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Luego que Cate y Kentaro Randa hallaron a su padre y fueron atacados por Godzilla, se barajó y dio de nuevo en el escenario de lo que rodea a Monarch. Leeland Shaw, aliado con Michelle Duvall, comienza a mostrar sus cartas y objetivos poco benévolos, mientras que nos enteramos del pasado de May Olowe-Hewitt, algo que va a conectar con las últimas películas del monsterverse.
El destino de Monarch pende de un hilo, mientras que la información obtenida de los MUTO (acrónimo de Organismo Terrestre Masivo No Identificado en sus siglas en inglés) le dan la razón a Shaw.
El último interrogante
A medida que se avanzó en la serie (con sus subidas y bajadas) se fueron desgranando misterios que conectaban el final de Kong: La Isla Calavera (Kong: Skull Island, 2017) con Godzilla II: el rey de los monstruos (Godzilla: King of the Monsters, 2019), ya que el presente de esta aventura catódica sucedía en 2015. Mientras descubríamos la doble vida del científico Randa (hijo del personaje de John Goodman en Kong), hacíamos lo propio con la creación de Monarch y con la historia de ambos hijos. Pero siempre existía una carta libre, un misterio a simple vista: May.
El tercer riel del grupo aventurero joven, se había sumado a la épica persecución solo por sus habilidades en programación, pero desde el inicio se fueron dando pistas sobre algo más sucediéndose… y a pesar que lo imaginábamos, era aún más grande.
Con una serie de flashbacks comenzamos a ver qué sucedió justo antes de que colisione la vida de May con la de Kentaro. Corah Mateo trabajaba en una compañía de proyectos especiales con cierta conexión al mundo de los Titanes, al ver que no existía visibilidad a las promesas laborales decidió hackear el sistema desde dentro y por esto comenzó a ser perseguida, cambiando su nombre por May.
La nueva vida
La confesión a propósito de la traición de May hacia el final del sexto episodio dejó en malos términos al tríptico que conformaba junto a los hermanos Randa. Con objetivo de separarse y continuar la búsqueda cada uno por su lado, la hacker es secuestrada en el aeropuerto y eso activa una serie de acuerdos entre Kentaro y Cate con Monarch para encontrar a su compañera desaparecida.
Esto nos permite no solo conocer a la familia de May, sino convertirla en un personaje tridimensional finalmente. Sus razones son válidas y la preocupación por parte de su familia la vuelven más humana.
Inversamente proporcional lo que sucede con Lee Shaw. Kurt Russell deja de lado su parte más carismática y de líder positivo, para convertirse en un dictador que toma por asalto una base de Monarch en aras de un proyecto que solo él conoce. Al tener la ayuda de un personaje tan oscuro como Michelle, todo se siente hasta paródico, parecen ser una fotocopia borrosa de un personaje para convertirse en una suerte de exagerado villano de la serie de Batman de Adam West.
La conversión dada por la información que tuvimos del pasado de Shaw en el anterior capítulo podría contener alguna motivación para este posicionamiento tan radicalizado, pero se siente por demás arbitrario.
Las piezas acomodadas hacia el final
Faltando tres episodios para el final ya está casi completo el círculo. Quedan algunos vestigios de interrogantes: ¿Qué ocurrió con Miura luego de lo de la planta nuclear? ¿Qué investigaba el padre de Kentaro y Cate? ¿Qué está buscando Lee Shaw? Cada una de estas preguntas tienen ciertas ataduras a lo diegético que fuimos descubriendo a medida que (de manera algo lenta) avanzaba esta serie.
Resta saber si aprovecharán que todos los jugadores ya están posicionados y con sus motivaciones y objetivos claros para un avance sin pausa hacia una explosión narrativa o, como sucedía en Lost, seguir abriendo cajas chinas que propongan misterios que a nadie más importen.
El pasado y el presente pueden unirse y, a pesar de estar viendo un hoy arraigado a un momento pretérito (no se entiende la estrategia de contar la serie en 2015 estando cerca de estrenar, en el horizonte cercano, una secuela de Kong vs Godzilla que se desarrolla mucho más adelante en el tiempo), somos testigos de información que ayuda a rellenar huecos pero no son de vital importancia para el universo de monstruos que construye Legendary Pictures.
Con tres horas por delante, podemos estar frente a un final que nos dejé con muchas más ganas de seguir investigando esta franquicia -con sorpresas y cameos-, o un mal trago muy difícil de superar. Las próximas tres semanas lo dirán…