Palworld empezó a resonar en todos los rincones de internet cómo un asunto viral. “El Pokémon con tiros” resaltaban la mayor parte de los titulares en Tweets o TikToks mostrando cómo estas criaturas llamadas Pals, tan parecidas a los carismáticos personajes de Nintendo, recibían disparos y devolvían los suyos con una ametralladora en la mano.
La nueva apuesta de Pocketpair es mucho más que un “Pokémonlike” y apuesta a lo grande para meterse en la nueva sensación de internet en el inicio de este año. Ya lleva vendidas más de cinco millones de unidades (¡incluso estando disponible en Game Pass!) y figura en prácticamente todos los rankings históricos de usuarios simultáneos de Steam.
Por supuesto que la controversia alrededor de esta propuesta sigue estando y hay mucho que hablar. Por eso, desde Malditos Nerds ya pudimos dedicarle unas cuantas horas al acceso anticipado que salió el 19 de enero para discernir y analizar cada rincón de este divertido juego.
Para empezar, Palworld es un videojuego del género de supervivencia. En ese aspecto, la estructura básica se asemeja mucho más a lo que son experiencias como Ark, Rust o Minecraft que a lo que puede llegar a ser un Pokémon. El concepto es iniciar con nuestro personaje en este mundo y hacernos un nombre desde cero; partiendo de palos y piedras hasta llegar a tener una ciudad custodiada por Pals con escopeta.
Así, la división en la jugabilidad es igual que el resto de estos títulos: explorar para conseguir elementos, usarlos para construir objetos y crear nuestra aldea. A su vez hay un mínimo modo historia que transcurre alrededor de misiones principales que se nos van desbloqueando, y se añade por supuesto el condimento de las criaturas que nos acompañarán en toda la aventura.
El mapa de Palworld es muy grande y se va descubriendo a la vez que lo vamos explorando. El gran punto a favor es que tiene mucha vida detrás, algo que se le criticó por ejemplo a Pokémon Legends: Arceus, y es fácil encontrar cosas que hacer a cada pocos pasos. El punto que quizás no es tan dinámico, pero que a futuro puede cambiar, es que hay poca variedad de biomas y en las primeras 15 horas de juego puede resultar un poco repetitivo el entorno visual.
Por suerte, algo que hace mucho más amena la experiencia es la cantidad de elementos que están puestos en pos de reducir la pérdida de tiempo. El mapa, que es de mundo abierto, tiene unos grandes puntos de viaje rápido que facilitan muchísimo la exploración. A su vez, elementos básicos como cortar madera o picar piedra que pueden traducirse en horas en otros juegos de supervivencia, se reducen a unos pocos minutos una vez que tenemos los elementos adecuados.
Podemos seleccionar diferentes dificultades al jugar, cambiando parámetros como perder los objetos al morir o no hacerlo; y se puede jugar tanto en solitario como de a 32 jugadores. Creo que gran parte del éxito tiene que ver con eso, porque su aspecto innovador combinado con lo bien que ejecuta los pilares de este género resultan una fórmula muy tentadora que no se agota ni pasando decenas de horas dentro.
Hablando de los principales protagonistas de este juego, los Pals responden básicamente al estereotipo de cualquier juego que sea de colección de monstruos. Cada uno tiene su tipo y sus habilidades especiales por los cuales deberemos armar el equipo con mejor sinergia para vencer a nuestros contrincantes.
El gran acierto es que los Pals no sirven sólo para el combate; cada uno tiene una habilidad especial con la que interactuamos que van desde poder volar, montar, usarlos como escudo o manejar el rifle de asalto que tienen en la mano. Siempre podemos tener por lo menos uno acompañándonos pero incluso algunas veces podremos tener más.
Es muy gratificante ver como funcionan también en nuestra base, ya que mientras más nivel tengamos en la misma más Pals podrán quedarse a vivir en ella. Cuando nos invaden, todos forman un ejército para pelear. Los Pals tipo agua se encargan del riego, mientras que los que son más eficientes picando ayudan a conseguir materiales. A su vez, hay habilidades relacionadas a esto. Uno puede encontrar un Pal Workhalolic, que necesita menos comodidades para trabajar continuamente. Lo divertido que es atrapar a los Pals y ponerlos en diferentes roles o seleccionarlos por equipo es el atractivo más original de Palworld y una mecánica que ojalá The Pokémon Company se vea obligada a introducir a futuro.
Nuestra base es el centro de operaciones donde transcurre nuestra experiencia en Palworld. Funciona como un punto de viaje rápido, un lugar seguro donde habitan nuestras criaturas y tenemos la mayor parte de herramientas para prepararnos a seguir explorando. La progresión es de las mejores que vi en juegos de supervivencia y tiene una infinita cantidad de opciones que hacen que la experiencia de juego sea completamente diferente en la primera hora, en la quinta hora, en la décima hora. Cada segundo invertido es importante en este camino.
En cuanto a la fabricación de objetos, cada vez que subimos de nivel obtenemos ciertos puntos de tecnología que nos sirven para desbloquear objetos a fabricar. En base a eso, podemos fabricar grandes objetos que van en nuestra base, u objetos que se crean en lugares particulares como una mesa de trabajo. Es muy entretenido que los objetos sean los que elevan el nivel de la base, y que cada uno requiera componentes que sueltan los Pals, obligándote a atrapar varios del mismo estilo o conseguir varios tipos que no están en tus zonas cercanas.
Otro de los factores que define a Palworld es que resulta una experiencia difícil. Las batallas contra los jefes y mini jefes parecieran tener algunas influencias de la serie Souls de Bandai Namco, por cómo hay que aprender el ritmo de movimientos y tenemos que aprovechar cada mínima situación para poder vencerlos. También, a diferencia de Pokémon con sus más de 1000 criaturas, resulta atractivo como con poco más de 100 de Pals pudieron representar una variedad tan amplia de fauna y de enemigos a vencer.
Más allá de las relaciones con esas dos franquicias, y la ya mencionada semejanza con otros juegos de supervivencia, hay también sonidos y mecánicas que parecieran calcadas del estilo de mundo abierto que impulsó The Legend of Zelda: Breath of the Wild en 2017. Es que Palworld no se preocupa en esconder que ha sido influenciado por todos estos grandes títulos entre el 2010 y el 2020, sino que más bien pone todos los elementos en orden para que la suma de estas cosas de como resultado un juego superador.
Por supuesto que la controversia alrededor de Palworld seguirá estando. Me parece ridículo criticarlo por lo similar que se ve a Pokémon: las mecánicas no pueden registrarse y ojalá que el éxito de este juego saque un poco a The Pokémon Company de su zona de confort eterna. No obstante, sí creo que el diseño de los personajes por momentos es demasiado similar al de las criaturas de Nintendo y podría traer algún tipo de problema legal a futuro más relacionado plagio a artistas que con el juego en general.
Ni bien comienza el título se ve un cartel que aclara que, al ser un acceso anticipado, la experiencia no está completa y puede tener bugs. Es algo importante a remarcar: está lleno de bugs. Es algo que tiene sentido y que, seguramente, vayan corrigiendo poco a poco de acá al lanzamiento. Pero sí hubo momentos en los que tuve que rebuscar la forma (muy agobiante) de escapar de una montaña que me atrapó o que mi personaje decidió que ya no quería usar brazos.
Palworld es, ante todo, un videojuego entretenido. Un mundo ficticio donde, solo o con otras personas, uno puede perder una buena cantidad de horas sobreviviendo y capturando a nuevos amigos que nos ayuden a formar una ciudad o a pelear contra diversas adversidades. Es una gran idea, y ojalá que en la industria haya más de estas propuestas que se animan a forzar conceptos establecidos para ir un poco más allá. Al fin y al cabo, esa competencia es la que va a hacer que todos los títulos sean mejores.