La tiendita de los horrores – Episodio 1: enmascarados, armas blancas y chicas finales

Desde Halloween y Viernes 13 hasta Scream, en esta primera entrega abordamos el auge y la caída del género slasher

Guardar
Drew Barrymore en Scream (1996)
Drew Barrymore en Scream (1996) - Dir. Wes Craven

Son los 90, tenes unos once años. Una edad que al parecer es suficiente para volver del colegio y manejarte en casa mientras los adultos están ocupados trabajando, pero no para mirar pelis de terror en el cine. Está la televisión por cable que a la madrugada te pasa alguna que otra secuela olvidada de terror y un videoclub que por treinta pesos al mes te deja llevarte un VHS por día, permitiéndote explorar su catálogo.

Un día te desvías de tu recorrido habitual entre esas góndolas llenas de polvo y llegas a la cajita de Halloween. Te llevas la película y descubrís a un tipo en mameluco con una máscara mal pintada que acecha a un grupo de adolescentes. Parece humano, pero no podemos asegurarlo. No habla, se mueve lento, pero es letal, extremadamente fuerte y, al parecer, no puede morir. Comete asesinatos en un barrio como el tuyo (más lindo, en realidad), aparece sigilosamente entre las sombras y desaparece, cuando crees que no está más, vuelve a aparecer.

Michael Myers en Halloween (1978)
Michael Myers en Halloween (1978) - Dir. John Carpenter

Ese tipo de rostro inexpresivo se te queda grabado en la memoria y se convierte en una de tus peores pesadillas. Pero a la vez, te quedas con unas ganas extrañas de ver más. Unos días después y con la música de John Carpenter todavía sonando en tu cabeza, regresas al videoclub y pedís una peli “de ese tipo”, iniciando tu travesía a través de un subgénero hasta entonces desconocido: el slasher.

El subgénero slasher y sus elementos

Jamie Lee Curtis como Laurie
Jamie Lee Curtis como Laurie Strode, la final girl arquetípica, en Halloween (1978) - Dir. John Carpenter

El término slasher es un derivado de la palabra slash que en inglés que significa cuchillada o corte y denota una característica habitual de este tipo de películas. En primera instancia, tenemos a un asesino que comete crímenes brutales. A diferencia de otros géneros, este es una máquina de matar que no se detiene y que necesita estar cerca de sus víctimas. Por esta razón, en general, utilizará armas blancas, porque necesita el contacto, la cercanía. Sus víctimas generalmente suelen ser adolescentes que intentan pasar un buen rato, alejados del conservadurismo de los adultos.

Este asesino serial puede o no llevar máscara, pero la constante es que sí. Como ocurre con Michael Myers en Halloween, Jason Voorhees en Viernes 13 o Ghostface de Scream, este elemento de vestuario no solo oculta su rostro y puede funcionar como parte del misterio de la trama, sino que ayuda a quitarle lo que le queda de humanidad.

Generalmente en un slasher también encontramos la figura de la denominada chica final o final girl. Una joven que, gracias a sus agallas, inteligencia e incluso algo de suerte, logra sobrevivir a los ataques del asesino hasta ser la única capaz de derrotarlo.

Esta final girl se construye forzosamente para que caiga bien y sea la única que el espectador desee que sobreviva. En las películas slasher en su estado más puro se trata de una figura moralmente correcta que no se somete a comportamientos indecentes o desprevenidos. Pero como muchas de las reglas del subgénero, con los años, esto está destinado a cambiar y bastará con que sea capaz de generar la suficiente empatía en el público.

Auge y época dorada del slasher: La masacre de Texas, Black Christmas, Halloween y Viernes 13

Viernes 13 (Friday the 13th)
Viernes 13 (Friday the 13th) se estrenó en 1980 y contó con la dirección de Sean S. Cunningham

El subgénero slasher como tal comenzó a tomar forma a mediados de la década de los setenta e inicios de los ochenta. Si bien hay películas que se consideran precursoras como Psicosis (1960), Peeping Tom (1960) y algunas obras del giallo italiano, muchos coinciden que las dos cintas madres son, principalmente, La masacre de Texas (1974) y Black Christmas (1974).

Para resumirlas de alguna forma, la primera presenta a un grupo de jóvenes de aventuran a un viaje y terminan siendo asesinados uno a uno por un implacable asesino enmascarado. La segunda sigue los pasos de otro criminal serial que acecha a un grupo de chicas de una fraternidad y presenta la idea de ubicar una masacre en una fecha concreta en el calendario, en este caso la Navidad, preparando el terreno para lo que vendrá. De acá en adelante, El día de San Valentín, El de acción de gracias o La noche de graduación, tendrán su propio asesino serial.

En 1978, varios de estos elementos se combinan en Halloween, otra película que termina de establecer las reglas del subgénero emergente. La obra de John Carpenter introduce el concepto de la chica final (a través de la icónica Jamie Lee Curtis en el rol de Laurie Strode), la idea de un asesino en serie con características casi sobrenaturales e impulsa una nueva forma hacer terror que, dos años más tarde, iniciará su época dorada gracias al éxito de Viernes 13.

Jason Voorhees, el asesino serial
Jason Voorhees, el asesino serial de la saga Friday 13th

Llega 1980, Sean S. Cunningham replica la fórmula y presenta su propia versión de Halloween que busca ser más explícita en sus asesinatos y lo logra gracias al trabajo del artista de efectos visuales, Tom Savini. Con un presupuesto de 55.000 dólares, Viernes 13 recaudó unos 40.000.000 demostrando un gran potencial comercial.

Sobre estas bases, durante los años siguientes esta saga encabezada por Jason Voorhees crece exponencialmente dando a lugar casi a una película por año. También se crean algunas de las franquicias más duraderas y nacen algunos de los villanos más icónicos del cine. En muy poco tiempo, a Leatherface, Michael Myers y Jason Voorhees, se les suman todo tipo de enmascarados. Incluso, llegan nuevos personajes que ya no necesitan ocultar su rostro ni permanecer en silencio como es el caso de Freddy Krueger y Chucky, iconos culturales, reconocibles incluso por aquellos que no son aficionados al género.

Del declive hasta la resurrección: los hijos de Scream dicen presente

Estrenada en 1996, Scream inicia
Estrenada en 1996, Scream inicia una nueva ola del género slasher (Créditos: Paramount+)

Los ochenta nos dejaron centenares de producciones del subgénero slasher, pero eso no significa que todo esto le haya funcionado a su favor. De hecho, la proliferación de tantas secuelas y producciones de cuestionable calidad no solo llevó al cansancio del público, sino que les brindó muy mala fama a las producciones de este tipo.

Para los noventa el subgénero caía en picada y no había demasiados interesados en invertir en este tipo de películas. Pero en un contexto en el que parecía que era el momento de despedirse para siempre de las máscaras y cuchillas, Wes Craven (padre de Freddy Krueger y de la saga Pesadilla) hace su reaparición con Scream.

Scream optó por cambiar algunas reglas que parecían un poco oxidadas y les dio un giro con una película autoconsciente, que no solo se permite reírse de sí misma, sino que incluye en el chiste a sus espectadores. Los personajes de su universo son tan aficionados a las películas slasher como el propio público, de manera que conocen tanto su fórmula como sus reglas. Esto hace que estén, en cierta medida, más preparados para la batalla.

En Leyenda Urbana (1998), el
En Leyenda Urbana (1998), el asesino utiliza métodos descritos en algunos relatos urbanos como medio para matar a sus víctimas

A su vez, como en su momento Halloween supo popularizar a la final girl, Scream hace algo similar con el misterio del asesino. Una figura que, ahora ya no es necesariamente sobrenatural, sino que puede ser uno del grupo de amigos que hay que desenmascarar y descubrir “al estilo Scooby Doo”. De Scream en adelante, muchas películas, se centrarán en desvelar la identidad del asesino, como es el caso de Sé lo que hicieron el verano pasado (1997) o Leyenda Urbana (1998).

Tras un breve pico (y otra sobreexplotación de las propiedades a partir de secuelas innecesarias), el inicio del nuevo milenio trajo una nueva tendencia: los remakes. Los portadores de los derechos se volcaron a revivir propiedades exitosas para las nuevas generaciones, maquillando a los viejos enmascarados para las nuevas generaciones. Así vimos regresar a sagas como La masacre de Texas, Viernes 13, Halloween y Pesadilla en la calle Elm, pero ninguna de estas entregas lograron trascender.

El slasher de los últimos años: el ascenso de los híbridos

The Final Girls (2015) es
The Final Girls (2015) es un metaslasher con elementos de comedia dirigido por Todd Strauss-Schulson

Finalmente, el agotamiento de tres décadas se hizo sentir en el público. El número de producciones comenzó a bajar notablemente y el slasher se vio obligado a mutar para sobrevivir. Esto llevó a torcer una vez sus reglas. En los últimos años quedó en evidencia que el grupo de víctimas ya no tiene por qué ser necesariamente adolescentes hormonales, ni sus asesinos van a limitarse a ser enmascarados. Películas como Tu eres el siguiente (2007) o Boda sangrienta (2019), demuestran que los victimarios pueden ser como cualquiera y ni siquiera tiene que ser uno solo, en estos casos, puede tratarse de una familia de clase alta en contra de una final girl.

Como sucesores de Scream, otras producciones continuaron experimentando con elementos meta como es el caso de The Final Girls (2015), una comedia en la que un grupo de jóvenes terminan accidentalmente dentro de una película slasher, enfrentándose en carne propia al asesino como a todas las convenciones del subgénero. Otra tanda de jóvenes cineastas también exploraron la fusión con otros géneros, dando como resultado películas edulcoradas, pero que funcionaron para un público amplio como Feliz día de tu muerte (2017) ó Freaky (2021).

Samara Weaving como una final
Samara Weaving como una final girl contemporánea en Boda Sangrienta (Ready or Not, 2019) - Dir. Radio Silence

De una forma u otra, al igual que Jason Voorhees , Michael Myers o Chucky, el slasher siempre vuelve. Durante las últimas cuatro décadas ha tenido momentos memorables y oscuros. Hizo de las suyas, fue derribado, incinerado, enterrado y ha vuelto a levantar su mano. Creo sus mitos, sus reglas y, a la vez, las tuvo que derribar para reconstruirse a sí mismo, permitiéndose mutar y evolucionar hasta la actualidad, dejando un rastro imborrable en la historia del cine, uno un poco sucio, desprolijo y probablemente del color de la sangre.

Guardar