Nintendo: manteniendo la esencia del gaming durante décadas

El gigante japonés guarda el secreto del éxito en el corazón de millones de jugadores, a la vista de todos, pero replicarlo requeriría un riesgo que ninguna compañía estaría dispuesta a correr

Super Mario RPG | Programadores: Nintendo, Intelligent Systems, Squaresoft, ArtePiazza | Distribuidores: Nintendo, Squaresoft, Nintendo of America, Nintendo of Europe GmbH |

Nintendo supo ser sinónimo de gaming y, a pesar del paso del tiempo y los cambios de paradigma en los últimos 30 años, lo sigue siendo. En el camino surgieron grandes competidoras que crearon nuevas formas de jugar, ampliando la oferta y llevando nuestro medio de entretenimiento favorito a todos los tipos de público. Mientras Nintendo avanzaba a paso firme dentro de su propia noción de “videojuego”, la industria se transformaba en algo diferente según el punto de vista de cada quien. Desde juguete hasta centro de entretenimiento, de pasatiempo a deporte electrónico y de actividad individual a fenómeno social. La industria va mutando con los tiempos que corren, es maleable, se suma a las modas y se adapta a los gustos de la mayoría; en el otro extremo está Nintendo y su éxito arrasador.

El hecho de tener las franquicias más reconocibles y exitosas de la industria no garantizan el éxito de Nintendo, por el contrario, invitan un escrutinio feroz en cada entrega. Aún así, el gigante japonés suele sorprendernos año tras año. La crítica más común, la que realizan aquellos que miran el fenómeno desde afuera o se regocijan en la simple chicana, acusa a sus juegos de repetirse continuamente y evitar la innovación. La realidad es que suelen jugar con sus propias reglas, a un ritmo diferente y siempre se las han arreglado para estar un paso adelante del resto de las grandes compañías de la industria. ¿Cómo hace Nintendo para vender millones de copias, generar ingresos récord año tras año y mantenerse a la vanguardia?

Kirby and the Forgotten Land, de Nintendo.

Lo más importante que tiene la empresa creadora de Mario es su forma de entender el gaming. Hay una serie de características que todos sus títulos comparten cuyos orígenes pueden rastrearse hasta al legendario, aunque venido a menos, “Sello de Calidad” con el que marcaban ciertos títulos en los noventa. Atari se fundió por publicar y vender cualquier desarrollo, por más horrible que sea, en el esfuerzo por exprimir la billetera de la audiencia más salvaje de la historia. Nintendo revirtió la situación brindándole confianza a los consumidores, vendiendo la certeza de que valía la pena invertir su dinero en los videojuegos que publicaban. Así, a fuerza de grandes lanzamientos y en un largo período de tiempo, se encargaron de crear un ambiente fértil para que cientos de competidores se animen a volver al ruedo.

Eventualmente, Sega y PlayStation lograrían competirle de igual a igual. El éxito de Nintendo no se basa en haber “ganado” cada generación de consolas, de hecho la única “guerra” en la cual participó fue por el dominio del mercado de 16 bits con Sega. El resto de sus consolas persiguieron un fin particular, con la mirada puesta en la innovación, sin perder de vista la esencia de sus juegos. La búsqueda de nuevas formas de jugar nunca se interpuso entre el jugador y el costado lúdico de sus lanzamientos, por eso es que la totalidad de la audiencia es un cliente potencial para “La gran N”. No importa si estamos analizando un título de SNES, Nintendo 64, Nintendo GameCube o cualquiera de sus portátiles, si lleva la marca de Nintendo estamos frente a una experiencia cuidada e ideada para divertir.

Metroid Prime, de Nintendo.

Así como Super Mario Bros. te enseña todas las reglas del juego en el primer nivel, como si fuera una suerte de tutorial concentrado antes de la existencia de los tutoriales en el gaming, cada uno de sus juegos está diseñado con un criterio en particular. Si prestamos atención a los detalles, veremos que los primeros niveles siguen sentando las bases de la aventura y no recaen en tutoriales extensos ni en cientos de carteles sueltos por el mundo para educarnos. Los controles son accesibles, los movimientos especiales intuitivos y se trabaja la comunicación desde todos los frentes, no solo el escrito o hablado, sino también desde lo visual y auditivo.

The Legend of Zelda: Breath of the Wild es una obra maestra porque redefinió el concepto de aventura de mundo abierto, pero esa construcción de Hyrule se hizo a fuerza de pequeños sonidos únicos que se transformaron en referentes. De ofrecer situaciones emergentes y soluciones provenientes de nuestra imaginación, con un motor de física realista que cualquier otro desarrollador podría haber usado pero al parecer no se les habría ocurrido. Nintendo no va a ponernos un árbol de habilidades con cincuenta opciones intercambiables, va a elegir ocho y a mostrarnos cuán versátiles son a lo largo de 50 horas de juego, menos es más, todo lo demás queda en segundo plano en favor a la diversión más pura.

Super Smash Bros. Ultimate, de Nintendo.

Con cada lanzamiento de hardware, Nintendo supo buscar un nuevo rumbo. Con los tropiezos de la Virtual Boy aprendieron a hacer una consola maravillosa de la talla de la Nintendo 3DS. Nintendo Wii U fue la predecesora de Nintendo Switch, un mal paso que se aprovechó para crear una de las consolas más exitosas de la historia. En lugar de subirse a los titulares y competir en la discusión de “a ver quién tiene más Teraflops” se dedicó a ofrecer nuevas formas de jugar y, en simultáneo, a ofrecer juegos originales y exclusivos para alimentar su catálogo. Esos juegos que siguen enfocándose en la diversión, sin caer en contenidos de sexo o violencia extrema, cuidando a sus personajes clásicos con recelo y manteniéndose en la cima de cada género que toca. ¿Conocen algún plataformero mejor que los últimos Mario? ¿Un juego de carreritas que le haga sombra al último Mario Kart? ¿Una aventura de mundo abierto que pueda generar lo mismo que los últimos Zelda? Hay imitadores, juegos inspirados muy decentes y varios que aprendieron la lección a la perfección, pero ninguno puede igualar la sensación de estar empezando un juego original de Nintendo.

No importa si la nueva consola tiene el poder de procesamiento de una tablet. Importa que la última “tablet” de Nintendo inspiró a Valve a sacar su propia portátil imitando su diseño, todo lo demás son pataleos infantiles. No importa si el último Zelda no corre a 30 fotogramas constantes, sino que estableció un nuevo estándar para los juegos de mundo abierto. Mientras otros estudios están afrontando costos de desarrollo increíbles para generar apartados técnicos fotorrealistas, Nintendo programa juegos originales, únicos y divertidos que podrían correr en cualquier celular moderno. ¿Costos de producción de hardware? Bien, gracias. Si pudiéramos ver los documentos clasificados de Sony, Microsoft, Valve y Nintendo y comparar los márgenes de ganancia de cada unidad de hardware vendido, entenderíamos por qué “la guerra de las consolas” nunca volverá a tener al gigante japonés como protagonista. Nintendo juega en otra liga, la de la posteridad, con franquicias que no corren el riesgo de morir tras una o dos malas entregas porque aún el lanzamiento más decepcionante cumple con un estándar de calidad altísimo.

Mario Kart 8 Deluxe | Nintendo

La esencia del gaming solía ser mantenernos jugando simplemente por la diversión en sí. Antes del miedo a quedarnos afuera del discurso social, mucho antes del juego en línea, de la necesidad de competir y colocarnos por encima de cientos de miles de jugadores anónimos. Allá cuando jugar en cooperativo era invitar a un amigo a merendar y tratar de pasar un mundo de Super Mario Bros. 3 o disputar un partidito al International Superstar Soccer Deluxe y no repetir treinta veces una batalla en un juego online para conseguir un arma rara que terminará indefectiblemente en la bóveda de tu usuario.

Antes de todo eso, jugábamos para divertirnos y esa esencia es la columna vertebral de Nintendo. Hacer juegos que se entiendan más allá de la barrera del idioma, con sonidos característicos y bandas de sonido simples e inolvidables. Cuando la intención es divertir, y los juegos son excelentes, el hardware es simplemente un medio para transmitir el mensaje. Para jugar lo de siempre y aplaudir los espejitos de colores, tenemos al resto de la industria.