Hace casi 20 años, se reestrenó una de las series más clásicas de la BBC, el histórico canal público de la televisión británica. Con la intención de atraer a nuevas audiencias, la serie original de 1963 volvió en 2005 con un elenco renovado, pero la misma premisa: un alien de dos corazones que viaja en el tiempo y el espacio con su nave, acompañado de una intrépida humana que se suma a sus aventuras.
¿La clave de su continuidad? Una brillante idea que tuvieron los creadores en la cuarta temporada de la serie original, cuando el actor principal estaba envejeciendo y no podía seguir filmado. A partir de aquel momento, el protagonista tendría la capacidad de regenerarse, tomando la apariencia del próximo actor en interpretarlo. Con esta premisa, la serie se extendió hasta 1989, y en 1996 se estrenó una película para televisión con la intención de acercar la historia a la audiencia norteamericana.
Pero no fue hasta 2005 que la idea de un reboot se materializó en la televisión británica y, desde entonces, Doctor Who se emite continuamente, llegando a públicos de todo el mundo. Lo hizo de la mano del showrunner Russell T Davies, creador de otras exitosas series como Queer as Folk (2000-2005) y la miniserie distópica Years and Years (2019). Después de diez exitosas temporadas, se anunció que la serie volvería a iniciar para su septuagésimo aniversario.
Con tres episodios especiales de transición y un especial de Navidad donde conocimos al nuevo Doctor (Ncutti Gatwa, de Sex Education) y su acompañante (Millie Gibson), la serie dio inicio a su nueva era. El detalle para nada menor es que lo hizo bajo el ala de Disney, por primera vez en su historia, y con estreno simultáneo en todo el mundo a través de la plataforma de streaming Disney+. Esta nueva temporada está considerada como la primera de la nueva era y recapitula la historia para que cualquiera pueda entenderla.
Así, durante los primeros episodios, el Doctor explica su origen a su nueva acompañante y demuestra sus motivaciones en una serie de actos heroicos, que dejan en claro qué tipo de personaje es. Sin embargo, debajo de esa apariencia joven y entusiasta, se esconde un pasado trágico de más de mil años y la necesidad de encontrar un nuevo sentido de pertenencia. Esta búsqueda lo lleva a forjar un fuerte vínculo con Ruby Sunday, la joven que se suma a sus aventuras.
Ruby fue abandonada en misteriosas circunstancias en la puerta de una iglesia cuando era una recién nacida, y ese misterio sobre su identidad es uno de los hilos conductores que va a atravesar toda la temporada. También su conexión con la música, un guiño que está presente desde su mismo nombre, y que dará lugar a momentos memorables a lo largo de estos primeros cuatro episodios que conforman la mitad de la temporada.
En el primero, Ruby y el Doctor viajan al futuro y se encuentran con una nave espacial aparentemente abandonada que orbita la tierra. Es un episodio bizarro y divertido, que apela a la esencia de los orígenes de Doctor Who como serie infantil y tiene una resolución de cuento de hadas. Sin embargo, el segundo episodio ya empieza a complejizar la trama general de la temporada, con la aparición de un nuevo villano que no responde a ninguna de las reglas conocidas por el Doctor.
Con un viaje al pasado, ambientación de época y el homenaje a una de las bandas más famosas de Inglaterra y el mundo, el segundo episodio nos adentra en un mundo de fantasía y misterio, con fuertes dosis de musical. El tercer episodio, en cambio, es un regreso a las bases de la era moderna de Doctor Who, con una historia de ciencia ficción ambientada en un futuro apocalíptico con algoritmos malignos, ejércitos religiosos y enemigos invisibles. La marca del guionista Stephen Moffat (Sherlock, Dracula) está más presente que nunca.
En el cuarto episodio, que se emitió la semana pasada, nos adentramos en un misterio de corte sobrenatural. “73 Yards” es una historia con un tono sombrío y fantasmal, casi de horror, que encuentra a Ruby enfrentando un destino inesperado, prácticamente sola contra el mundo. La aparición de un viejo personaje del panteón whovian no hace más que confirmar que el tono de la serie está mutando hacia algo nuevo. Donde antes siempre había explicaciones científicas y resoluciones lógicas, ahora solo hay más misterios.
Si bien cada uno de estos episodios se sostiene por sí mismo y es casi una historia autoconclusiva, fiel al estilo antológico de Doctor Who, el conflicto que atraviesa toda la temporada tiene la fuerza suficiente como para atraparnos semana a semana, con la promesa de una resolución al final del octavo episodio. Y el potencial de brindarnos aventuras de todos los géneros, ya sea que estés viendo la serie por primera vez o que seas un whovian de la vieja escuela.