Tras casi seis años desde la última entrega de la saga Deadpool, el mercenario bocazas vuelve a hacer de las suyas en una nueva película. Un film que tiene detrás de sí mucho legado: la primera película de un personaje de Marvel que volvió después de la adquisición de Fox y el inicio de la era mutante del Universo Cinematográfico de Marvel. Toda esta situación, en medio de uno de los peores momentos de la compañía en los últimos años.
Para hablar bien y pronto, Deadpool & Wolverine es una promesa cumplida. Totalmente. De principio a fin. Esta nueva entrega se pone sobre sus hombros la responsabilidad que tenía y la convierte en su mejor arma, para entregarnos una de las películas más divertidas y elocuentes que Marvel hizo hasta la fecha.
Como viene sucediendo hace ya varios años, los avances que salen previo al estreno cuentan la sinopsis en general: ya pasaron varios años desde que Wade Wilson (Ryan Reynolds) es Deadpool y se encuentra en una encrucijada para salvar el mundo del desastre que está siendo ocasionado por el multiverso. En ese viaje, se encontrará con un Wolverine (Hugh Jackman) conflictuado que lo acompañará en esta travesía.
El miedo recurrente de “recibí toda la trama de la película en los avances” se disipa rápidamente ya que casi todo lo que entendemos a partir de ellos sucede en los primeros 35 minutos, dejando más de una hora y media de sorpresas en una buddy movie con un ritmo frenético que no nos deja descansar el rostro de la cantidad de risas y sonrisas que nos sacará.
Deadpool & Wolverine es, principalmente y como ya dije, una buddy movie con todo lo que eso significa. Una aventura donde veremos a Deadpool codo a codo con nuestro querido X-Men relleno de adamantium para descubrir cómo detener a Cassandra Nova en el devastado mundo de El Vacío, aquél que conocemos de la serie de Loki. Esto hace que esta historia, especialmente, se sienta única porque no es esencialmente la misma fórmula que venimos viendo en las últimas películas de superhéroes, sino que usa al tópico de los superhéroes desde su narrativa más conceptual para así dar un paso al costado y contar una historia mucho más centrada en la amistad, el amor, la venganza y la redención.
Es una experiencia altamente recomendable de ver en el cine por dos motivos particulares. El primero es que los efectos visuales son sorprendentes, recuperando el punto más alto de Marvel y alejándose de las críticas que recibieron por este tema en el post pandemia. Por otro lado, hay un gran tratamiento del sonido y una espectacular banda sonora que hace más disfrutable todo el producto, sobre todo si la sala tiene un sistema de sonido que le haga honor a esta cualidad, tal como sucede, por ejemplo, en las películas de Guardianes de la Galaxia.
Hablar de Ryan Reynolds en esta ocasión no es solamente conversar sobre el hombre detrás de la máscara. Ryan es, posiblemente, el factor más importante para que esta película suceda. Todos los chistes tienen su tono, la gira promocional lleva su esencia. Este Deadpool está dentro y fuera de cámara, y es algo que al ver la película se nota constantemente. Si bien esta cinta es “muy Deadpool”, me intriga saber cómo a futuro podrían hacer que un personaje con un tono y esencia tan particular pueda convivir con otros personajes radicalmente diferentes de Marvel.
Por otro lado, el regreso de Hugh Jackman como Wolverine es la frutilla del postre para una interpretación que es fácilmente reconocible como una de las mejores que se han realizado jamás en lo que a superhéroes respecta. Ni siquiera estoy hablando de Marvel, Hugh Jackman está al nivel de Christopher Reeves como Superman o de Heath Ledger como el Joker. No solo se jugó la buena reputación de su performance en este regreso a un universo que estaba en llamas, si no que lo hace de la mejor manera y nos entrega una de sus mejores representaciones. Sublime.
El cast principal se completa con Emma Corrin, quien interpreta a Cassandra Nova, la villana de esta cinta y con Matthew Macfayden quien hace lo suyo con Mr. Paradox, un enigmático personaje de la Autoridad de Variación Temporal. Cassandra Nova, en menos de dos horas, se convierte en un enemigo mucho más trascendental que Kang en todas las películas anteriores del ciclo post MCU, acertando en uno de los puntos que Marvel no lograba consolidarse: los villanos después de Thanos.
Mr. Paradox, por su lado, ofrece una actuación simple que se potencia por la experiencia y el compromiso de un gran actor como lo es Macfayden. El resto del elenco se repite de películas anteriores, pero allí yace unos de los puntos más fuertes: es la primera vez en mucho tiempo que nada se siente necesario ni obligatorio. Es una película que podría mover al MCU o no hacerlo, y no nos importa. Es una película donde cualquier personaje podría tener minutos o horas dentro de la pantalla. Todo se mueve a través del guión y lo que él mismo necesite de sus personajes. Ojalá con esto, Marvel aprenda de Marvel a futuro.
Para quienes me hagan caso y vayan al cine a vivir esta experiencia, deben saber que hay una escena post créditos y no da muchos indicios de lo que pase en el futuro. También eso es positivo. Marvel no utilizó sus propios clichés para el film que iba a definir su futuro, y me parece un cambio para mejor.
Bajando a un terreno más específico, sí es cierto que, a mi gusto, hay un montón de escenas musicales que podrían ser un poco más cortas o no repetir el mismo recurso varias veces. También hay una escena de combate en particular que se siente un poco demás dentro de la estructura narrativa. Ambas situaciones no terminan de ser lo suficientemente conflictivas como para dañar la experiencia.
Fuera de estas cuestiones, el gran acierto de esta peli es lo bien que funciona como secuela de varias cosas en particular. Algo similar había pasado en su momento con X-Men: Days of Future Past (2014), ya que estamos ante una película autosuficiente que se puede ver por sí sola, pero que también es una buena secuela de Logan (2017), Deadpool 2 (2018) y el MCU en general.
Deadpool & Wolverine está sin dudas entre los puntos más fuertes de Marvel en general. Una película que entiende todo lo que Marvel hizo mal y no sólo lo soluciona sino que se anima a bromear continuamente al respecto. En cierta forma, es una vuelta a las bases de la fórmula Marvel, un antes y después respecto a la forma en la que harán películas de ahora en más.
A la gente de mi generación (quienes crecieron en los ‘90) le sacará decenas de sonrisas esta película que, al igual que con el MCU, toma toda la obra de Fox con Marvel previo a Disney y lo reivindica. No simplemente porque lo anterior haya sido bueno, sino porque todos somos conscientes de lo que fue y significó, y no está mal hacer chistes al respecto. Sospecho que Deadpool tendrá mucho más espacio para hacer de las suyas en el futuro de Marvel. Mientras tanto, la casa está en orden. Volvió Marvel.