Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name ya está disponible, y el nuevo juego de la histórica saga beat-em-up trae nuevamente a Kazuma Kiryu al frente del escenario. El Dragón de Dojima comenzó en 1988, canónicamente hablando, su aventura en el clan Tojo en Yakuza 0 y hoy tiene casi diez juegos en su haber. Como (casi) protagonista en todos ellos, te invitamos a repasar la saga y las razones por las que el estudio Ryu Ga Gotoku es insignia japonesa.
Su guion, sus personajes, y particularmente la rudeza de Kiryu no son lo único que caracteriza a la saga Yakuza, pero si lo que la hizo grande. Desde la PlayStation 2 que Ryu Ga Gotoku creó una serie de juegos que responden a mecánicas y jugabilidad que ya habíamos visto en propuestas como Shenmue.
Pasaron los años, pasaron las entregas y los entramados políticos de los mafiosos se vieron cada vez mejor reflejados. La cultura Yakuza en Japón es extremadamente interesante y los juegos a pesar de su tono absurdo y bien de anime shonen, lo calcaron siempre a la perfección.
Desde actores de voz completamente dedicados a sus papeles, algunos presentes en cada juego de la saga, hasta la representación uno a uno de todos los barrios de Japón que retrata. Esto último es, quizá, una de las cosas más importantes que tiene la saga, y una que personalmente me vuela la cabeza.
El absurdo en esta serie de juegos se encuentra con la seriedad y el caos con la relación a muchas familias de la Yakuza. Quizá en un juego estamos luchando contra otro grupo por un cuadrado en un callejón o en otro nos enfrentamos a la mafia coreana y china al mismo tiempo. Los niveles de delirio que las aventuras de Kiryu, Goro Majima, Taiga Saejima y muchos más van más allá de lo argumental, y ahí es donde la jugabilidad sale a relucir.
Los beat ’em up tuvieron su época de gloria y Yakuza supo mantener la esencia del género mezclándolo con pequeños ajustes JRPG. Claro, un estudio en Japón tomó los elementos más característicos de la progresión del rol, su estructura de misiones y hasta hizo un juego entero basado en ser un héroe RPG. Algo que solo el sello de Ryu Ga Gotoku puede lograr.
Luchar en Yakuza, ya sea en su clásico sistema de pelea callejera o en sus nuevas batallas por turno, se siente increíble. El juego es un dramón, con tintes de locura en cada arista de su combate. Ya sea por que los ataques emanan fuego o luces de colores, o por que agarramos cualquier cosa que esté en la calle para destruir a una máquina demoledora, la saga nunca deja de sorprender.
Para los amantes de la cultura japonesa, este set de historias nos lleva de la mano por muchas de las ciudades más importantes de Japón. El término “turismo virtual” le queda muy bien, ya que las ciudades están trabajadas hasta el último detalle. Ya sea la zona roja de Kamurocho (Kabukichou en realidad) en Shinjuku, Tokyo, o los pasillos llenos de olor a comida de Sottenbori (Dotonbori en realidad) en Osaka.
Cada esquina, cada mercado y cada bar tiene su igual en el mundo real. Por una cuestión de marcas y derechos, claro está, no es el mismo lugar al que le adjudican miles de peleas callejeras y arreglos de la mafia. Pero si encontraremos muchas marcas que se suman a estos repertorios, en los famosos konbinis, así como actividades secundarias que son pilares en este juego y se desarrollan en pachinkos o karaokes de la vida real.
La Yakuza en Japón ya no es lo que era, pero esta saga siempre supo retratar lo que puertas para fuera nunca se vio de Japón. Las diferencias sociales, la pobreza y los hostigamientos eran ley primera en la época dorada de la mafia. Con ese toque absurdo, el drama que la saga plantea en cada juego con cada historia y los hilos argumentales que sostiene en cada personaje son dignos de lo que se vivió en Japón durante años.
Kazuma Kiryu siempre será el Legendario Dragón de Dojima, pero así como la Yakuza en la vida real y también en la historia de los juegos, todo llega lentamente a un final. The Man Who Erased His Name viene a presentarle al público no solo a Kazuma Kiryu, si no también lo que Ryu Ga Gotoku puede hacer y supo siempre hacer en sus títulos. Con un nuevo protagonista en el horizonte y un Kiryu que ya pide a gritos el retiro, el camino a la octava entrega de la serie, Like a Dragon: Infinite Wealth, está bien marcado.
Japón, sus calles, sus historias y sus secretos, todo forma parte de lo que la saga Yakuza nos quiere contar. No hay que perder de vista a una propuesta que nos lleva de la mano por Japón y nos muestra lo peor y lo mejor que tiene para ofrecer. Ya sea en los ojos de Goro Majima, Kazuma Kiryu o Ichiban Kasuga, siempre podremos escaparnos un rato para ser un mafioso japonés y conocer una cultura tan distinta a la de este lado del mundo, desde adentro y con sello de autor.