Columna Retro - Episodio 10: El reinado del Pinball

Compartieron escena con los videojuegos en todos los salones de arcades, ofrecían una experiencia mecánica que dependía tanto de la habilidad como del azar y, finalmente, también compartieron su destino final

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Pinball Jaws | Captura del trailer "JAWS Pinball Presented by Stern Pinball"
Pinball Jaws | Captura del trailer "JAWS Pinball Presented by Stern Pinball"

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Episodio 10: El reinado del Pinball

Hoy en día debe haber generaciones que no conciben la idea de jugar sin la necesidad de una pantalla, a menos que estemos hablando de un deporte, pero antes de que existan los videojuegos los salones recreativos ya tenían sus propios juegos. Los juegos electrónicos eran un pariente lejano de los juegos de feria, dispositivos creados para divertir a una sociedad cuyo núcleo social era juntarse en un bar a la salida del trabajo y los fines de semana. Junto con las mesas de pool, los dardos o los juegos de cartas (siempre vinculados con las apuestas) habían mesas de pinball que eran una fuente pasiva de ingresos para cualquier establecimiento y eran aptas para todo público.

La propuesta era fácil de entender pero, en realidad, bastante compleja si queríamos aprender a ganar, porque si alcanzábamos alguno de los puntajes especiales la máquina nos regalaba un crédito extra para seguir jugando. En esencia, jugar era tan simple como poner una ficha y disparar una bola de acero para que haga contacto con los obstáculos del tablero a la vez que evitábamos que se caiga por alguno de los caminos de escape: en ambos extremos del tablero y justo en el medio entre los dos flippers. La magia del asunto se hacía presente a través de una serie de misiones que requería que golpeemos la bola hacia ciertos sectores de la mesa en un orden en particular y generalmente con un límite de tiempo.

Venom Pinball | Captura del trailer "Venom Pinball Presented by Stern Pinball"
Venom Pinball | Captura del trailer "Venom Pinball Presented by Stern Pinball"

Los jugadores se dividían entre los que casualmente decidían invertir su dinero en cualquiera de estas espectaculares máquinas sin saber realmente qué hacían y los que se dedicaban a aprenderlas con lujo de detalle. Los primeros eran los curiosos que veían las luces parpadeando, escuchaban las canciones y sonidos del “Attract Mode” y quedaban flechados por las marquesinas exquisitamente diseñadas con los personajes de la franquicia homenajeada. Los segundos estudiaban la tabla, leían con detenimiento los mensajes pintados en el arte de las mesas y se proponían cumplir todas las misiones para perpetuar su estadía en la máquina. Los pinballs no guardaban secretos, solo había que estar dispuesto a explorar la mesa y para eso había que esperar a que nadie estuviese jugando.

Si nunca jugaron un pinball puede llegar a ser difícil comprender la sensación de estar frente a una imponente máquina electrónica y la adrenalina que podía generarse en las partidas. Conocer al detalle las misiones era solo una parte de la propuesta, había que familiarizarse con la mesa en sí. A diferencia de un videojuego en el que, si los botones y el joystick funcionaban bien, la experiencia era más o menos la misma sin importar el gabinete; los juegos electrónicos eran un tema aparte. Los salones de arcades tenían mecánicos especializados para su mantenimiento, que a veces las reparaban con componentes alternativos, que configuraban la fuerza de los flippers y el ángulo de inclinación de la mesa manualmente. Esos factores modificaban la velocidad de caída de la bola tanto como la potencia con la que la golpeábamos, algo que influía directamente en nuestra forma de jugar.

Pinball Jaws | Captura del trailer "JAWS Pinball Presented by Stern Pinball"
Pinball Jaws | Captura del trailer "JAWS Pinball Presented by Stern Pinball"

Podías ser un experto jugador de tu mesa favorita en el arcade de tu barrio y tener un rendimiento irrisorio en una mesa de otro local. Esto sin contar las máquinas mal mantenidas, con contactos que no funcionaban o flippers sin fuerza. Ser fanático del pinball requería tener un conocimiento general del estado de las máquinas de los salones que más frecuentabas y, a falta de una mejor solución, eso se aprendía probando y gastando fichas. Algo que también servía era reconocer qué estilo de máquina te gustaba más y para eso había que fijarse en la compañía que las fabricaba y desarrollaba. Data East producía pinballs con licencias de moda y puntajes intermedios (es decir, no ganabas 200 millones de puntos, por lo general había números de entre cinco y seis cifras). Si te gustaba Batman, Star Wars, Los Simpsons, Las Tortugas Ninja y no tenías miedo de perder fichas a una velocidad vertiginosa, entonces ésta era la marca para vos. Gottlieb era sinónimo de mesas originales, con temáticas variadas que generalmente no incluían personajes licenciados, que abarcaban todos los estilos de juego. Al ser una compañía fundacional para el pinball en sí, tenía en claro los elementos fundamentales de la experiencia por lo que podías disfrutar tanto con Black Hole de 1981 como con una mesa del calibre de Rescue 911 de 1994.

En lo personal, y es un punto de vista que comparto con miles de otros fanáticos, la empresa que hacía mis mesas favoritas era Bally/Williams. Todas compartían un estilo de juego ágil pero que se sentía justo, no era común que la bola se vaya por el medio como sucedía en las mesas de Data East, y un abanico de misiones complejas pero divertidas. La disposición de las rampas y los loops proponía partidas con un énfasis en la habilidad por sobre el azar y mantenía el nivel de calidad tanto en las mesas licenciadas como en las originales. Tienen un su haber las mejores mesas de la historia con títulos de la talla de The Addams Family, The Twilight Zone y The Getaway: High Speed 2.

People play on pinball machines at the Athens Pinball Museum in Athens, Greece March 2, 2019. Picture taken March 2, 2019. REUTERS/Costas Baltas
People play on pinball machines at the Athens Pinball Museum in Athens, Greece March 2, 2019. Picture taken March 2, 2019. REUTERS/Costas Baltas

La popularidad de las mesas de pinball alcanzó su punto más alto a la par de la industria de los arcades. A mediados de los noventas era imposible imaginar un mundo sin mesas de pinballs basadas en cada legendaria franquicia de Hollywood y a comienzos del 2000 ni siquiera la mesa más espectacular parecía llamar la atención. Las grandes empresas siguieron puliendo la fórmula, invadiendo la mesa con pantallas cada vez más grandes y trucos mecánicos más complejos. La combinación de brazos e imanes de las últimas mesas de las marcas clásicas y, en especial, las más modernas de Stern, eran para sacarse el sombrero. La edad dorada del pinball físico se había terminado. Sin embargo, aún en los peores momentos de la crisis de los arcades, las máquinas más emblemáticas supieron mantener un público fiel y lo siguen haciendo en menor escala al día de hoy.

Junto con la caída de la industria del arcade y su eventual transición hacia el formato digital, los titulares de las licencias de pinball comenzaron a trabajar para transformarse en videojuegos. La digitalización de mesas era un trabajo arduo que requería de varias máquinas reales y una dedicación absoluta, pero lo más difícil era conseguir emular la experiencia en un motor de física realista. Hay una distancia atroz entre un videojuego de pinball y una mesa de pinball digitalizada, en especial porque la propuesta de juego está concebida con otro objetivo en mente. Ya no hace falta retener al jugador y el hecho de contar con créditos ilimitados en parte condiciona la propuesta, trivializando al extremo las recompensas del juego y dejando que el espíritu competitivo haga todo el trabajo.

Pinball machines are seen at the Athens Pinball Museum in Athens, Greece March 2, 2019. Picture taken March 2, 2019. REUTERS/Costas Baltas
Pinball machines are seen at the Athens Pinball Museum in Athens, Greece March 2, 2019. Picture taken March 2, 2019. REUTERS/Costas Baltas

La mejor experiencia de pinball digital con mesas digitalizadas la tuvimos con The Pinball Arcade, de Farsight Studios, que lanzó su plataforma en 2012 en todas las consolas de la generación y en PC. En su mejor momento consiguieron financiar el desarrollo de mesas emblemáticas como Terminator 2, Fishtales y las mejores mesas de Gottlieb, Stern, Bally y Williams. Sin embargo, en 2018 perdieron las licencias y la posibilidad de seguir vendiendo la mayor parte de las mesas. Hoy en día, todos los que no llegaron a comprarlas tienen una segunda oportunidad de la mano de Pinball FX de Zen Studios. Pueden descargar la versión base gratis e ir probando y comprando las mesas que más les gusten. Los puristas deberían mantenerse lejos de las producciones originales, que son generalmente caricaturas o reimaginaciones de lo que alguna vez fue una gran actividad recreacional. Sin embargo, puede ser una buena puerta de entrada para el público en general y un digno paso previo a sumergirse en las aguas de las mesas reales digitalizadas.

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