Episodios anteriores:
The Acolyte - Episodio 3
Sin dudas, Star Wars: The Acolyte se está convirtiendo en uno de los más particulares lanzamientos de la franquicia en los últimos tiempos. Con más críticas que elogios y en medio de una feroz batalla por el review bombing que está recibiendo por un sector de internet que cataloga a la serie como “woke”, esta nueva interpretación del universo Star Wars está buscando su identidad.
Quizás, lo mejor que tenga por ahora la serie es la sorpresa y la (buena) especulación. Primera vez sin Skywalker, primera vez en la Alta República. Literalmente puede suceder cualquier cosa y no tenemos del todo claro qué es lo que no vienen a mostrar, pero este tercer episodio de la temporada funciona como un antes y un después para que nosotros, como espectadores, tengamos más claras las intenciones detrás de The Acolyte.
Hasta este momento, el doble episodio que dio inicio a esta temporada nos había planteado una historia protagonizada por las gemelas Osha y Mae, quienes toman caminos separados después de un trágico episodio en la infancia que les dejo un marcado trauma. En base a esto, la fuerza hizo lo suyo: Mae quiere buscar venganza entre los Jedi que se encontraban presentes en esa ocasión y salvaron a Osha, mientras que Osha no quiere saber nada con su pasado. Dos caras de la misma moneda.
Este nuevo episodio está 100% centrado en el pasado, nos muestra finalmente cómo fueron estos hechos y qué es lo que sucedió en la niñez de estas hermanas que terminó empujando a ambas a lados diferentes de la fuerza. Un flashback continuo que tiene muchas introducciones de subtramas interesantes pero también un conjunto de ideas que no terminan aún de conectar entre sí.
Para empezar, vamos a hablar de la abundancia. Algo que rescaté en la reseña de los primeros dos episodios y que me parece un logro realizado en The Acolyte es volver a la esencia de ese Star Wars más clásico donde se prioriza una trama simple, incluso infantil, antes que conflictos sociales o metamensajes escondidos.
En este nuevo episodio todo eso se va por la borda por la cantidad de contenido que imponen: un aquelarre de brujas, el funcionamiento de la república, los Jedi irrumpiendo en una sociedad como si fueran villanos. Todo eso sucede mientras vamos viendo qué es lo que sucedió realmente en la infancia de las protagonistas. En un episodio de, aproximadamente, 40 minutos. Es demasiada información.
Me siento muy cerca de esta visión de Star Wars más “mística”, si se le puede adjudicar esta palabra. Sin embargo, si una persona como yo, que ha consumido gran parte de las producciones de Star Wars, termino perdiéndose por momentos frente a un nudo de narrativas que quiere introducir un montón de conceptos, no me quiero ni imaginar a todas esas personas que miran esta serie sin la pretensión de contextualizarla en un universo más grande. En este punto, ni siquiera me parece algo que esté mal, simplemente me da la sensación de que es contraproducente tratar de abarcar tanto en una serie que se presentaba como una excelente puerta de entrada para nuevas audiencias.
Por otro lado, volvemos al tema de la trama principal: presentada como un misterio de asesinatos, una de las cosas que más expectante me tenía de los primeros dos episodios era la poca determinación con la que trataban los encuentros entre Osha y Mae, dejando en claro que estamos viendo una visión parcial de la historia y que las cosas quizás no son como las cuentan desde el lado bueno de la fuerza.
Si bien este episodio vuelve a reiterar que estamos ante una visión parcial y seguramente se jugará con eso hasta el final de temporada, nos dejan bastante en claro que algunas cosas sucedieron tal y como Osha lo había dicho. Es muy interesante el nuevo interrogante que plantean en este episodio respecto a los Jedi y su rol en la galaxia, pero sí me parece extraño que el hilo conductor que mantenía la curiosidad sea mencionado tan temprano en la serie.
Van tres episodios y terminamos esta nueva entrega con más dudas que certezas, aún no sabemos bien qué es lo que nos quiere ofrecer The Acolyte. Sin embargo, que esta pieza del rompecabezas encaje bien, mal, a la perfección, o completamente fuera de lugar, depende única y exclusivamente de cómo se desarrollen los próximos episodios y qué trama nos terminen de presentar desde Lucasfilm.
Fuera de estas cuestiones con las que no me sentí del todo adentro, el resto de los puntos fuertes de la serie siguen siendo un acierto. Lee Jung-jae como Maestro Sol es uno de los mejores personajes que vi en el último tiempo de Star Wars y cada minuto de Carrie Anne-Moss como Maestra Indara es oro puro. Incluso Kalnacca, el wookie Jedi, sin tener más que unos pocos minutos en pantalla, termina siendo un personaje sumamente carismático.
La química entre Osha y Mae se mantiene intacta y hasta debo decir que se potencia cuando las vemos en su infancia, marcando lógicamente una diferencia muy grande entre sus personalidades y su forma de percibir el mundo. El aquelarre de brujas no es algo deslumbrante como hemos visto en otras versiones similares de estos personajes (Star Wars Jedi: Fallen Order, por ejemplo) pero funciona muy bien.
Todas las series tienen episodios fuertes y otros que dependen más de la narrativa general de la temporada. En esta oportunidad, estamos ante el segundo caso y, si bien el panorama es positivo por todos los puntos fuertes que viene mostrando The Acolyte, creo que también es un episodio que dependerá mucho de lo que venga a futuro.
La Alta República recién comienza y el misterio de Osha y Mae también. Aún nos quedan muchos episodios para terminar de entender qué fue lo que sucedió en ese incendio y las motivaciones de cada personaje. Hay muchas cosas del capítulo, como la muerte de ciertos personajes, que no está del todo esclarecido y no podemos asegurar cómo sucedió. Solo queda esperar hasta el próximo capítulo.