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X-Men ‘97 - Episodio 6
Los fans de Marvel no hablaron de otra cosa durante toda la semana: el episodio 5 de X-Men ‘97 (2024-) demostró que la serie animada llegó para cambiar las reglas del juego. Con una carga dramática pocas veces antes vista en el Universo Cinematográfico de Marvel -quizás más precisamente en películas como las últimas de Avengers y la serie de WandaVision-, la historia apostó por el melodrama romántico y la tragedia heroica de gran calibre, recordando a episodios de grandes dramas televisivos que juegan esa carta antes del gran final.
Además, hubo conexiones impensadas con otra serie del UCM y se anunciaron cameos que pueden llegar a cambiarlo todo, conectando el universo animado con el live action. Pero no nos adelantemos, porque en este episodio también hay mucho para analizar y grandes giros argumentales que avanzan la trama a paso acelerado. Una de las principales características de esta serie es precisamente el ritmo vertiginoso con el que ocurre todo: hay mucho para contar y tiene que entrar en seis episodios.
Promediando la temporada, se movieron las piezas en el tablero para la gran jugada final. Pero, al perder a dos de sus grandes jugadores, se reveló el gambito -disculpen el cruel juego de palabras- para recuperar la ventaja, o al menos nivelar las oportunidades de cada bando.
Para sorpresa de nadie -porque ya se había visto en la secuencia de intro y se intuía por el ambiguo final de la serie original de X-Men (1992-1997)-, este episodio confirmó que el Profesor Xavier se encontraba sano y salvo en una galaxia lejana. Y no solo eso, sino enamorado y a punto de contraer nupcias con la poderosa gobernante de ese reino alienígena.
Con una secuencia de apertura de batalla intergaláctica, que recupera a un grupo de personajes de la serie original y los enfrenta en una pelea cuerpo a cuerpo contra los ya conocidos Kree, el episodio nos presenta al imperio Shi’Ar y sus variopintos integrantes. Ronan el Acusador queda reducido ante la brutal fuerza de Deathbird y sus compañeros, mostrándonos que estamos frente a una amenaza poderosa, incluso para algunos de los personajes más temidos del universo Marvel.
Sin embargo, la acción es interrumpida por un mensaje protocolar: Lilandra, hermana de Deathbird y gobernante del imperio, anuncia su casamiento con un ser proveniente de otro mundo, quien es nada más y nada menos que el mismísimo Charles Xavier. Tras salvarle la vida con su avanzada tecnología y considerando que ya les había enseñado a sus alumnos todo lo que había por aprender, el profesor decide instalarse en la capital del imperio y contraer nupcias con su amada.
Pero la corte Shi’Ar no aceptará tan fácilmente que un humano -menos aún un mutante- ocupe el trono y lo desafían a una tarea imposible para poner a prueba su lealtad. Las dudas de Charles tienen su correlato en la Tierra, con la historia de Tormenta que retoma el gancho del cuarto episodio. La poderosa mutante se enfrenta a un enemigo que se alimenta de sus más grandes miedos, revelando que el temor al rechazo y el odio de los humanos fue lo que posibilitó que el arma de Forge le quitara sus poderes de manera permanente.
Así, el episodio se bifurca en dos escenas espejo, igualmente poderosas. Por un lado, una “sesión de terapia” en la que Ororo debe enfrentar a sus demonios para poder superar el miedo que la paraliza y recuperar sus poderes. Por el otro, una clase (con pupitres y todo) en la que el profesor Xavier hace lo que mejor sabe hacer: impartir una lección a sus alumnos. Filosofía, ética y psicología se despliegan en un habilidoso guion de apenas minutos, para describir a una civilización entera y los ideales que mueven a nuestros X-Men.
Sin embargo, las revelaciones de ambos personajes son interrumpidas por la noticia de la tragedia en Genosha y la comprensión de su magnitud. Al menos, ambos están preparados para volver a reunirse con sus X-Men y luchar contra el gran enemigo final, que se revela en la última secuencia del episodio. Pero antes del gran evento final de tres capítulos que viene anunciando Disney, habrá un episodio más para desarrollar el que quizás sea uno de los arcos más interesantes de la temporada: el de Scott Summers, aka Cíclope.