Todo es un remake: ¿Por qué seguimos jugando siempre lo mismo?

Todos los años se anuncian nuevos remakes de títulos clásicos, algunos, inclusive, de la generación pasada, y una parte de la comunidad pone el grito en el cielo: ¿qué problema hay con los remakes?

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Dead Space Remake
Dead Space Remake

La industria del videojuego se encarga de producir nuevos títulos constantemente. La competencia es feroz y el premio más codiciado es la atención de los consumidores, es decir, la nuestra. Las grandes marcas ponen a competir sus mejores franquicias, las más reconocidas y queridas, para conseguir el tan ansiado éxito comercial. Conseguir que el juego venda la cantidad estimada o más (mucho más) es el sueño de todo editor y productor, mirar a los ojos a los responsables de la marca y decirles que los millones de dólares y años de trabajo previos rindieron sus frutos. Para conseguir el objetivo, se van a valer de todos los recursos, desde continuaciones polémicas o reediciones remasterizadas, hasta crear títulos completamente originales, pero el as bajo la manga sigue siendo el remake.

Hacer un remake es, o al menos debería ser, un trabajo arduo y complejo. Sería como atravesar un campo minado, dar un paso en falso puede representar un estrepitoso fracaso. Y es comprensible, ya que implica tomar un juego clásico, que en algún momento fue exitoso y marcó una época y reimaginarlo, adaptándolo a los tiempos que corren. Claro que puede hacerse también con un juego olvidado, el riesgo sería menor pero también la recompensa. El amor de los fans es un arma de doble filo, pone al remake en el ojo público listo para sufrir un escrutinio atroz, pero si sale bien toda esa atención extra se transforma en ventas. Lo mejor es que el factor nostalgia es tan fuerte que, si hacen bien los cálculos, garantiza un piso de ventas más que digno. Es una apuesta riesgosa que puede terminar de hundir a una franquicia querida pero también tiene el poder de revivirla.

Silent Hill 2 Remake | Desarrollador: Bloober Team | Distribuidores: Konami, Konami Digital Entertainment
Silent Hill 2 Remake | Desarrollador: Bloober Team | Distribuidores: Konami, Konami Digital Entertainment

Del otro lado del remake están los estudios que la desarrollan. Aquellos responsables de hacerla realidad, mirando en detalle la obra original e imaginando cómo pueden rehacerla con una jugabilidad actualizada, pero que conserve la esencia. Cada juego conlleva una dificultad diferente, no sería igual de complicado hacer un remake de un juego de peleas de los noventa que la de un JRPG de culto. No costaría lo mismo utilizar un apartado técnico modesto, ideal para portátiles, como el de los remakes de Final Fantasy III y Final Fantasy IV para Nintendo DS, que intentar la colosal tarea de reinterpretar Final Fantasy VII con los estándares técnicos de hoy en día. Lo cierto es que nunca es fácil, el desafío lleva años de arduo trabajo y los resultados no siempre cumplen con las expectativas. A veces, contenta a los fans y a los desarrolladores pero no alcanza las metas económicas. Otras, venden millones de copias y alientan a que sigan produciéndose más pero la comunidad (al menos una parte) los rechaza con fervor.

¿Por qué generan tanto rechazo en ciertos sectores de la comunidad? Porque el latiguillo de “siempre están jugando lo mismo” o “¿por qué mejor no sacan juegos nuevos?” está siempre a la orden del día. Este tipo de postura sostiene que la inversión en hacer más y más remakes está, de alguna forma, perjudicando la creación de nuevos títulos originales. Es una posibilidad, pero me parece que se apoya en un escenario extremo que no se condice necesariamente con la realidad. Al día de hoy, siguen saliendo decenas de juegos nuevos por cada uno de los remakes publicados y eso sin contar los lanzamientos de estudios independientes que siguen llenando el mercado de títulos frescos y diferentes. Pero sí podemos ver que hay estudios, con grandes talentos a cargo, que hoy en día parecen estar estancados en la producción de este tipo de obras.

Final Fantasy VII Remake, de Square Enix.
Final Fantasy VII Remake, de Square Enix.

Cada cual es libre de hacer y producir lo que le da la gana. Es algo que tenemos que tener en cuenta siempre que vamos a discutir el trabajo ajeno. Por más que me parezca que Naughty Dog está desperdiciado haciendo remakes de The Last of Us, en lugar de crear la próxima gran franquicia de Sony, la realidad es que hay un equipo de adultos libres detrás de cada decisión. Por supuesto que existe la posibilidad de que, al ser un estudio de PlayStation, les hayan bajado la orden de que necesitaban este tipo de tanques vendedores para engrosar las cifras de ventas de software. Pero si lo miramos desde el costado de PlayStation Studios, así como tiene a Naughty Dog haciendo remakes, también puso a Insomniac Games a crear grandiosos títulos de acción con personajes de Marvel. Todos completamente originales y de altísima calidad. Tampoco olvidemos que Bluepoint Games nos trajo un remake exquisito de Demon’s Souls, algo que la comunidad venía pidiendo a gritos desde hace más de diez años.

Capcom se encargó de revivir la franquicia Resident Evil alternando entre entregas nuevas y originales y remakes espectaculares. Es el claro ejemplo de que se pueden sacar juegos para todos los gustos, dejando a todos los fans felices y llenarse de oro a la vez. Entonces, ¿qué daño le están haciendo a la industria? Porque si siguen saliendo juegos nuevos, incluso de los mismos desarrolladores, y cada uno termina jugando lo que quiere, no veo realmente la contra. Los remakes, al igual que las infinitas secuelas, son una constante en todos los medios de entretenimiento. Todas las películas y series las tienen, hay capítulos y entregas aburridas, incluso innecesarias, pero la decisión final de consumir ese contenido queda en el espectador. Si no nos gusta, o no tenemos ganas de “seguir jugando lo mismo”, no lo compramos y listo. Se terminó el problema, que en realidad nunca existió.

System Shock Remake (2023)
System Shock Remake (2023)

Seguramente, al final jugamos siempre lo mismo, eso es verdad. En parte porque uno se enamora de los juegos, de los personajes y las aventuras que vivió a través de ellos. Por eso, es natural que necesitemos más, pero es difícil volver a sentir lo mismo en una rejugada. Por eso los remakes nos dan la ilusión de volver a visitar esos lugares tan queridos y, tal vez, volver a sorprendernos como cuando jugamos al original por primera vez. ¡Algunas veces hasta podemos pasarlo mejor! Y en el peor de los casos, siempre vamos a poder jugar al clásico de antaño, si la nueva versión no está a la altura de las circunstancias.

También jugamos a lo mismo porque es parte de nuestro gusto. Por eso hay jugadores que todos los años compran la nueva entrega de la misma saga. La franquicia les da lo que buscan, los controles y la jugabilidad son continuistas y los abraza con una sensación de familiaridad única. Nunca podría juzgar a alguien por jugar a lo mismo para divertirse porque, por más vuelo artístico y narrativo que tenga el gaming, su función primordial es la de entretener y divertir. Y si a esto le sumamos el factor nostalgia, es más que comprensible que los remakes sean siempre una apuesta segura, un éxito de ventas.

The Witcher Remake
The Witcher Remake

Como dice la canción del maestro Julio César Isella, “Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida” y en el caso del gaming, esos lugares están dentro de nuestros juegos favoritos. Por eso, entiendo a quienes se les pone la piel de gallina cuando ven imágenes de un remake a punto de salir, también a los que tienen miedo de que salga horrible e incluso a los que patalean porque aseguran que no hacía falta hacerla. Al final del día, cada uno decidirá con su compra si vale o no la pena. Pero, respondiendo a la pregunta inicial: cada uno juega a lo que quiere, a lo que le divierte y a aquello que decide jugar. Y si, en tu fuero interno, te molesta estar jugando siempre a lo mismo… tal vez te hayas cansado de jugar y necesites saltar a un género completamente nuevo, ¿no?

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