La historia de Dragon’s Dogma 2 es un cuento de revanchas, y no me refiero a la narrativa propia del juego, sino a la visión de Hideaki Itsuno. Capcom confió siempre en su talento, no por nada estuvo a cargo de tres entregas de Devil May Cry, y asumió el riesgo de darle libertad absoluta para su proyecto soñado. Así nació Dragon’s Dogma, cosechando una base de usuarios fiel que lo elevaron como juego de culto, pero la industria estaba más enfocada en el fenómeno desatado por Dark Souls. Esta secuela es una segunda oportunidad para su Action RPG, cuya esencia quedó plasmada en una declaración que el propio Itsuno hizo en 2011: “Queríamos hacer un juego en el que los jugadores sean arrojados a un mundo y tuvieran que darse cuenta cómo mantenerse con vida utilizando únicamente su control”, esa es la conexión más fuerte entre el juego original y esta nueva entrega.
Como les había adelantado la semana pasada en nuestras Primeras Impresiones, Dragon’s Dogma 2 propone una experiencia centrada en la exploración y el combate, con una narrativa tradicional rígida y una emergente más maleable que depende de múltiples factores. Si bien no es su punto fuerte, la historia presenta un abanico de personajes bien escritos y una actuación de voz muy convincente. Las cinemáticas son vistosas y una bienvenida pausa a la acción desenfrenada, mientras tanto el hilo argumental conecta sutilmente el entramado de más de 80 misiones secundarias interconectadas. Sin embargo, estamos ante un RPG de acción con un fuerte énfasis en la preparación previa, cuyos mayores logros son el grado asombroso de inmersión que propone y el delicado balance entre riesgo y recompensa que sostiene a la economía interna.
Las misiones son variadas, desde las sencillas que implican llevar cartas, juntar ítems o escoltar un NPC, hasta las más complejas que requieren varios pasos previos o cierto desenlace en una quest anterior. Todas están afectadas por el paso del tiempo in-game y pueden ser resueltas de diferentes maneras, incluso fallando podemos habilitar un nuevo desenlace. Esto posibilita que la experiencia de los jugadores sea radicalmente diferente, ya que depende no sólo de la exploración libre sino de las decisiones que tomemos y la prioridad que le demos a ciertas empresas. En contraposición a lo que se acostumbra en el género, el juego de Hideaki Itsuno no tiene demasiados indicadores ni aporta direcciones exactas para resolverlas. Debemos prestar atención a los comentarios al pasar de nuestros pawns, que con un poco de suerte han visto el desenlace de la misión mientras ayudaban a otro Arisen gracias al sistema de multijugador asimétrico, o directamente consultar a un oráculo que nos dará una pista a cambio de 50 piezas de oro.
Las primeras horas de Dragon’s Dogma 2 pueden ser extenuantes, en especial para quienes no hayan jugado el original y no sepan realmente adónde se están metiendo. Itsuno y su equipo diseñaron un mundo maravilloso que se siente realmente vivo, con un sistema de día y noche que impacta no sólo en el desarrollo de las misiones sino también en la exploración. Las noches son oscuras de verdad y traen miedo e incertidumbre, espíritus, zombies y esqueletos reanimados nos rodearán y las criaturas más terribles estarán al acecho. En contraste, la luz del día baña todo de una bienvenida claridad que nos permite anticipar peligros y navegar el extenso mapeado con cierta comodidad.
Una vez que abramos el mapa, siempre a pie, podremos movernos entre ciudades haciendo uso de carruajes tirados por bueyes por un puñado de monedas. También existe un sistema de teletransportación, pero está pensado para emergencias o salvar distancias verdaderamente largas. Las Ferrystones nos permiten viajar instantáneamente a cualquier Portcrystal, ya sea los fijos de las ciudades o los que podemos instalar y reubicar manualmente. Las primeras se consiguen como recompensa o se pueden comprar por 10 mil de oro, una suma importante al inicio y relativamente normal cuando hayamos avanzado. Los segundos son más raros, también se pueden comprar pero a cambio de Wyrmslife Crystals que se consiguen al derrotar dragones en la exploración libre. Estas limitaciones, lejos de perjudicar la experiencia de juego, aumentan la inmersión y la sensación de estar constantemente en peligro que hacen aún más gratificante el sobrevivir a una batalla épica.
Los sistemas de progresión y combate siguen los pasos del original, pero mejorando varios puntos clave. Las batallas son ágiles pero la falta de lock-on y un botón dedicado a esquivar, algo casi obligatorio desde el establecimiento de los soulslike, hace que la curva inicial de dificultad sea un poco elevada. Una vez acostumbrados, nuestro Arisen podrá desplegar un impresionante abanico de vocaciones y habilidades que se ajustan a cualquier estilo de juego. Todas tienen algo interesante que ofrecer, si nos gusta atacar a distancia podemos ser magos, hechiceros o arqueros; si nos gusta atacar rápido y esquivar tenemos la vocación de ladrón y si en cambio preferimos ir al frente con escudo o espadones, los luchadores o guerreros serán la mejor elección.
Alrededor del mundo encontraremos maestros con habilidades únicas para aprender, que requieren que completemos un desafío o quest aparte, y desatan ataques literalmente devastadores. Las últimas cuatro clases son exclusivas del protagonista, ningún pawn puede usarlas, y desbloquearlas a través de la exploración es una experiencia fantástica. Son especializaciones orientadas a maximizar el daño, con sets de equipamiento exclusivos y habilidades arrasadoras, que combinan magia y ataques físicos como el Magick Archer o el Mistic Spearhand. También está el Wayfarer, el guerrero definitivo o el Trickster que viene a ser una evolución del ladrón pero dedicado a persuadir y sacar ventaja en cada situación. En total hay diez vocaciones para elegir, que podemos intercambiar libremente en casi cualquier pueblo, y nos permiten acumular augments pasivos para crear nuestro Arisen definitivo.
La progresión de personaje es lineal y, al igual que en juego original, tanto la experiencia como los puntos de vocación son compartidos únicamente entre el Arisen y el pawn principal. Ambos suben de nivel a la par y pueden aprender y equipar las mismas vocaciones iniciales y avanzadas, dejando en exclusiva para el protagonista las especializaciones. Los paws secundarios, que son creaciones de otros jugadores y representan el componente multijugador asimétrico del juego, no pueden ser modificados y están para brindarnos sus servicios únicamente. Esto es, claro, hasta que nos contagian de Dragonsplague. Una enfermedad que pueden contraer al luchar contra dragones y se transmite cuando los invocamos a través del Rift ¿Cuáles son las consecuencias y cómo evitamos el contagio? Aprenderlo es parte del juego y no me gustaría arruinarles la experiencia, pero es una mecánica complicada de digerir y sin dudas generará opiniones cruzadas.
La exploración es tan gratificante que nos marcará a fuego desde las primeras horas. Los bosques son tupidos, los pantanos ofrecen una experiencia aterradora y aún el caluroso continente desértico ofrece una belleza tan avasallante como peligrosa. El mundo es fantástico, con un mapa cuidadosamente diseñado y una verticalidad asombrosa aún en la exploración más simple. Podemos pasar 30 horas recorriendo caminos y resolviendo misiones sin siquiera cruzar la frontera del desierto, ni habiendo pasado un minuto de aburrimiento, pero con la certeza de que aún nos queda mucho por descubrir. Cada cueva contiene una mini aventura, una puerta aparentemente imposible de abrir o esconde una de las 240 Seeker’s Tokens que desbloquean ítems especiales. Podemos vincularnos con NPC y conseguir su favor, ya sea mejorando el stock de ciertas tiendas, habilitando descuentos o nuevas misiones de fidelidad. Inclusive hay un par de intereses románticos porque, aunque literalmente le falte el corazón, el Arisen sigue siendo una persona con sentimientos.
Las batallas contra las criaturas mitológicas son el punto alto del combate. Los Trolls de montaña y los Cíclopes están a la orden del día en el primer continente, con apariciones esporádicas de Quimeras y Grifos, Dragones y todo tipo de monstruos legendarios. Cuando uno cree que ya lo vio todo, Dragon’s Dogma 2 saca un as de la manga para romper con la monotonía. Lo que sí puede resultar reiterativo es la poca variedad de enemigos comunes, que redundan entre lobos, goblins, hobgoblins, hombres lagarto y harpías durante el día. Mientras que la noche desata la furia de un ejército de no muertos que incluyen zombies, esqueletos y espíritus entre varios otros. Es cierto que hay variaciones entre ellos y que no es lo mismo pelear contra un hombre lagarto regular, que contra uno venenoso ni mucho menos uno acorazado de esos que se encuentran en el desierto, pero no le habría venido nada mal una variedad superior. Sin embargo, no logran empañar una experiencia de juego tan atrapante como divertida.
El multijugador asimétrico vuelve a ser el rubí de la corona y, a la vez, uno de los elementos más menospreciados de la propuesta. El sistema de pawns nos permite ver cómo están avanzando los otros jugadores, beneficiándonos de sus experiencias de juego ya sea a través de sus propios pawns o de las aventuras del nuestro cuando es invocado a otro plano. El buscador avanzado es una herramienta maravillosa, no sólo porque nos permite armar un equipo balanceado sin importar cuántas veces cambiemos nuestro estilo de juego, sino que tiene filtros para todas las ocasiones. Uno de los mejores nos deja elegir entre personajes que hayan completado la misión primaria que tenemos activa así nos brindan su ayuda, que va desde guiarnos hacia la zona del objetivo hasta darnos pistas valiosas, como en qué momento del día debemos avanzar o la ubicación de un ítem específico. Escucharlos en medio de la exploración es una parte vital de la aventura, en especial para prevenir problemas graves o encontrar caminos, cuevas o cofres ocultos.
El diseño del mundo abierto es para sacarse el sombrero. Cuevas, caminos paralelos, estrechos por donde escabullirnos y algunas secciones plataformeras esporádicas conforman el escenario ideal para vivir una aventura inolvidable. Los controles responden a la perfección, el combate nos permite usar habilidades sin castigar demasiado con el consumo de stamina y treparse a los enemigos gigantescos, apuñalándolos en su punto débil, es una acción gratificante como pocas. Podríamos debatir sobre si RE Engine ofrece un rendimiento acorde a los tiempos que corren pero, con una mano en el corazón, en mi partida nunca tuve un instante de aburrimiento como para fijarme si corría a 30 o 45 cuadros por segundo. Por el contrario, encontré ejemplos de belleza extrema y diseños maravillosos por doquier. Y aún cuando me crucé con ciertos personajes que movían los labios a destiempo en los diálogos, algún modelo poligonal medio rústico o la ocasional caída de frames en una ciudad muy poblada, en ningún momento me distrajo ni llegó a hacer mella en la armadura de la propuesta.
Esta secuela redobla también la apuesta del original en cuanto a su extensión. Es un juego masivo y cuenta con más de 80 misiones secundarias variadas, que pueden resolverse de diferentes formas y se afectan entre sí directa o indirectamente. Además ofrece una atractiva campaña mejor desarrollada, repleta de traiciones e intrigas políticas. Si a esto le sumamos la exploración de un mundo enorme, meticulosamente diseñado para promover la exploración y las aventuras emergentes, la propuesta nos garantiza unas 50 o 60 horas de diversión en la primera partida y más de 100 horas si queremos experimentar todos sus secretos. Ya sea aprovechando el endgame (cargando la partida tras ver los títulos del primer final) o comenzando un nuevo ciclo en NG+, el regreso de la franquicia de Hideaki Itsuno tiene contenido de sobra para mantenernos felices durante meses.
Dragon’s Dogma 2 es, sin lugar a dudas, una de las mejores experiencias del 2024 y se ganó un lugar entre mis juegos favoritos de esta generación. No sólo tiene un mundo gigantesco exquisitamente diseñado, sino que ostenta un sistema de combate ágil y vertiginoso que se libera de las complejidades innecesarias propias de las adaptaciones modernas del género. Tiene algunos detalles visuales que resolver y unas pocas caídas de frames en las ciudades grandes, pero en el mundo abierto funciona casi perfecto. Supera en todos los aspectos al original y se para de igual a igual con los mejores juegos de los últimos 10 años, y lo hace todo respetando la visión original de su creador. Más allá de las ridículas controversias artificiales que ensuciaron su lanzamiento en Steam, Dragon’s Dogma 2 es un Action RPG profundo, divertido y atrapante que todo amante de los desafíos debería experimentar.