El 2021 fue el primer año de la nueva, o ya actual, generación de consolas, y después de años de fallas, Bandai Namco redobló la apuesta con sus propuestas de ese año. Scarlet Nexus y Tales of Arise tuvieron un gran recibimiento, y ambos rebosaban de calidad gráfica y técnica.
Particularmente para Tales of Arise las cosas se vieron mejor, y con un nombre importante en el mundo del RPG japonés, los años de desarrollo se le notaron por todos lados. Un gran elenco de personajes, una historia que se sostiene muy firme hasta sus últimos momentos y un juego que se veía y jugaba increíble.
Lamentablemente, la nostalgia no es suficiente y el recurso de la continuación le juega muy en contra a una expansión que llega muy tarde. Hay reglas que cumplir a la hora de continuar una historia en los RPGs, y acá no solo no se cumplen, si no que de una forma desordenada y por momentos “perezosa” se siente que forzaron lo que ya había terminado.
Después de los hechos del juego base, el grupo de Alphen debe lidiar con un nuevo balance para el mundo que antes conocían. Las diferencias sociales planteadas en Arise no terminan, y a pesar de que el mensaje del original era un poco “no ser ni bueno ni malo”, la filosofía de enfrentar estos cambios y dejarlo abierto tenía mucho sentido.
Cuando la continuación se siente como un “muchos años después…” y reflotamos un recurso como el de Nazamil con su doble origen, al igual que Alphen y Shionne, las cosas se sienten poco originales. El nuevo protagonista solo suma dudas a una historia que ya había resuelto la mayoría.
No vamos a entrar en grandes spoilers, pero los hilos que Tales of Arise: Beyond the Dawn sostiene son flojos, y no atrapan más que por tener más horas de diálogo y espectacular combate con un grupo que llama mucho la atención. A todo esto, que puede ser completado en entre 12 y 20 horas, se le suma una excesiva cantidad de contenido secundario que no solo no aporta, si no que va en contra de algunos planteamientos narrativos que se hicieron en Arise.
“No poder ayudar a todo el mundo” es algo que Alphen lleva a cabo después de terminar su camino como la Espada Llameante. En Beyond the Dawn seguimos buscando los ingredientes para la panadera de la ciudad, o cazando Zeugles para alguien que nos dará un poco de dinero y unos puntos de habilidades. Más allá de que me puedan decir “un JRPG también es lo que es por sus misiones secundarias”, no pueden estas resolver la mayoría del contenido de una expansión que tiene el precio de un título completo.
El mayor error que comete Beyond the Dawn es no aprender de propuestas como Torna the Golden Country y Future Redeemed, los DLC de historia de la saga Xenoblade. Monolith encontró en la precuela una forma de re pensar personajes, sistemas de combate, exploración y de sumar mucha y muy interesante historia a mundos que ya tenían su fin.
Además, no sostener o no asumir que un jugador pudo haber completado todo en el juego base más allá de algunos bonus al comenzar la partida, genera una situación tediosa en donde después de dos años de la salida de Tales of Arise, tengamos que re aprender todo y volver a explorar sus extensos árboles de habilidades. Son pocos los juegos que se animan a esta continuidad, entre partidas guardadas y con sentido, pero por que es algo muy difícil de hacer.
El combate, la música y su apartado gráfico siguen a la altura de un título de nueva generación, y al igual que con Arise, sigue marcando un precedente para los juegos “estilo anime” de esta generación. Lamentablemente, sin muchos nuevos mapas salvo algunas mazmorras, y sin habilidades o mecánicas nuevas de combate, recorreremos los mismos lugares con otro enfoque narrativo y combatiendo de la misma forma que lo hicimos en 2021.
En conclusión, Beyond the Dawn es un epílogo con más de Alphen, Shionne, Law y el grupo que nos enamoró y atrapó en aquel entonces. Pero no es más que eso: una expansión que se siente floja de papeles en contenido principal, y que no suma nada más que lo que vimos y nos gustó en el juego base. La oportunidad perdida de generar una precuela y contarnos nuevas historias, o por qué no, ahorrarse el desarrollo para enfocarse en una segunda propuesta, se siente en cada hora de juego.