El 22 de noviembre salió para PC Knuckle Sandwich, un juego independiente desarrollado por una sola persona que toma elementos de los clásicos JRPG de Super Nintendo y Game Boy Advance y los combina con minijuegos y una historia peculiar al mejor estilo Undertale. Como resultado, ofrece una más que interesante experiencia, sobre todo si somos amantes del género.
La mente detrás del título es el desarrollador australiano Andy Brophy, quien comenzó su desarrollo hace 10 años ya que en 2013 lanzó un juego en Flash de lo que sería Knuckle Sandwich. Luego, en 2018, abrió su Kickstarter para buscar financiamiento y tiempo después la editora Superhot Presents también se sumó para colaborar con el proyecto.
La historia del juego nos pone en la piel de un joven que llega a la ciudad de Bright City con el objetivo de conseguir un trabajo y comenzar su vida adulta. Luego de una sucesión de eventos surrealistas, conseguimos empleo en un local de comida rápida de dudosa procedencia. Allí conoceremos a algunos de los personajes que nos acompañarán durante toda la aventura.
No voy a entrar en muchos más detalles porque lo bizarro, surrealista y sorpresivo de la historia es uno de los puntos más altos de la experiencia. Lo que sí voy a mencionar es que el juego está repleto de humor, sarcasmo, fantasía, ¿goblins? y situaciones alocadas donde, a mi parecer, los diálogos y reacciones de algunos de los personajes están muy bien recreados y regalan una experiencia muy particular.
Uno de los puntos más interesantes de Knuckle Sandwich es que muchas de las cosas que suceden no tienen sentido realmente pero, al mismo tiempo, tienen cierta verosimilitud con el universo creado. Todos los personajes y situaciones son muy irracionales pero se condicen con su mundo. Existen y tienen coherencia en su propia y particular realidad.
Tal como mencionamos al principio, el juego es un homenaje a los JRPG clásicos y esto se observa tanto en la manera de explorar como en su combate por turnos. Si bien las locaciones que encontramos no son muy extensas, cuentan con varios personajes para interactuar, muchos secretos y algunos puzzles muy interesantes.
Como ferviente jugador de los Pokémon de Game Boy, reconocí muchos homenajes a aquellos títulos, sobre todo en la composición de los escenarios y algunos elementos presentes. Un barco, una pista de hielo, un edificio con varios pisos de tienda y una torre fantasmal son algunos de los lugares que sentí familiares apenas entré. Además, tuve la imperiosa necesidad de interactuar con todos los botes de basura presentes en cada lugar.
El combate es otro de los puntos más destacados de este título. Las batallas son por turnos, pero tienen el agregado de que cada habilidad produce un minijuego. Hay cientos de ellos, muchísima variedad, aunque siempre se centran en la movilidad y en la precisión de presionar un botón en el momento correcto.
Desde un tiro de golf, una pelea de boxeo, un juego beat ‘em up, una especie de Pac-Man, si te mueves pierdes y hasta el clásico ‘piedra papel y tijera’, son algunas de las muchas opciones que hay presentes. Cada enemigo, incluyendo a los jefes, tiene habilidades diferentes, por lo que siempre hay una amplia diversidad de minijuegos en cada uno de los capítulos.
Esta modalidad donde tenemos que enfrentarnos a diferentes minijuegos, ocurre tanto cuando atacamos como cuando recibimos un ataque. Si nosotros estamos a la ofensiva, tendremos que superar el minijuego para concretar el golpe. Por el contrario, podremos esquivar todo el daño si completamos el minijuego de la habilidad rival. Cabe destacar que a medida que avanza la pelea, sube la dificultad de los desafíos.
Por fuera de las habilidades, también existe la posibilidad de dar ataques básicos que se realizan a través de algunas pruebas de habilidad donde tendremos que pulsar un botón en el momento exacto, como dije antes. En este mismo sentido, cuando el enemigo utiliza su ataque básico podremos esquivarlo al tocar un botón en el momento preciso del golpe, como si se tratara de un parry.
Nuestros personajes suben de nivel para mejorar sus estadísticas, aunque no hay tanto grindeo como en los clásicos JRPG ya que los combates se definen más por los minijuegos que por las estadísticas. También tendremos la posibilidad de usar ítems y equiparnos armamento para mejorar a los protagonistas.
La mecánica de combate funciona muy bien y las peleas son muy dinámicas y divertidas. Además, cada jefe suma algún extra que puede ser desde QTE (Quick Time Events) hasta variaciones dentro de las peleas que vuelven a cada combate único. Es importante señalar que terminar la historia del juego me llevó alrededor de 10 horas.
Uno de los pocos aspectos negativos que encontré en Knuckle Sandwich, aparte de algunos bugs puntuales que me impidieron seguir con el juego de forma correcta, es que algunas peleas contra los jefes son bastante largas y, en esos momentos de repetición, se puede volver un poco tedioso y frustrante. Por otro lado, nuestro inventario es muy corto y es difícil tener un control sobre los objetos que estás llevando, cuáles son importantes y cuáles vas a necesitar más adelante.
Los minijuegos de los jefes del último compás del juego son bastante difíciles y pueden generar frustración por completo. Sin embargo, un detalle que me parece importante destacar, es que hay varias opciones de accesibilidad dentro del menú del juego donde podremos modificar ciertas estadísticas como aumentar la reducción del daño y hasta brindar la posibilidad de saltear la pelea, directamente. De esta forma, si lo que más te llama la atención es la historia, se puede experimentar sin ningún problema gracias a estas opciones.
En definitiva, Knuckle Sandwich es una interesante aventura surrealista con combate por turnos que homenajea a los clásicos JRPG. Con una música más que destacable y un apartado gráfico que cumple, Andy Brophy logró crear una obra con mucha personalidad y originalidad, muy recomendable para todos los amantes del género.