Episodios anteriores:
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- REVIEW | The Acolyte - Episodio 5: Fuerte y al medio
- REVIEW | The Acolyte - Episodio 6: Una luz en la oscuridad
The Acolyte - Episodio 7: Un cambio de perspectiva
Si hay algo que está claro en la sociedad posmoderna, es que la verdad no importa. Los hechos perdieron peso frente a las opiniones y hoy nos encontramos en un mundo donde las noticias no plasman lo que es, sino lo que cada persona interpreta de esas situaciones. The Acolyte recurre a la mayor profundidad de toda su primera temporada para darnos una buena metáfora al respecto.
Venimos hablando, semana tras semana en estos análisis, sobre cómo esta nueva serie de Star Wars se agarra de la idea de la futurología y apela a que nunca sepas del todo qué está pasando. Siempre hay algún juego de cámaras, personajes que no dicen todo lo que tienen para decir o situaciones que se muestran a medias. En “Elección”, el séptimo y anteúltimo episodio de esta serie, se abre un juego completamente diferente: darnos herramientas para completar nuestra propia percepción sobre qué fue lo que pasó, para que nosotros mismos, y no los personajes, saquemos conclusiones de forma tácita, con respuestas y no con interrogantes.
De los anteriores seis episodios que habíamos presenciado, cinco mantenían su estructura narrativa en el presente. Como espectadores, sabemos que todo lo que estamos viendo es una consecuencia directa de lo que pasó en Brendok, planeta natal de Osha y Mae. Algo de eso habíamos visto en el episodio tres, pero había una clara construcción para dejarnos huecos narrativos y no saber si lo que veíamos era realmente así, o había gato encerrado.
En este episodio, abandonamos la narrativa actual (que en el episodio anterior quedó con un cliffhanger muy grande que se resolverá en el último episodio) y volvemos a ese pasado para ver la otra cara de la moneda, y plantearnos así un interrogante mucho mejor: ¿qué sucede cuando todos tienen razón?
The Acolyte abandona la idea de “sucedió un hecho y a todos nos pegó diferente” para abordar esta nueva narrativa que tiene mucho más que ver con el mundo real actual: ¿qué sucede si no hay solución para el conflicto? ¿Si estamos ante una cuestión de opiniones? Los desenlaces narrativos y la construcción de los personajes de este episodio son fantásticos porque, aún cuando nos resuelven lo que queríamos saber, nos quedamos pensando de qué lado estaríamos nosotros. Expone nuestra propia moralidad.
Mención especial para Master Sol, interpretado por Lee Jung-jae, uno de los mejores personajes que los Jedi -específicamente- nos supieron dar en el último tiempo. Su complejidad respecto a su relación con la fuerza es tan amplia que nos hace volver a pensar si Star Wars se mueve en absolutos o hay lugar para los personajes grises. Más aún con las revelaciones de este episodio, que empiezan a involucrar a otros personajes y nos dan tela para cortar y hablar con relación a este tópico.
A su vez, algo que hace muy bien The Acolyte es plantear esta nueva porción del universo llamada Alta República. No es una serie que tenga la intención de presentar este lapso temporal ni le dedica mucho tiempo a mostrarnos cómo eran las cosas, pero sí lo hace con sutilezas que implementa, sumado al punto de vista de los personajes y alguna que otra contextualización, nos van armando un mundo que, aún sintiéndose cercano, nos invita a querer saber más sobre él.
El episodio tiene algunos cortes que se siguen sintiendo innecesarios y hay algunas cuestiones del storytelling general de los episodios que no solo es confusa sino que confunde más de lo que aclara. No estamos ante un capítulo que sobrepasa estas dificultades, pero sí es lo suficientemente inteligente como para disimularlas muy bien.
El gran trago agridulce que me queda ahora está relacionado al futuro: ¿cómo se resuelve esto? Si seguimos lo que nos vienen diciendo desde las primeras declaraciones oficiales, The Acolyte es una primera temporada autoconclusiva. Sin embargo, faltan cerrar tantas cosas que es muy fácil pensar que dejarán algo abierto o, peor aún, que se quedarán sin tiempo para desarrollarlo bien. Por supuesto que esto es un prejuicio y quizás la semana que viene estemos hablando en base a otro contexto, pero el panorama no es el mejor en ese aspecto.
Podríamos debatir si este séptimo episodio es el mejor de la serie o no, pero sin dudas es el que más me gustó en lo personal. Sin estar exento de los vicios y fallas que varios episodios anteriores presentaron, este punto de inflexión en la historia nos deja recalculando entre lo que fue y lo que podrá ser The Acolyte a futuro, y es algo que, sin duda, le venía haciendo falta a la serie.
No deja de tener cosas extrañas, de sentirse apresurado en su narrativa, y me sigue dando la sensación de que sería mucho mejor en formato miniserie o película, en lugar de lo que está resultando ser como serie de ocho episodios. Sin embargo, faltando solamente un episodio, podemos asegurar que es una serie consistente, alejándose bastante de los puntos más flojos de Star Wars, como The Book of Bobba Fett. Desde lo positivo, no llega al nivel de lo que supo ser The Mandalorian en sus primeras dos temporadas, pero definitivamente, The Acolyte es una serie disruptiva para los cánones de la franquicia.