Lo que están a punto de leer es parte de una experiencia real dentro de Dragon’s Dogma 2. Uno de los pilares de la experiencia es su mundo abierto, enorme y repleto de misterios por descubrir. Cualquier tipo de exploración rutinaria puede transformarse en una anécdota inolvidable, digna de compartir en una reunión social, siempre y cuando nos juntemos con gente afín, claro.
Diario de viaje de un pawn son las aventuras ficcionalizadas de Desdémona, la Pawn principal de mi Arisen, durante el período de análisis y mi primera partida. El juego de Capcom puede ser tan inmersivo como difícil y, durante el acceso anticipado, todo esto se acentúa debido a que el embargo oficial impide que se publiquen consejos, guías y todo tipo de spoilers. El compromiso que generan estas complejidades se convierte en inmersión y la narrativa emergente resulta tan intoxicante como cautivadora. A partir de ahora, la palabra de Desdémona:
Servir al Arisen surge de forma natural para un pawn. Es tan simple como asumir que tenemos un deseo genuino de asistirlo o que el portal del Rift no es más que una puerta para mantener nuestra conexión con él. Mi Arisen es un guerrero intrépido de piernas incansables, feroz a la hora del combate pero con la gentileza a flor de piel cuando un ciudadano necesita ayuda. Cuando me invocó por primera vez decidió que debía aprender el uso de hechizos y encantamientos para asistirlo. Acepté mi destino y desde entonces estoy a su lado para lo que necesita. Si se cansa soy el bálsamo fresco que le devuelve la vitalidad, si cae en batalla soy la mano tendida para ayudarlo a levantarse y si me lo indica saltaría al abismo sin pensarlo dos veces. Así de fuerte es el vínculo que me une con él.
Luego de nuestro paso por Melve, un soldado reconoció la estirpe de mi amo y solicitó una reunión informal. Esto sucedió cuando mi Arisen recién había sido liberado de la cárcel y sus recuerdos aún estaban nublados. El uniformado se presentó como Edward, sus subordinados Bernard y Sean eran dos jóvenes que parecían recién salidos de la academia. Con un tono solemne nos dijo que, si realmente estaba frente al Arisen, el trono de la capital de Vernworth estaba siendo ocupado por un impostor. La condición de haber sido elegido por el Dragón era suficiente para reclamar el trono y el supuesto heredero estaba avalado por la Reina Regente. Luego de una breve conversación, Edward nos invitó a viajar juntos a la ciudad para presentarnos a su capitán. “Tal vez el viaje le ayude a recobrar la memoria, Arisen”, sugerí, y preparamos todo para viajar con la primera luz del día.
Descansar en la posada siempre trae sueños de otras realidades. Otros Arisen llaman solicitando asistencia y, como mi amo descansa, suelo tomarme la libertad de ayudar a sus pares interdimensionales. Mis aventuras me llevaron a conocer la ubicación de una serie de cuevas interconectadas, habitadas por goblins y hobgoblins, cerca de la capital de Vernworth. Además aproveché la oportunidad para familiarizarme con nuevos hechizos y conocer otros pawns. Al despertar le informé a mi Arisen sobre lo sucedido, en especial sobre dos compañeros con vocaciones diferentes cuyas habilidades aumentarían críticamente nuestras probabilidades de supervivencia. Luego del desayuno, minutos antes de partir, nos dirigimos a la Riftstone del pueblo para reclutar a dos nuevos pawns.
Lady Omelet y Luna se unieron a nuestra compañía, a cambio de un puñado de cristales de rift porque tenían mucha más experiencia que nosotros. Acopiamos provisiones, unas pociones de salud y una bolsa con frutos secos para mejorar la resistencia, y partimos hacia Vernworth con escolta militar. El último ataque del Dragón dejó incomunicado al pueblo de Melve, los carruajes de bueyes no estaban circulando hacía varios meses, por lo que la única opción era recorrer el camino a pie. Nos mantuvimos siempre por el sendero principal, suele ser menos peligroso que aventurarnos a través de bosques inexplorados, aunque garantiza un viaje mucho más largo. Nuestras dos compañeras nuevas conocían bien el camino y hasta nos señalaron varios puntos de recolección de recursos. Luna sabía bien adónde encontrar manzanas y uvas para crear pociones de emergencia y Lady Omelet parecía tener un mapa de todos los tesoros ocultos.
Al caer la noche decidimos acampar al resguardo de un caudaloso río. No solo teníamos una fuente de agua fresca, sino que resultaba como una fortificación natural, ¿qué enemigo podía cruzar a nado las aguas caudalosas? El Arisen cocinó carne reposada para todos, una de sus especialidades, y nos turnamos para hacer guardia. Edward y yo tomamos la primera, seguidos por Lady Omelet y Bernard y, finalmente, Luna y Sean para permitirle una noche completa de descanso a nuestro líder. El murmullo del río nos relajó y soñamos con un dulce arrullo de voces angelicales, como si un coro imaginario de sirenas nos estuviera cantando. Los pawns no soñamos, dormir es simplemente una forma de recuperar vitalidad, me pareció escuchar algunos ruidos extraños, pero estaba tan cansada que no pude juntar las fuerzas para levantarme.
Me despertaron los gritos desesperados de Lady Omelet. Nuestra guerrera nos pedía ayuda mientras oíamos el crujir de huesos anónimos bajo su pesado espadón de dos manos. Cuando abrí los ojos vi un espectáculo macabro difícil de describir: un gigantesco Cíclope de montaña se erguía a los pies del campamento, su rugido no conseguía despertar a Luna pero Edward, Sean y el Arisen ya estaban dando batalla. El cuerpo de la bestia estaba recubierto de un curtido cuero oscuro, era una descomunal torre de cuatro metros de músculos y un solo ojo deforme. Entre sus manos sostenía algo con recelo. Nuestro líder me pidió que desate el grimorio más fuerte de mi colección, sin dudarlo conjuré el aliento del Dragón y rápidamente nuestro enemigo se transformó en una bola de fuego. Las llamas carbonizaron todo su cuero y en la desesperación por llegar al río soltó aquel preciado botín que tenía en sus manos, un amasijo de metal y sangre, era el cuerpo sin vida de Bernard.
Lo que siguió fue un espectáculo de destreza sin igual. Lady Omelet impulsó con su espadón al Arisen que, desde la altura, cayó con un ataque de espada descendente atravesando al cíclope en su único ojo. De su boca escapó una sustancia roja y grumosa, seguida por un grito aterrador y el sonido de lo que parecían cientos de espadas apuñalando a la bestia. En cuestión de segundos caía de rodillas, y luego sobre su estómago, el cuerpo del monstruo más violento que había visto en mi vida. Finalizada la batalla, el Arisen se bañó en el río y lavó el cuerpo destruido de Bernard. Luego sacó de su bolso una Wakestone, una piedra que canaliza el poder del Dragón, y la apoyó sobre el pecho inerte del soldado. Cerró los ojos, murmuró unas palabras indescifrables y un fulgor anaranjado pasó de sus manos hacia la roca y luego iluminó a nuestro compañero caído.
Bernard volvió a respirar ante la mirada atónita del comandante Edward y su colega Sean. Los pawns conocemos bien las habilidades de un Arisen, pero los simples mortales no suelen presenciar este tipo de milagros. ¡Por el amor del creador, eres el verdadero Arisen! -Exclamó el comandante y agregó: -Toma esta carta y entrégasela al capitán en mano, nosotros adelantaremos el paso para avisarle de su llegada. Sean no podía dejar de abrazar a su colega, lo había visto morir y resucitar en cuestión de minutos. Bernard todavía estaba confundido, nos preguntó si el Rift era azulado y se arrodilló en reverencia para jurarle lealtad a su único Rey. Luego de esta breve aunque solemne ceremonia, los soldados partieron hacia la capital a paso redoblado, los pawns ayudamos a desarmar el campamento y limpiamos los despojos de la sangrienta batalla. El Arisen removió los colmillos de la bestia y me los dio diciendo: -Guárdalos Desdémona, tal vez nos sean de utilidad más adelante, ¿no? Y en menos de una hora estábamos otra vez siguiendo el sendero hacia el sur del continente.
Dragon’s Dogma 2 es un RPG de acción diferente al resto porque prevalece la exploración genuina por sobre la narrativa tradicional, que también existe por supuesto. El mundo es gigantesco y abierto, está a nuestra disposición desde el primer momento pero requiere un compromiso de nuestra parte. Hay que recorrerlo a pie, poniéndole el pecho a los peligros y preparándonos para lo inesperado. Cualquier camino hacia una misión, por más sencilla que sea, puede transformarse en una aventura inolvidable y las dificultades garantizan una sensación de inmersión única.
Lo que leyeron fue una de las primeras aventuras espontáneas que viví al comienzo del período de review, cuando daba por hecho que el campamento era un lugar seguro y tenía la idea loca de que los NPC no podían morir de verdad. Desde ese momento mi pawn principal, Desdémona, cambió de vocación un par de veces y mis compañeros Lady Omelet y Luna siguieron sus caminos con sus propios Arisen. En el camino, quimeras, ogros, dragones y todo tipo de bestia mitológicas han caído bajo el peso combinado de nuestro acero y, me alegra confirmarles, que las aventuras aún no se acaban.