Emulación, preservación de videojuegos y actualidad

Apple abre su tienda a los emuladores, Xbox apuesta por la preservación de sus juegos y Nintendo sigue con su cruzada antiemulación: ¿Qué justifica las posturas enfrentadas?

En artículos previos hemos establecido la importancia de preservar las obras dentro de la industria del gaming. Al igual que en el cine, la literatura y la música, cientos de miles de juegos se han ido perdiendo a lo largo de los años. Algunos en desastres naturales, otros por falta de interés de los dueños de las licencias, y muchísimos otros han quedado navegando las aguas turbulentas de los litigios por quiebra o la adquisición de estudios. Mientras más antigua sea la obra, mayores son las chances de que nunca podamos volver a disfrutarla. El gaming, al ser una industria relativamente nueva, todavía tiene posibilidades de tomar las medidas necesarias para que esta situación no empeore, pero para llegar a eso las grandes empresas del medio deben tomar cartas en el asunto.

Dentro de este contexto, en el que la propiedad de las copias que compramos pasó a ser una licencia de uso temporal y las copias físicas ya van quedando obsoletas, es vital seguir el minuto a minuto de la industria para anticipar si nuestro juego favorito está a punto de desaparecer. Por eso es tan importante que una empresa como Microsoft haya establecido un equipo interno dedicado exclusivamente a la preservación de sus juegos. Según la presidenta de Xbox, Sarah Bond, la función de este equipo es preparar la librería actual de títulos para evitar que cualquier tipo de cambio de paradigma ponga en riesgo el acceso a nuestro catálogo. Xbox ha tomado la retrocompatibilidad como bandera y su plataforma de consolas ofrece la mejor experiencia a la hora de reconocer tus compras históricas y jugar títulos de generaciones anteriores. Su política incluye, desde hace años, mejoras de rendimiento en los títulos retrocompatibles que van desde resoluciones mayores y tasas de frames liberadas, hasta la inclusión de HDR automático en algunos juegos.

Forza Motorsport, de Turn 10 Studios.

Por eso no sorprende el anuncio de Sarah Bond, en especial porque la comunidad da por sentado que la próxima consola de Xbox respetará este acuerdo implícito que se viene cumpliendo por más de una década. Por el lado de PlayStation, recién a partir de esta generación ha comenzado a tomar un poco más en serio el tema de la retrocompatibilidad. Por lo general no ofrece mejoras técnicas, pero si el juego en cuestión tenía un parche de rendimiento actualizado para PlayStation 4 Pro suele ejecutar directamente esta versión. Si bien es cierto que en generaciones anteriores los juegos físicos solían ser retrocompatibles, habían abandonado esta modalidad cuando descontinuaron el fantástico modelo exclusivo de PlayStation 3 y si queríamos jugar las versiones digitales de los clásicos de PlayStation y PlayStation 2 que teníamos en disco no había otra opción que volver a comprarlos. Xbox tiene en cuenta las copias físicas y si utilizamos un disco original de un juego con soporte oficial de retrocompatibilidad suele darnos una versión digital sin cargo. Sony parece estar cediendo a la presión de a poco y el acceso a sus clásicos a través de la membresía Deluxe de PlayStation Plus es un paso en la dirección correcta.

La semana pasada, la tienda de Apple actualizó los términos y condiciones y volvió a permitir la publicación de emuladores de consolas consideradas “retro”. En el documento de divulgación, la compañía liderada por Tim Cook informaba que las editoras serán responsables de que todo lo publicado cumpla las normativas vigentes. Esto significa, por ejemplo, que el ROM que estemos utilizando provenga de una copia física de nuestra propiedad, no usemos los BIOS de las consolas y ningún material que se encuentre registrado y protegido por derechos de autor. Esta medida impacta positivamente en los esfuerzos de preservación, dado que la emulación sigue siendo la única forma de acceder a ciertos juegos que llevan dos o tres décadas abandonados por los titulares de sus licencias. Tal vez resulte fácil para una empresa como Apple permitir la publicación de emuladores y lavarse las manos de las consecuencias, principalmente los efectos de la piratería. El hecho de no tener una biblioteca de juegos emulables que proteger hace que la decisión resulte más simple, sin embargo no ha demostrado interés en preservar los títulos exclusivos de Apple Arcade que van desapareciendo de la su tienda sin dejar rastros.

God of War, de Sony Santa Monica.

En el otro extremo de la situación se encuentra Nintendo, quizás la empresa con el mayor capital de juegos clásicos en su haber y una actitud voraz a la hora de enviar cartas documento. La Gran N podría relanzar tantos clásicos olvidados, juegos absolutamente exquisitos que están sepultados en consolas de hace veinte o treinta años que justificarían el lanzamiento de una consola aparte únicamente para jugarlos. Sería una movida maestra, inédita y no me cabe duda que se vendería como pan caliente. Sin embargo, en lugar de preservar ese infinito listado de glorias pasadas, publicarlos o simplemente venderlos en formato digital, parece más preocupada por perseguir judicialmente todo intento de emulación, remake o remasterización amateur. Por supuesto, está en todo su derecho, pero tampoco reconoce la problemática de la preservación y posible pérdida permanente de su porción del catálogo histórico de la industria.

La respuesta de Nintendo ha sido siempre volver a vendernos un puñado de clásicos curados en las diferentes tiendas digitales de sus consolas. Retrocompatibilidad física y limitada, pero de permitirnos usar el catálogo digital que acumulamos en Nintendo DS, Nintendo 3DS, Nintendo Wii y Nintendo Wii U nada de nada. De hecho ni siquiera tenemos acceso a volver a bajar los DLC de títulos previamente adquiridos, los “servicios online” cierran junto con las tiendas y todo lo que compramos queda al borde del abismo. De todas las grandes empresas es la que más necesita una tienda constante que atraviese toda su familia de consolas y honre las ventas pasadas, garantizando el acceso a través de los años al menos en el hardware original. Esto nos lleva a una realidad durísima, todo ese catálogo de clásicos inmortales está en manos de una compañía que no parece tener demasiado interés en que volvamos a jugarlos. Nintendo Switch Online incluye un catálogo curado de clásicos bien preservados que podríamos tomar como una señal de buena fe, pero si la nueva consola no llega con una propuesta firme respecto a la retrocompatibilidad y preservación, es muy posible que perdamos miles de juegos entre acciones legales y cartas documento.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, de Nintendo.

Está claro que no somos dueños de las copias, físicas o digitales, que compramos. Pero al menos podríamos hacer fuerza para que todas las compañías garanticen cierta forma de retrocompatibilidad. El acceso a los títulos que compramos debería estar garantizado sin importar el destino del hardware original, a través de la emulación o de la forma que elija cada empresa. Hoy en día, con consolas que son básicamente PC con una carcasa exclusiva, no quedan excusas para honrar las ventas digitales antiguas a través de un simple emulador. Hay equipos de desarrollo amateur dedicados a pulir este tipo de experiencias que han conseguido resultados fantásticos, al punto de ser contratados para el desarrollo de remasterizaciones importantísimas. Y, si al final del día lo que les preocupa es perder potenciales compradores de compilados con clásicos, sería cuestión de ofrecer una propuesta irresistible con mejoras y extras al mejor estilo Digital Eclipse. No hay duda de que se venderían igual de bien.