El debut cinematográfico de Moritz Mohr en Contra todos (Boy Kills World) de 2024, presenta un festival de acción desenfrenada, coreografías de combate, violencia, sangre y un singular sentido del humor. La película cuenta con Bill Skarsgård (It) como protagonista personificando a Boy y Sam Raimi como productor.
Boy, tras una tragedia familiar, buscará venganza contra Hilda van der Koy (Famke Janssen de X-Men), matriarca de una familia que controla a toda la población y el Estado. Un enigmático chamán (Yayan Ruhian de John Wick 3: Parabellum) lo rescatará y entrenará para convertirlo en un instrumento de venganza con un solo objetivo: eliminar a Hilda y así hacer justicia por mano propia.
La película presenta su historia como una versión alterada de Los juegos del hambre (The Hunger Games), donde una vez al año se eligen a personas para un sacrificio, pero llevado al extremo entre la adrenalina y el humor absurdo.
Los fanáticos de los videojuegos reconocerán fácilmente al género beat ‘em up, al cual hace referencia la película en su narrativa como también explícitamente lo manifiesta el personaje principal en muchos de sus pensamientos y respuestas. En el film, Boy enfrenta a oponentes con lo que tenga al alcance de su mano: armas de fuego, cuchillos, sus puños y hasta utensilios de cocina.
A su vez, no está solo, ya que siempre está acompañado por Basho (Andrew Koji de Bullet Train), Benny (Isaiah Mustafa de It: capítulo dos) o Mina, su hermana pequeña.
Son muchas las referencias a este género como también a los juegos de pelea y a Mortal Kombat en especial, con frases características que sacarán más de una sonrisa al espectador. Boy forja su comportamiento y perspectiva a partir de las alegorías de un juego al estilo Double Dragon. Esto ocurre porque él se aferra al recuerdo más feliz y significativo de su vida: aquel momento en el que jugaba en un local de videojuegos junto a su hermana siendo muy chicos.
En la dirección, Moritz Mohr tomó el desafío de utilizar a un personaje principal sordo mudo, utilizando al actor de doblaje Henry Jon Benjamin (Archer) para ponerle voz a los pensamientos y ocurrencias de Boy, los cuales se encargan de narrar gran parte del film. De esta manera, Bill Skarsgård mediante expresiones y gestos se comunica con los demás, casi sin utilizar el lenguaje de señas. Sin embargo, lo más importante de su actuación está relacionado a la performance física y atlética que necesitó para su personaje.
Además, el film cuenta con un elenco de actores secundarios reconocidos en la industria del cine y las series, como Jessica Rothe (Feliz día de tu muerte), Sharlto Copley (Distrito 9), Samara Weaving (The Babysitter: Killer Queen), Brett Gelman (Stranger Things) y Cameron Crovetti (The Boys).
La película cuenta con el respaldo de Sam Raimi y Roy Lee en la producción. El director de la trilogía de Spider-Man con Tobey Maguire como protagonista, participó en este rol en muchas otras películas, como No respires (Don’t Breathe), bajo la dirección del uruguayo Federico Álvarez. Dado el tono y la estética del largometraje, está más que claro por qué Raimi participó y aportó desde su experiencia a este debut en la gran pantalla de Moritz Mohr.
Contra todos es un film centrado casi exclusivamente en sus coreografías de combate, siendo emocionantes y hasta confusas con tantas cosas que ocurren en pantalla. La espectacularidad de las secuencias de acción con sangre por doquier, cámara lenta y artes marciales es la carta de presentación del director frente a la audiencia.
El punto está en el gran uso de la imaginación para utilizar distintos entornos donde Skarsgård acaba y machaca centenares de enemigos sin dudar. Además, parte de su esencia se basa también en huesos quebrados, puñadas, gritos y perforaciones que recuerdan y hacen alusión al cine clase B de terror de manera perfecta.
Sin embargo, escribiendo solamente sobre su acción, podemos entender que hablamos de una versión de John Wick llevada al extremo bajo influencias de un género clásico de videojuegos de la década de los años 80 y 90. A pesar de ello, lo que también diferencia a la producción es su particular humor negro. El tono de la película cambia con chistes, referencias y escenas delirantes.
No alcanza a ser una comedia, pero su humor es tan fuera de lugar como la descabellada mente de Boy, quien fue torturado, atormentado y criado en su preadolescencia en la selva, casi sin desarrollar habilidades sociales.
En cuanto a lo argumental, el guión de Arend Remmers y Tyler Burton Smith es lo más cuestionable del film. Más allá de la búsqueda por avanzar escenarios y presentar nuevos personajes, villanos o un jefe a vencer, el argumento no se sostiene por acciones sin respuestas ni explicaciones. A su vez, tal vez el foco de la película nunca estuvo puesto en este aspecto, a pesar de desarrollar una vuelta de tuerca en el tercer acto que puede llegar a sorprender a los espectadores.
A pesar de muchas inconsistencias narrativas, el film es un espectáculo en sí mismo con una esencia muy particular en esta mezcla de géneros.
Con una duración 115 minutos, Contra todos representa un buen desembarco de Moritz Mohr en el cine, con un estilo propio muy marcado, entre espectaculares e ingeniosas secuencias de combate, alusiones al mundo de los videojuegos, el cine clase B de terror y un sentido del humor más que especial.