Año tras año, Activision publica un nuevo Call of Duty que, como les contaba en la review de campaña que pueden leer acá, consta de dos partes fundamentales. Modern Warfare III tiró la campaña a la basura, pero el multijugador es siempre el plato fuerte. Este año, Sledgehammer Games se encargó también de este apartado pero dejó el nuevo modo Zombies en las manos experimentadas de Treyarch. El resultado es sólido, pulido y repleto de mejoras de calidad de vida. Ofreciendo una experiencia curada de entrada que se fue actualizando con contenido nuevo durante la ventana de lanzamiento y ya estableció la fecha de su primer pack de mapas y operadores.
En una primera impresión, el modo multijugador de Modern Warfare III puede parecer más de lo mismo. Es fácil caer en la tentación y descalificar la variedad de mapas tildándolos de “refritos”, pero se trata de una recreación cuidadosa de mapas legendarios que forjaron el concepto de shooter multijugador como lo conocemos. Para entender la propuesta hay que tener en cuenta que Call of Duty no entrega la experiencia completa en lanzamiento, sino la columna vertebral de un apartado que irá recibiendo mapas y contenido de forma periódica a lo largo de los próximos diez o doce meses. Por eso, es tan importante el nivel de cuidado a los detalles que denota el título de Sledgehammer Games, en especial cuando vemos lo pulido que salió.
Este apartado está dividido en dos grandes propuestas, el multijugador tradicional y Modern Warfare Zombies. Éste último está desarrollado por Treyarch, un estudio que tiene vasta experiencia en este modo y se animó a incorporar cambios sustanciales que seguramente dividirán las aguas entre los fans. Esta nueva entrega se aparta de la jugabilidad tradicional de mapas segmentados que se van desbloqueando progresivamente para aprovechar los cimientos de Warzone. La Operación Deadbolt trae a los personajes de la campaña a una historia de ciencia ficción de jugabilidad cooperativa en un mapa gigantesco que podemos explorar, repleto de contratos y cofres con equipamiento para vender o usar.
Si alguna vez jugaron DMZ en Warzone, ya tienen una idea de cómo se juega el nuevo modo Zombies, reemplacen los NPC por nuestros monstruos favoritos y añadan a la mezcla divisiones circulares en el mapa, con dificultades más altas a medida que nos acercamos a la zona del centro. Con una narrativa dividida en tres capítulos, armas mejorables y un sinfín de variables gracias a la libertad de exploración, el trabajo de Treyarch se siente como una bocanada de aire fresco para este apartado. Claro que los puristas del modo extrañarán las balaceras por oleadas de siempre, pero estas misiones extendidas de 45 minutos y sus puntos de extracción al azar, son el condimento justo para garantizar partidas intensas y situaciones memorables. En especial, cuando estamos atropellando zombies en un vehículo fortificado, mientras nuestros compañeros arrasan desde la torreta o las ventanillas.
La otra cara de la moneda es un modo multijugador robusto, que hace gala del motor gráfico actualizado y aprovecha el gunplay exquisito de esta nueva entrega. Con mapas clásicos adaptados, repletos de pasillos estrechos y galerías de tiro para los que prefieren campear, que son un headshot a la nostalgia. Vuelven los modos de siempre y las listas de juego personalizables, desde los más violentos como Todos contra Todos o Bajas por Equipo, pasando los que ponen el foco en los objetivos como Control o Headquarters, hasta los tácticos con vidas limitadas, en los que el trabajo en equipo resulta indispensable.
Además, hay listas especiales con “mapas invitados” de Modern Warfare II, otros con mapas orientados a 2 vs 2 como Gunfight y los fantásticos fines de semana con Rust 24/7 o el sanguinario Shipment. La semana de lanzamiento tuvo como protagonista una lista llamada Cutthroat que enfrentaba a tres equipos de tres jugadores, en una eliminación directa, con una vida única y la posibilidad de asistir a compañeros heridos. Es un modo muy táctico, orientado al trabajo en equipo, que tiene potencial para quienes prefieran escapar del frenetismo tradicional del multitradicional.
Pero el diablo está en los detalles, por ellos podemos ver el cuidado con el que Sledgehammer Games trató el apartado multijugador. Las misiones diarias, protagonistas clave del farmeo de pase de batalla y responsables directas de la progresión de carrera, ahora nos permiten desbloquear equipamiento a través de la Armería. Las armas nuevas vienen con una bonificación de experiencia, que seguramente será rotativa en futuras actualizaciones, y el Armero nos permite hacer planos personalizados desde el día uno. En este sentido, los accesorios equipables vuelven a ser cinco, como en el primer título de la trilogía, y dejamos atrás las épocas de la “afinación” de armas del juego anterior. Modificar y testear las armas vuelve a ser sencillo e intuitivo, con una Galería de Tiro lista para probar las nuevas configuraciones. Todos los aspectos están pulidos y preparados para recibir contenido nuevo en tandas periódicas.
A la hora de jugar, es la experiencia frenética, ágil y satisfactoria de siempre. Puede pecar de continuista pero, en realidad, no había que arreglar demasiado. El sprint táctico y la cancelación de la barrida están de regreso para generar partidas rápidas en las que prima la movilidad. Mientras, desde el lado del gunplay volvemos a disfrutar de una jugabilidad pulida que diferencia bien las armas y sus accesorios. No solo por la sensación de peso que otorga sino por el retroceso al disparar y por cómo se dispersan los proyectiles según su configuración. Más allá de su personalización estética, cada una de las armas tiene una personalidad propia que requiere que estemos bien familiarizados con sus pros y contras. Por eso es tan divertido armar y testear un loadout, cada accesorio influye en el desempeño del arma y puede significar la diferencia a la hora de un mano a mano furioso.
La propuesta de multijugador de Modern Warfare III es sólida y sienta las bases para lo que será un año repleto de contenido. Los cambios al sistema de progresión, que abandona la linealidad al nivel 25 de carrera para habilitar la Armería, se suman a la incorporación de chalecos especializados y equipamiento en los loadouts. Así, consiguen un grado de personalización más profundo que garantiza configuraciones más versátiles para adaptarnos mejor a cada modo o lista de juego. La experiencia en general se nota bien pulida, por ejemplo, ahora podemos activar Tokens de doble XP o ver el progreso de las misiones diarias en cualquier momento de la partida. Estos detalles pueden parecer insignificantes, al igual que poder hacer planos propios desde el primer momento, pero son pedidos que la comunidad siempre había solicitado.
Con el mal sabor de boca que nos dejó su mediocre campaña todavía vigente, el modo multijugador de Modern Warfare III cumple con la titánica tarea de enderezar el bote y llevarlo a buen puerto. De cara al primer paquete de contenido gratuito, el próximo 6 de diciembre, la propuesta de base es sólida y ostenta una jugabilidad pulida por donde se la mire. Ofrece un balance perfecto entre gunplay, velocidad y un puñado siempre cambiante de listas con mapas variados para mantenernos jugando. Es cierto que peca de continuista, pero las mejoras a la calidad de vida con respecto a la entrega anterior son notorias y el nuevo modo Zombies es la cereza del postre. Si son de los que juegan Call of Duty por el multi van a estar más que satisfechos con la entrega de este año.
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