El cine permite el vuelo indiscriminado de la imaginación. El poder de las historias traza una línea única dependiendo de cada guionista y cada director. Los límites los pone cada realizador, esperando que el espectador se amolde a su particular visión. Es difícil, entonces, conceptualizar desde las métricas de “lo mejor” y “lo peor”: siendo algo tan subjetivo, la objetividad se pierde en el gusto personal y solo queda la obra en su propia construcción. La acción, el terror, incluso el drama y el romance, han sabido nutrirse de la ciencia para contar diferentes historias. Casi sin pensarlo, como si fuese una declaración sin demasiado peso, al abrazar las características de la ciencia o de la tecnología como parte de su creación, el género de la ciencia ficción asoma latente.
La ciencia ficción, cómo otros géneros donde la imaginación puede volar sin restricciones, abarca varios “subgéneros”, por así decirles, que tienen que ver con la temática de la historia. Por la propia concepción del género raíz, la tecnología y la ciencia siempre son parte de la construcción de sus narrativas, de forma directa o indirecta. En el cine, como en la literatura y otras artes, la ciencia ficción tuvo, desde el comienzo de la era del celuloide, una importancia muy determinante para explorar temas de actualidad e incluso, como una premonición hacia el futuro. Temas que escapan la comprensión humana, deseos o fantasías de nuestra propia existencia, o incluso, teorías sin sentido alguno que, gracias a la magia del cine, se vuelven reales.
Estamos frente a un género difícil de catalogar, porque hay tantos tropos que lo atraviesan que incluso Alien (1979) no solo es una película de alienígenas, sino que es catalogada también como terror, obviamente ciencia ficción, por qué no una monster movie, o incluso un slasher, si vamos a la definición más técnica del asunto. Lo bueno de todo esto, es que todo queda en la mente del que genera la obra, por más absurda que su visión pueda ser. Eso hace que, como dijimos antes, no existan límites ni realidades absolutas. La pregunta es: ¿todo esta libertad sigue vigente cuando tomamos a la ciencia y sus estudios como parte de la construcción de un guión?
Ciencia, cine, y ciencia ficción
Pero estamos acá para hablar de ciencia y su implicancia en el cine, en un principio como parte de la ciencia ficción para potenciar sus virtudes. Tenemos grandes exponentes que, aferrándose conceptualmente a ideas que la ciencia baraja como hipótesis, suelen construir su propio mundo. Un mundo que como espectadores aceptamos sin cuestionar, porque el eje real de la película está en el entretenimiento, y no es su fidelidad científica. En la acción y no tanto en sus paradojas.
Son películas que se adaptan a la complejidad retórica, pero optan por poner el foco en los aspectos que se acercan más al concepto de entretenimiento. En este caso, podemos mencionar algunos ejemplos tácitos como los complejos azotes espacio-temporales de The Terminator (1984) o Terminator 2: Judgment Day (1991); Looper (2012), sin poder olvidar la divertidísima Back to The Future (1985), que incluso intenta explicar esto de forma didáctica aunque científicamente criticada. La ficción por sobre la ciencia, entendiendo que es parte de la industria del entretenimiento.
Simulaciones y la memoria como propiedad
La ciencia ficción ha llegado a extremos que, de la mano de la ciencia, se ha atrevido a cuestionar la propia realidad. ¿Qué tal si todo lo que vivimos es una simulación? ¿Qué pasaría si nuestra vida estuviese siendo observada por un ente supremo que juzga y critica? ¿Qué pasaría si mis recuerdos no fuesen mis recuerdos? Preguntas como estas y otras de carácter más psicológico y filosófico se fueron dando en la vida real y, obviamente, en el cine.
Con grandes reminiscencias a 1984, la obra de George Orwell, Brazil (1985) maneja una idea similar a la de Equilibrium (2002), con un gobierno de tecnología avanzada que controla a su población. En extremos bien opuestos, Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004) y Total Recall (1990) se mueven en el apartado de la ciencia como recipiente para manipular recuerdos y, dando paso al aspecto filosófico de la ciencia ficción, tenemos al clásico Stalker (1979).
Crítica social, despersonalización y existencialismo
Esta última película abre un nuevo capítulo en esta nota, que tiene que ver con la ciencia ficción existencial y esas películas que, mediante la ciencia, intentan abordar temas que llevan al espectador a un grado más elevado de atención. Ya no estamos frente a Jurassic Park (1993), que se apropia del tema de la clonación de especies y crea un exponente sumamente divertido con efectos especiales que revolucionaron la industria. De nuevo, la ficción del entretenimiento por sobre la ciencia.
Acá, la ciencia ficción agarra fuerte entre sus manos a la ciencia más compleja, la mezcla con la filosofía más humanitaria, y crea varios exponentes que terminan pareciendo más una intrincada crítica social que otra cosa, ya que si bien la ciencia está presente, queda relegada por los hechos puntuales que apuntan hacia los límites de la realidad, donde el placer, la carne, la culpa, las emociones e incluso los sentimientos, quedan expuestos . En este apartado, podemos nombrar películas como Gattaca (1997), Existenz (1999), Donnie Darko (2001), 12 Monkeys (1995) o High Life (2018).
Paradojas de nuestra propia dualidad
En un mundo donde la ciencia se maneja entre teorías, hipótesis (como ya dijimos) e incluso paradojas, el resultado de jugar con este último concepto ha tenido resultados impresionantes gracias a la posibilidad de agregar una vuelta de tuerca final que, justamente, sea parte de una paradoja. Este planteo teórico que logran hacer algunos autores de ficción tiene por condición hacerle creer al espectador que la realidad que se comienza a contar es lo que es, sin agujeros argumentales ni detalles al aire donde la duda pueda aparecer.
El factor sorpresa es el líder de estos exponentes, donde nos podemos encontrar con producciones de la talla de Predestination (2014), Coherence (2013) o Triangle (2009). En este punto, alguien podría levantar la mano y decir que los viajes en el tiempo también corresponden a paradojas, y tendrían razón. La diferencia es que, las películas que usamos como ejemplo de viajes en el tiempo tienen su énfasis en la diversión y en el entretenimiento, y no en la paradoja en sí. Rozando estas premisas, sin ser parte del mismo grupo, podríamos dejar a la poco valorada película Argentina llamada Moebius (1996).
La ciencia rompiendo las fronteras de la propia realidad
Todo esto nos lleva hacia un rincón más especial aún de la comunión entre ciencia ficción y ciencia. Quizás haya pocos exponentes, pero son aquellos que van más allá de todos los ejemplos que puse anteriormente. Van más allá de las teorías, hipótesis y paradojas. Van más allá del existencialismo y la filosofía. Son esas películas donde la imagen no importa tanto, y podrían funcionar tranquilamente como audiolibros, podcasts e incluso radionovelas, porque no hay imágenes posibles de ejemplificar o graficar lo que tienen para contar.
Son películas que no solo cuestionan la propia realidad, sino que generan un quiebre sustancial en nuestro sistema de creencias porque lo que exponen es tan real y al mismo tiempo tan irreal, que la propia película genera una paradoja de si misma. ¿Las cosas pasan porque tienen que pasar o terminan pasando porque algo las condujo? ¿Existe la casualidad o todo es causalidad? En este acotado grupo, podríamos poner películas como Primer (2004) o Pi (1998), aunque si nos despejamos un poco de la tecnología y la ciencia, también podríamos encontrar a Upstream Color (2013), The jacket (2005) o The Machinist (2004).
La complejidad humana en la Inteligencia Artificial
Imposible continuar sin hablar de una problemática tan actual como la Inteligencia Artificial. Sí, problemática para muchos, el futuro para otros. Un tema muy de moda que levanta polvo desde hace poco tiempo, pero algo vigente en la propia ciencia desde hace décadas. Ya la nombramos anteriormente, pero no olvidemos que todo el eje de la guerra entre humanos y robots en la saga Terminator, comienza por una Inteligencia Artificial. Es ambiguo entonces, decir que es una temática actual, pero sí es moderna su discusión social.
La Revolución Industrial supuso estragos en ciertos rubros pero al mismo tiempo abrió otras posibilidades de mercado. ¿Por qué siempre que hablamos de Inteligencia Artificial ponemos el foco en lo laboral? Tanto Ex_Machina (2015), como A.I. Artificial Intelligence (2001) y Her (2013) tienen su foco en lo emocional, y es una mirada completamente válida, que genera disrupción. M3gan (2022), Tau (2018) y el clásico de clásicos 2001: A Space Odyssey (1968) abordan una misma temática, pero con otra mirada, mucho más “mental” que emocional, por así decirlo. ¿No las viste? Te invito a hacerlo, lejos estamos de dar algún spoiler, pero seguramente alguna de toda esta lista te vas a llevar.
Cuando las historias y la veracidad científica se dan la mano en búsqueda de una palpable realidad
Ahora bien. ¿Qué pasa cuando una película busca ser científicamente fiel para que no existan espacios en blanco en su propuesta y puedan volar sobre bases sólidas? Renombrados científicos, matemáticos, físicos, trabajando a la par con guionistas, productores y directores. La búsqueda por separarse del resto mediante la veracidad dio comienzo a una ola de películas que quieren construir desde lo real, no desde lo anecdótico. Lejos quedaron los años 80s, donde unos niños podían construir una nave espacial o una máquina para crear humanos sin ningún sustento científico.
Hay películas que si bien pertenecen a la ciencia ficción, también buscan abrazar la realidad desde un punto constructivo, incluso didáctico e instructivo muchas veces. Y en ese instante es donde la ciencia ficción abre sus puertas a otros géneros. Donde la ciencia ficción acepta que ya no hay ficción y deja su lugar solo a la ciencia. ¿Habrá sido la obsesión con los detalles de Christopher Nolan quién impulsó esta movida? Es difícil de saber. Es complejo de decir. Solo sirve ir a los ejemplos y entender cuál es la mirada sobre la ciencia en el séptimo arte:
Oppenheimer (2023)
Durante la Segunda Guerra Mundial, el teniente general Leslie Groves (Matt Damon) designa al físico J. Robert Oppenheimer (Cillian Murphy) para un grupo de trabajo que está desarrollando el Proyecto Manhattan, cuyo objetivo consiste en fabricar la primera bomba atómica. Según lo expresado por el propio Christopher Nolan, creador y director de este film ganador del Oscar, es una película que despierta la reflexión sobre el legado y las consecuencias de las acciones de un hombre que moldeó el mundo en que vivimos.
Einstein y Eddington (Einstein and Eddington, 2008)
Película original de HBO que narra la colaboración entre el científico Albert Einstein (Andy Serkis) y el astrónomo británico Arthur Eddington (David Tennant) en la formulación de la teoría de la relatividad durante los tumultuosos tiempos de la Primera Guerra Mundial.
Interstellar (Interestelar, 2014)
Otra vez Christopher Nolan, en una obra de ciencia ficción que incluye en su trama algunos conocimientos sobre astrofísica y agujeros negros. El director recibió el asesoramiento del premio Nobel de la Física, Kip Thorne, junto a otros científicos, para realizar el filme.
El código enigma (The Imitation Game, 2014)
La película sigue al genio matemático y pionero científico Alan Turing (interpretado por Benedict Cumberbatch), quien logra descifrar los códigos emitidos por la Alemania nazi, contribuyendo a la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Dirigida por Morten Tyldum.
Una creación del señor (Something the Lord Made, 2004)
Esta película original de HBO basada en hechos reales, presenta a dos hombres, uno de ellos un adinerado jefe de cirugía y el otro un técnico de laboratorio, quienes logran un avance médico monumental. Ambientada en la Baltimore de los años 40, el Dr. Alfred Blalock (Alan Rickman) y el técnico Vivien Thomas (Mos Def) forman un equipo que inventa un nuevo campo de la medicina, salvando miles de vidas en el proceso, con el tratamiento del síndrome de los bebés azules.
Chernobyl (2019)
Chernobyl se aleja del concepto “películas” que veníamos manteniendo, pero sirve para ejemplificar la búsqueda por el verosímil. Se trata de una miniserie de 5 episodios coproducida entre Sky y HBO. En abril de 1986, la planta nuclear Chernobyl en Ucrania sufrió una explosión masiva que liberó material radiactivo en Bielorusia, Rusia y Ucrania, así como Escandinavia y el Oeste de Europa. Valery Legasov, interpretado por Jared Harris, fue un físico nuclear soviético, miembro del equipo de respuesta, y uno de los primeros en entender la magnitud sin precedentes de lo que había ocurrido.