REVIEW | Inmaculada: un festival gore con Sydney Sweeney

Desde El Bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968), El exorcismo de Emily Rose (The Exorcism of Emily Rose, 2005) y otras tantas películas del género, la religión y el horror son un combo que siempre funciona. Un convento antiguo y remoto es la locación perfecta para escenarios en donde los personajes no encuentran la salida y las paredes esconden años de historias que giran en torno al sacrificio y la culpa.

En Inmaculada (Immaculate), Cecilia (Sydney Sweeney) es una joven e inocente novicia estadounidense que viaja a Italia para convertirse en monja, después de haber sido contactada por un cura carismático y comprador interpretado por Alvaro Morte (La Casa De Papel). De a poco, nuestra protagonista descubrirá junto al espectador que ella forma parte de un plan macabro que busca restaurar la fe de la gente en la iglesia.

Con algunas similitudes con la reciente La primera profecía (The First Omen, la precuela sobre el nacimiento del anticristo), Inmaculada también elige poner el foco en el body horror, este subgénero que nos muestra los terrores que puede experimentar el cuerpo humano.

El realizador Michael Mohan (que también dirigió a Sweeney en The Voyeurs) toma varias decisiones inteligentes, y una de ellas es utilizar la barrera del idioma que se presenta como el primer obstáculo y uno de los motivos que aíslan a la víctima del resto.

Sin ser un festival de sangre descontrolado, Inmaculada es violenta cuando necesita serlo y lo hace de una manera funcional a la trama. No escatima en detalles de uñas ensangrentadas, cabezas descuartizadas y animales despellejados.

Uno de los problemas más grandes que tiene el género es que muchas veces nos molestan las decisiones que toman sus protagonistas: ¿Por qué bajar a un sótano oscuro a las tres de la mañana después de escuchar un sonido extraño? En general, esto es una consecuencia de un problema de guion que necesita que sus personajes hagan determinadas acciones para que aparezca un conflicto a resolver.

En este caso, Cecilia se maneja de un modo coherente: cuando aparecen las primeras señales de alarma reacciona y cuando necesita pedir ayuda lo intenta. Esto hace que empaticemos con su recorrido y con todo lo que le sucede, algo esencial para poder experimentar el horror y la desesperación in crescendo desde su punto de vista.

Lo más criticable del film es la aparición de un villano que no logra estar a tono con el resto de la obra de Michael Mohan y que a diferencia de la astucia y lo innovador que destacamos en Cecilia, toma pésimas decisiones y cae en todos los clichés habidos y por haber.

El último trabajo de la actriz en la pantalla grande fue con la exitosa comedia romántica Con todos menos contigo (Anyone But You, 2023), así que es interesante verla en un registro tan diferente. De a poco, la actriz que dio sus primeros pasos en un pequeño rol en The Handmaids Tale y que terminó de hacerse conocida en Euphoria, acaba de estrenar una película que quizás sea una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha.

Es que Sydney, también productora de sus últimos proyectos, entiende cómo funciona la industria y conoce sus propias virtudes y limitaciones, así que en Inmaculada, elige un papel que le permite que la gente la vea en nuevas facetas alejadas de su imagen establecida de femme fatal.

En conclusión, Inmaculada se mantiene dentro de una narrativa del terror más clásico pero busca alejarse de las tramas ultra explotadas de exorcismos y posesiones demoníacas y encuentra una salida que se aferra a giros de la trama (algunos más inesperados que otros) y a la transformación de una protagonista en un viaje lleno de pesadillas que cuando termine, la va a convertir en la persona más atea de todas.

7

Horror y oscura religiónSidney Sweeney se consagra como la reina del grito en un film que con un presupuesto acotado de 9 millones de dólares ya recaudó tres veces ese número.

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Cine