Remasterizaciones en la industria de los videojuegos: ¿Preservación o dinero fácil?

A los dueños de las grandes IP del pasado les encanta volver a vendernos los mismos juegos con pequeñas actualizaciones, pero las remasterizaciones ocupan un lugar mucho más importante en la industria

Mega Man Legacy Collection | Desarrolladores: Digital Eclipse, Capcom, Backbone Entertainment | Distribuidores: Capcom, Capcom U.S.A., Inc.

La industria del gaming es una de las más jóvenes dentro del entretenimiento. Si nos ponemos a pensar, las generaciones que crecieron jugando videojuegos aún no alcanzan la edad jubilatoria y hace relativamente poco tiempo que está siendo bien visto globalmente. El gaming mueve miles de millones de dólares al año y sus orígenes siguen siendo cuestión de la historia moderna, de hecho, aún es posible jugar los primeros juegos en su hardware original. Sin embargo, la gran mayoría de los desarrollos han sido destruidos, víctimas de los malos o directamente nulos esfuerzos por preservarlos. Las remasterizaciones, junto con la piratería, representan una de las pocas soluciones actuales para conservar los juegos clásicos o, al menos, los que se consideran “rentables”.

A diferencia de los remakes, en los que se busca reinterpretar un juego retro dentro de una experiencia moderna, las remasterizaciones intentan preservar el original. No es una práctica nueva, de hecho, los que crecimos jugando sabemos que Atari y Namco vienen publicando sus colecciones desde hace más de 25 años, pero es cierto que se está tomando cada vez con más seriedad. Así, desarrolladoras legendarias como Capcom, SNK, Data East, Midway o Atari se han encargado de llevar sus títulos más emblemáticos a cuanta plataforma moderna han podido. ¿Es una forma de hacer dinero fácil? Probablemente, pero a la vez es uno de esos casos en los que realmente nadie sale perdiendo.

Final Fight | Desarrolladores: Capcom

Las remasterizaciones son, en parte, una respuesta legal a la piratería por parte de los dueños de las IP de antaño. Por suerte, no todas las empresas se dedican a entablar batallas legales contra los sitios de roms y desarrolladoras de emuladores. En cambio, eligen publicar colecciones con aquellos juegos retro que tanto extrañamos, con soporte para hardware moderno. No todo es color de rosa dentro del mundo de las remasterizaciones, de hecho, hemos tenido compilados verdaderamente horrendos, con porteos de mala calidad e incluso modificaciones ridículas a la obra original. Los peores ejemplos son los que no tienen en cuenta el rol de preservación de la remasterización, a veces por error y otras porque el equipo de desarrollo no tenía las herramientas o experiencia suficiente.

¿Qué pensarían de una colección de Mega Man que actualice el framerate a 60 FPS y se deshaga de las ralentizaciones propias del hardware original? En su momento, la versión de 3DS de la antología del Blue Bomber fue criticada por “conservar los errores del original en lugar de arreglarlos” y creo que fue una decisión más que acertada. El punto medio sería que exista una opción “modernizada” que se pueda desactivar, así cada uno lo juega como más le gusta. Pero, en realidad, Capcom hizo un buen trabajo para preservar los orígenes de una de las sagas más importantes de la historia del gaming. Lo mismo aplica a la reedición de cualquier título que haya salido en arcades, por eso existe el término “arcade perfect” que significa que el juego funciona exactamente como en la placa arcade original. Esa búsqueda es la que nos lleva a comprar las colecciones, porque no es lo mismo jugar la versión arcade de Final Fight que la versión de Super Nintendo o, ni siquiera, la de Sega CD.

Teenage Mutant Ninja Turtles: Turtles in Time | Desarrolladores: Konami

La idea de que las remasterizaciones son una forma de sacarle dinero rápido al jugador es ridícula. Implica que los jugadores no tenemos control sobre lo que compramos y que somos víctimas de nuestra nostalgia, como si fuéramos adictos al gaming y no personas adultas consumiendo su medio de entretenimiento favorito. Lo innegable es que no todas las remasterizaciones reciben el mismo cuidado, en especial, desde el punto de vista jugable. Así es como muchas veces nos encontramos con un puñado de roms corriendo bajo un emulador de código abierto. Por eso, es vital tener en cuenta qué estudio estuvo a cargo, si era un desarrollo in house o uno tercerizado, y para eso debemos recurrir a nuestro medio de información gamer favorito. Pero, en líneas generales, basta con googlear qué trabajos realizó dicha empresa con anterioridad para darnos cuenta si vamos a recibir un producto de calidad. Consejo: si dice: “desarrollado por Digital Eclipse”, vayan corriendo a comprarlo.

Las remasterizaciones cumplen una doble función en nuestra industria. Por un lado, preservan y actualizan obras legendarias. Por el otro, se las presentan a nuevas generaciones de jugadores en términos familiares. Así, lanzamientos como Teenage Mutant Ninja Turtles: The Cowabunga Collection o The Disney Afternoon Collection, no solo nos permiten jugar legalmente a títulos que forjaron los géneros tal y como los conocemos, sino que nos traen extras jugosos para disfrutar. Desde documentos de diseño y acceso a la banda de sonido original, pasando por el tipo de rom que vamos a jugar (la edición japonesa, europea o universal con sus cambios) hasta todo tipo de material audiovisual de colección, como publicidades de la época o entrevistas.

Silent Hill: Downpour | Desarrollador: Vatra Games | Distribuidores: Konami, Konami Digital Entertainment

También hay lanzamientos que rescatan juegos del olvido o del catálogo de exclusividades de una consola muerta. Hay generaciones esperando a que Konami se digne a sacar un compilado con todos los Silent Hill, no solo la trilogía original. Algo que nos quite el mal sabor de boca del horror que publicaron para PlayStation 3 y Xbox 360 en 2012. ¿Qué razones hay para privarnos de jugar Homecoming, Downpour o Shattered Memories? ¿Una tibia recepción de la prensa? Creo que hay una base de usuarios con ganas de darle una nueva oportunidad a la saga, aún más con la cercanía del remake de Silent Hill 2. Otro gran ejemplo es Metal Gear Solid 4, que todavía sigue preso del catálogo de PlayStation 3, tras una exclusividad de 15 años y debería ser parte de la segunda entrega de la Master Collection. ¿Cuántos jugadores han tenido que ver el final de la historia de Solid Snake por Youtube? De eso se trata también el preservacionismo.

El trabajo que está realizando Digital Eclipse con su Gold Master Series es, sin lugar a dudas, el futuro de la preservación en nuestro medio. No solo se trata de permitir el acceso a cientos de juegos, prototipos y demos perdidos, sino de jugar la historia del gaming. Aquella idea de documental interactivo que plasmaron en Atari 50: The Anniversary Celebration, con más de 100 juegos incluidos, fue llevada al próximo nivel con The Making of Karateka. Versiones tempranas, documentos de diseño escaneados, bocetos y hasta los videos originales que utilizó Jordan Mechner para alimentar la animación por rotoscopio, tan característica de sus juegos. Su nueva edición Llamasoft: The Jeff Minter Story busca capturar un capítulo de la historia del gaming que muy pocos conocen y preservarlo, para que en el futuro podamos entender cómo se formó la industria que tantas alegrías nos ha dado.

Juega a la historia. Adéntrate en los entresijos del emblemático juego Karateka de Jordan Mechner en este documental interactivo de Digital Eclipse, con material de archivo, vídeos y mucho más. Experimenta las versiones pixel-perfectas de este juego legendario, con características totalmente nuevas.

Hoy en día seguimos en una situación complicada. Estamos preservando un pequeño porcentaje de los juegos que han existido, principalmente porque son “comerciables” o directamente porque los consideramos “buenos”. Es un trabajo de preservacionismo selectivo, como si borráramos de la faz de la tierra las películas, series, canciones o libros que no nos gusten. Por eso, es tan importante concientizar sobre la importancia de preservar las obras y medirse al criminalizar la emulación. Porque cuando se trata de acceder a títulos olvidados, que tienen más de 20 o 30 años o que sus editoras no se encargan de preservar, es la comunidad de la emulación la que está detrás de conseguir, dumpear, catalogar y archivar la historia de nuestra industria. Una buena remasterización es como comprar una reedición de un libro clásico, podemos criticar la traducción, el papel o el encuadernado, pero de ninguna forma la decisión o la voluntad de volver a publicarlo.