción que se preocupa (quizás demasiado) por ofrecer un rico trasfondo narrativo.
A la hora de jugar, Gestalt: Steam & Cinder es un metroidvania puro y duro. Con esto quiero decir que podemos esperar secciones de plataformas bastante desafiantes y una buena cantidad de enemigos que derrotar mientras exploramos sus intrincados mapeados. Aletheia es ágil, desde el primer minuto podemos esquivar con un roll que incluye sus correspondientes cuadros de invencibilidad y un paso hacia atrás rápido que permite desatar un fuerte contraataque con la espada. Para atacar a distancia contamos con una fiel pistola que dispara dos tipos de munición que además sirve para activar ciertos mecanismos y romper burbujas con puntos de habilidad. A medida que vamos avanzando, como no podía ser de otra manera, desbloqueamos el tan necesario doble salto y un dash aéreo que nos permitirá alcanzar hasta el punto más recóndito del escenario.
Las primeras horas de juego son interrumpidas constantemente por escenas de diálogos que avanzan la narrativa. Los personajes están bien escritos y consiguen sostener un misterio a lo largo de toda la aventura. Por suerte, luego de los primeros dos mapas la cantidad de interrupciones disminuye y la experiencia de juego se vuelve más orientada a la acción. Los controles responden a la perfección, el combate es rápido, saltar y esquivar es ágil y explorar se vuelve una delicia. Éste es el verdadero punto fuerte del juego de Metamorphosis Games que, salvo contadas excepciones en las que el camino a seguir no es absolutamente evidente, nunca nos pone un freno a la diversión.
La mayoría de los enemigos presentan algún desafío en particular que nos invita a aprovechar las mecánicas de ataque. Algunos requerirán de nuestra agilidad para esquivar proyectiles mientras intentamos acercarnos, otros que utilicemos munición aturdidora para bajarle la guardia, cada pequeño enfrentamiento suma su granito de arena a la diversión. La exploración está garantizada, hay cofres, puntos de habilidad, fuentes de recursos (oro, experiencia, energía y puntos de vida) y hasta perritos corgi escondidos en cada pantalla esperando ser encontrados. Por supuesto, algunos solo podremos conseguirlos tras desbloquear todas las habilidades de desplazamiento, y como todo buen metroidvania podemos dejar marcas personalizadas en el mapa para recordar adónde volver.
El sistema de progresión se desarrolla a través de una grilla de habilidades con nodos interconectados. Algunos con mejoras pasivas y otros con nuevos movimientos especiales, los puntos de habilidad se consiguen al subir de nivel, ocultos en los escenarios o al activar por primera vez un punto de guardado. Además, podemos equipar hasta cuatro accesorios para maximizar la eficiencia en combate de Aletheia y hasta forjar nuevos fusionándolos en una de las tiendas de la ciudad principal. Nuestro personaje se volverá paulatinamente más fuerte hasta transformarse en una máquina de matar todo lo que se cruce por nuestro camino y, si ponemos atención a la hora de elegir qué nodo desbloquear primero, podemos alcanzar ese punto bastante rápido.
Los jefes ofrecen batallas espectaculares, todos cuentan con movimientos especiales y patrones de ataque que podremos aprender para salir potencialmente ilesos del encuentro. Están muy bien diseñados en cuanto a lo estético y el ritmo de las batallas también está a la altura de las circunstancias. Sin embargo, todo se siente demasiado fácil. Encontraremos más sensación de peligro y dificultad al enfrentarnos a ciertos grupos de enemigos comunes que en cualquier jefe. El juego en general tiene un nivel de desafío accesible, pero en la exploración nunca se vuelve demasiado evidente. Las dificultades propias del mapa, el posicionamiento de los enemigos y obstáculos hace que estemos todo el tiempo esquivando y alertas. Pero Aletheia se puede volver un tanque de puntos de vida y defensa tán rápido que, sumado a los generosos curativos, hacen que cualquier jefe pueda caer al primer intento y sin demasiado esfuerzo.
Los problemas del título de Metamorphosis Games no se limitan a una aparente falta de desafío, su mayor punto en contra es la constante sensación de que estamos jugando un título sin terminar. La experiencia en general es buena, pero hay detalles que no terminan de cerrar como una tienda en la que no podemos ni hablar con el vendedor y sólo existe para ir a buscar a un NPC en un momento en particular de la historia. O un personaje al que siempre podemos preguntarle si hay algún rumor nuevo, pero sólo nos responderá una vez cerca del inicio de la aventura. Lo que es peor, el final también se siente abrupto y ni siquiera cuenta con una zona previa que lo anticipe o que genere un clima épico. Por el contrario, terminamos un mapa regular y un personaje nos da a entender que si tenemos asuntos sin resolver lo hagamos antes de avanzar. Sin embargo, a pesar de ese aviso, antes del jefe habrá un punto de viaje rápido por lo que el mensaje tampoco tiene demasiado sentido.
Gestalt: Steam & Cinder es un metroidvania corto y divertido, que ofrece una jugabilidad pulida y satisfactoria en todo momento. Los mapas están bien diseñados, con secretos bien posicionados y algunos desafíos plataformeros de muy buen nivel. Los escenarios son hermosos, al igual que su pixel art, y los enemigos son variados y desafiantes. Es divertido batallar y explorar con Aletheia, sus habilidades se sienten útiles y volver a revisar todo el mapa para encontrar objetos ocultos o resolver las misiones secundarias es todo un placer. La historia ofrece un contexto interesante que justifica la aventura y, aunque las interrupciones pueden resultar un poco molestas, es interesante ir viendo cómo se desarrolla. Sin embargo, no puede evitar caer en lugares comunes y termina tropezando con algunos clichés durante los últimos tramos del juego. A pesar de todo, es divertido e ideal para quienes estén iniciándose en el género.