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Leeland Shaw tenía un objetivo, uno que nació de las entrañas del ataque por parte de Godzilla a San Francisco. Profundamente enamorado de Keiko Miura, nunca la pudo olvidar y se siente responsable por su destino. Así que hacia el final del capítulo anterior se vuelve parte de las fuerzas rebeldes y decide cerrar los accesos que existen en el planeta hacia la Tierra Hueca, hogar de los Titanes. Todo sale mal, haciendo que Cate Randa y May “Corah” Olowe-Hewitt caigan junto a él en uno de esos agujeros.
Persiguiendo el conejo blanco
Con solo dos episodios para terminar la serie, Monarch: el legado de los monstruos debía acelerar a fondo y mostrar sus cartas. Y lo hizo a fuerza de diversos indicios que fue dejando, a modo de caminito de migas de pan, en los episodios que la antecedieron. Claro que ninguno funciona como una sorpresa si uno habitúa el mundo de las series y las narrativas, pero no dejan de ser efectivas.
Durante toda la temporada el centro neurálgico fue descubrir el perfil de los Titanes, esos MUTO (acrónimo de Organismo Terrestre Masivo No Identificado en sus siglas en inglés) que aparecieron para el gran público durante el ataque de Godzilla en 2014, pero para la agencia Monarch eran seres conocidos. Vimos los primeros descubrimientos, las trabas burocráticas, las peleas ególatras, el encubrimiento y, finalmente, la bomba que estalla frente a sus narices.
La historia de Monarch es básicamente una suerte de conspiración a cielo abierto que, como tal, termina en escándalo. Y en el centro de ello hay tres personajes: Lee Shaw, Bill Randa y Keiko Miura, los primeros que abrieron los ojos y encontraron las respuestas a pesar de no tener la tecnología ni el apoyo a gran escala. Como espejo, la serie se basa en otro tríptico que de alguna manera funciona como “nueva generación”: los hijos de un científico de renombre de la organización y una hacker que dio lugar a Apex Cybernetics.
Y como si la Tierra Hueca fuese el mundo de Alicia en el País de las Maravillas, tres protagonistas se metieron en el hueco del árbol hacia un mundo desconocido.
El destino de Shaw
El noveno episodio se focaliza en Lee Shaw, permitiéndonos no solo encontrarlo en el mundo de la Tierra Hueca sino también para enterarnos qué sucedió con él. ¿Por qué sigue joven? ¿Cómo terminó en el asilo de ancianos? ¿Por qué Monarch lo puso en la lista negra?
Cada una de esas preguntas encuentran su respuesta y, aunque ninguna sorprende, todo se siente satisfactorio ya que fueron nodos de información que de una u otra manera estuvieron dando vuelta en la narrativa de toda la temporada.
Todo se desarrolla luego de la caída de la Doctora Miura en la planta nuclear que vimos en el primer episodio. Allí algo se rompió: Hiroshi (el hijo de ella) quedaba huérfano a pesar que Bill lo adoptó como su propio hijo y Lee no podía dejar de lado la culpa. Tras esto, Monarch atravesaba momentos de tensión y era menester realizar una prueba que confirme la existencia de la Tierra Hueca.
El viaje a esta región lo vimos en Godzilla vs. Kong (2021), con tecnología actual, pero para llegar a ese punto hubo muchos años de pruebas. Y la primera de ellas, que lleva a cabo Bill Randa (con Lee Shaw entre sus tripulantes), sale muy mal. Esto deja ya todo establecido para la iteración de este personaje que vimos en Kong: La Isla Calavera (Kong: Skull Island, 2017) interpretado por John Goodman, más amargado y cansado. Pero no solo eso, también teje los hilos del destino para que Hiroshi Randa quede solo y terminé siendo el padre con una doble vida y ausente que es hoy.
Todas las piezas tejidas a través de la figura de Shaw.
Conociendo la Tierra Hueca
Shaw y un grupo de acompañantes logran atravesar el agujero de gusano y caer en la Tierra Hueca, un espacio que vimos de manera más espectacular en la película pero que aquí se siente sucio, extraño y peligroso.
¿Qué es lo importante? El tiempo se maneja distinto en este lugar, lo que explicaría la evolución diferenciada. Así que luego de quedar como único sobreviviente, encuentra un portal y vuelve a Japón, donde encuentra a Hiroshi… adulto. Es hasta graciosa la situación que Leeland vuelve a ser vital para el destino del resto de los personajes, ya que la encargada de cuidar al regresado soldado fue Emiko, la futura esposa de Hiroshi y madre de Kentaro.
Ante esta situación, siendo una versión actualizada del Capitán América sin poderes, Lee Shaw se percibe como un hombre fuera del tiempo y cual si fuese una reliquia de Indiana Jones, termina encerrado en un asilo de ancianos de Monarch hasta el momento donde aparecen sus “nietos / sobrinos”.
En el presente, Shaw está nuevamente en el lugar del que tanto le costó huir. Encuentra a May y le dice que es imprescindible volver rápidamente o le sucederá lo que a él. En el medio son atacados por rayos y monstruos, en una pequeña muestra gratis de lo que este universo puede ofrecer.
¿Y Cate Randa? Despierta para encontrarse en un mundo mágico, con un MUTO similar a un jabalí que la desea como tentempié. A segundos de morir es rescatada por un personaje, que todos esperábamos, pero que su llegada no deja de emocionar. Todas las respuestas en el episodio final.