En una cárcel de Estados Unidos, el psicólogo James Martin llega para interrogar a un asesino serial condenado a muerte en la silla eléctrica llamado Edward. Su función es deducir si Edward está cuerdo o lo declara mentalmente no apto para recibir su sentencia basado en un trastorno de personalidad múltiple. En la prueba psiquiátrica Edward se confiesa: es en realidad un demonio que tomó posesión del cuerpo para cometer los asesinatos y conocer finalmente a quién hará conocido su caso al mundo entero: James Martin. Así comienza Nefarious.
Adaptando al demonio
Basada en un libro llamado “A Nefarious Plot”, editado en 2016 y escrito por Steve Deace, la película que cuenta esta historia del profesional de la salud y el demonio no comprobable decide jugar con la ruptura de la cuarta pared todo el tiempo. El libro alega estar basado en hechos reales, la película al estar basada en el libro alega lo mismo, mientras que dentro de la película se presentan los elementos que van a llevar a que se escriba el libro que coronará el final del film. Estamos frente a una doble verificación de “realidad” que intenta justificar desde ese lado el valor menos espectacular del producto.
El libro indaga sobre una suerte de complot que se viene cocinando a fuego lento desde las entrañas de la sociedad para pervertir a las nuevas generaciones mientras se le entretiene con discusiones político / sociales que dividen aguas y ayudan a permear el vector de contagio oscuro que las va convirtiendo hacia lo malvado. ¿La discusión por lo woke? ¿La división entre izquierda y derecha? Según el texto, es el corso que hace bailar a las comparsas al ritmo de discusiones vanas para ir manipulando a las masas y hacer implosionar el sistema desde adentro. La batalla definitiva por las almas de los humanos.
La película, co-dirigida y co-guionada por Chuck Konzelman y Cary Solomon, utiliza el texto del libro para contar su génesis. ¿Fue James Martin el artífice de esa narrativa? ¿O hubo otras manos oscuras haciendo el trabajo sucio?
Enfrentando la propia oscuridad
Nefarious es una película independiente. De presupuesto acotado y eso se nota en las decisiones que toma: pocas locaciones, fotografía más de video que “cinematográfica”, pocos personajes… pero es consciente de eso y desde allí lo explota.
Es básicamente una suerte de obra conceptual más cercana a lo teatral que a lo cinemático. Todo se centra en los personajes y sus diálogos, todo se construye desde allí y la cámara sólo oficia de motor para que lo que se está contando se vea completo y bien. No hay una búsqueda de darle una personalidad a la puesta, lo importante es registrar correctamente la química que se desprende de la lucha de poder discursiva entre ambos personajes.
Y allí se encuentra uno de los primeros problemas de la cinta: el duelo interpretativo es bastante desigual. Sean Patrick Flanery es un actor de renombre, dentro de un nicho es muy reconocido por haber formado parte de esa película de culto llamada El quinto infierno (The Boondock Saints, 1999) junto a otra gran figura de hoy día como es Norman Reedus (el Daryl Dixon de The Walking Dead); pero además es conocido mundialmente por su participación como Indiana Jones en El joven Indiana Jones (The Young Indiana Jones Chronicles, 1992). En Nefarious debe interpretar a dos personajes: Edward y su demonio, pero al no tener un partenaire sólido enfrente queda naufragando en una suerte de sobreactuación neurótica.
Jordan Belfi, que interpreta a James Martin, viene de un lugar diferente: muchas participaciones pequeñas en series televisivas y películas muy independientes. Salvo su tiempo en la serie Entourage, no tuvo oportunidades de profesionalizarse en las grandes ligas. Y eso se nota, su papel no tiene matices y se nota exagerado. Flanery por otro lado lo invita a lo lúdico todo el tiempo, pero al no tener una pared donde rebotar queda desarticulada la dinámica y desafina en los armónicos.
Sin embargo, lo de Sean Patrick Flanery es loable. Porque a pesar que a veces tiene tics, que otras veces desaparecen mágicamente, o que habla con acento y luego se le olvida, hay algo hipnótico en su presencia, algo magnético, algo malvado. No podes dejar de notar cada uno de los detalles que trata de imponer frente a la cámara, “Nefariamous” (el nombre completo del demonio que habita en Edward) parece tener muchas ganas de jugar y divertirse, y nos invita a ser testigos.
Los grandes temas
No estamos ante una típica película de terror, es un thriller policial en clave tensionante que utiliza la situación para hablar de otros grandes temas de la humanidad: la religión, la política, la eutanasia, el aborto. En algunos aspectos, es una película muy conservadora. Quizás porque su origen mismo nace de la teoría creacionista y eso derrama en el resto. Es interesante el constante regreso a la figura de “El carpintero” (Jesús) como quiebre en esa lucha de poder.
Sin embargo, no deja de ser interesante como manifiesto filosófico para repensar ciertos temas que van inundando la pantalla en una búsqueda similar a las conversaciones entre Hannibal Lecter y Clarice Starling en El silencio de los inocentes (The Silence of the Lambs, 1991) salvando, claro, las distancias actorales. Ahora bien, a diferencia de este clásico, todo el relato se da alrededor de esas charlas así que requiere que estemos conectados con esa experiencia, es una película que te requiere activo y disfrutando de una narrativa basada en diálogos. En algún aspecto se puede llegar a conectar con The Man from Earth (2007), que podría considerarse la versión negativa de esta cinta.
Nefarious tiene un buen cierre con un tercer acto en el que cambia el salón para ir preparando todo para el gran final, uno que va a colocar al personaje del Dr. James Martin en un lugar que nunca se imaginó estar. Y es posible que cuando todo termine nosotros mismos terminemos preguntándonos sobre la existencia del mal.