Call of Duty es una franquicia tan establecida que la llegada de su entrega anual, al menos para los amantes de los FPS, se ha vuelto casi un evento festivo. Año tras año, Activision publica una nueva versión de su shooter bélico que, aún con sus altibajos, siempre garantiza un estándar de calidad a través de sus modos de juego. No es sencillo hacer un juego tan ambicioso, es parte de un ciclo voraz que pueden mantener gracias a una serie de equipos de desarrollo rotativos. El desarrollo de Call of Duty: Modern Warfare III estuvo liderado por Sledgehammer Games, responsables del título homónimo de 2011, Call of Duty: Advanced Warfare de 2014, el mediocre Call of Duty: WWII y el divertidísimo (aunque incomprendido) Call of Duty: Vanguard de 2021. ¿Esta vez estará a la altura de la saga? Desde ya les puedo adelantar que, al menos en lo que respecta a la campaña, la respuesta es no.
La campaña de Modern Warfare III tiene la responsabilidad de cerrar la trilogía y la ventaja de contar con personajes reconocibles, queridos y un trasfondo más que probado. Las expectativas eran moderadas, más después del vuelco narrativo del título anterior, pero el resultado final deja mucho que desear. Y es que aún las campañas más criticadas de la franquicia logran mantener el estándar de calidad al que nos tienen acostumbrados. En el peor de los casos, son historias con personajes estereotipados, con un par de traiciones en el medio y conformadas por misiones sobre rieles muy guionadas para garantizar la espectacularidad. Sin embargo, el título de Sledgehammer Games parece haber sido hecho a las apuradas, con misiones de relleno y sin la mística de siempre.
Todo comienza con una misión nocturna de rescate, vamos a visitar el Gulag de Warzone pero realizado con el fantástico motor de juego nuevo. Es un espectáculo de principio a fin, desde el inicio en el submarino, pasando por los efectos de la lluvia y la caída en rappel mientras vamos propiciando el motín para encontrar a Makarov. Miles de balas más tarde, luego de haber sobrevivido a varias situaciones dignas de un blockbuster hollywoodense, vamos a conocer los objetivos del legendario villano y comenzará la campaña propiamente dicha. La introducción no es la más espectacular de la saga, pero se encarga de hacer gala de las nuevas bondades técnicas del motor actualizado y un gunplay verdaderamente exquisito.
La campaña de Modern Warfare III es una sucesión de misiones divertidas pero poco inspiradas y de corte tradicional, intercaladas entre otras de “armas libres”, que son una novedad para la franquicia. En términos jugables, los mapas son un poco más grandes para explorar, con armamento disperso en cofres y varios secretos que descubrir que nos dan cierta libertad de acción para ejecutar los objetivos principales. Los que jugamos el título anterior sabemos de qué se trata, son versiones en miniatura del modo DMZ, solo que con objetivos mediocres y una participación mínima del resto de nuestro equipo. No son necesariamente aburridas, pero aportan poco a la experiencia y rompen la inmersión narrativa completamente.
El contraste entre las misiones tradicionales y las nuevas, de acción libre, es tan notorio que parecen hechas directamente por otro estudio. Hay momentos espectaculares como el regreso a Verdansk, el tiroteo en el estadio y una escena brutal en un avión, pero todo lo que logra narrativamente se cae a pedazos cuando nos largan en medio de un desierto para cumplir objetivos genéricos. Se nota que comenzó como un DLC para Call of Duty: Modern Warfare II y parece que para transformarlo en una entrega completa decidieron meterle estas misiones sin alma en el medio, alargando artificialmente su duración. Pero aún con todo este contenido de relleno, no llega a durar ni cinco horas. Si solo hubiéramos jugado este puñado de misiones tradicionales, como una pequeña expansión de historia, la impresión general habría sido mucho más positiva.
Afortunadamente, no todas son malas noticias y, si bien no está a la altura de sus predecesoras, la campaña de Modern Warfare III no deja de ser un FPS espectacular y entretenido. Hay que reconocer el trabajo de Sledgehammer Games en lo que respecta a gunplay, la fluidez de los movimientos y la sensación de estar disparando las diferentes armas es insuperable. La forma en la que impacta el retroceso, el feedback en la vibración de los controles y cómo se integran con suavidad al resto del repertorio de acción es sencillamente fantástico. La selección de armas también es para destacar, aún cuando no las utilicemos a todas y los nuevos accesorios les dan un toque único, en especial las nuevas miras térmicas.
También hay que destacar ciertas misiones que ofrecen experiencias memorables. En especial las que involucran a cientos de civiles corriendo desesperados y las que se animan a ofrecer una progresión más vertical. Por ejemplo, y sin caer en spoilers, hay un objetivo que requiere que subamos a la terraza de un edificio y nos ofrece varios caminos, pasillos para pelear y andamios por los que escalar para tomar por sorpresa a los enemigos. Niveles como estos son los que nos sacan una sonrisa y logran cautivarnos, por suerte no son pocos. Hasta la clásica misión de apoyo aéreo, con la cámara aérea en blanco y negro, resulta divertida. Es una campaña entretenida pero poco ambiciosa, que se duerme en los laureles de los juegos anteriores y se conforma con copiar sus grandes éxitos.
La campaña de Modern Warfare III es un tiro en el pie para esta nueva entrega. Lejos de ofrecer la experiencia espectacular y cinemática de todos los años, nos pone a jugar en misiones de estilo sandbox que rompen toda inmersión narrativa. Esta novedad solo consigue diluir la tensión narrativa, aún en los momentos más críticos, reduciendo a las buenas misiones a un puñado de buenos recuerdos dentro de una experiencia divertida pero mediocre. El gunplay y el apartado técnico son exquisitos, la mezcla de sonido está al mismo nivel de calidad, pero no consiguen mantener el modo a flote. Sin embargo, no todo está perdido, todavía nos queda jugar los modos Multijugador y Zombies que deberían verse beneficiados por el motor gráfico y la jugabilidad pulida. Pero quienes prefieran jugar el modo historia, por primera vez en más de cinco años, les tengo que advertir que sabe a poco y no está a la altura de la franquicia.