El mito sobre los hombres lobo y la licantropía son uno de los más reconocidos y extendidos internacionalmente en occidente. Con una leyenda griega de base (con Licaón, rey de Arcadia, Grecia y su encuentro con Zeus), caló hondo en diferentes regiones incluso aquellas donde no existen lobos, adaptándose a otros cánidos de gran tamaño.
La idea de una persona que se transforma (con o sin control) durante ciertos momentos del mes y pierde noción de su humanidad para convertirse en una máquina de matar es muy potente como conflicto y lo emparenta con personajes como Dr. Jekyll / Mr. Hyde o incluso El Increíble Hulk.
Lon Chaney Jr. fue el actor responsable de hacer conocido el personaje durante el gran momento de Universal con El hombre lobo (The Wolf Man, 1941), dirigida por George Waggner; este film permitió a Chaney explotar completamente sus virtudes en el maquillaje y convertirse en Larry Talbot, un hombre que conoce a Bela (Bela Lugosi) en un campamento gitano y se vuelve un lobo humano asesino durante la luna llena. Varios elementos en esta película (la luna, la plata, el contagio por mordida) redefinieron para siempre al mito.
Muchos consideran esta como la primera película sobre este mito, pero la realidad es que esa fue El hombre lobo de Londres (Werewolf Of London) de 1935, dirigida por Stuart Walker y también producida por Universal. Luego del éxito de la versión del ´41 salieron diversas secuelas y encuentros con otros monstruos; en 1957 se estrena Yo fui un hombre lobo (I Was a Teenage Werewolf, 1957) dirigida por Gene Fowler Jr. y protagonizada por Michael Landon (El de la familia Ingalls, Camino al cielo y Bonanza).
1981 fue uno de los años más importantes para el personaje, ya que se estrenaron dos películas seminales: Aullidos (The Howling), dirigida por Joe Dante (el mismo de Gremlins, Viaje insólito y Pequeños guerreros, entre tantas otras) con una visión adulta y oscura del mito en una ciudad casi tan tóxica como el licántropo y un asesino en serie. Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London), dirigida por John Landis (el mismo de De mendigo a millonario, el videoclip Thriller, Un príncipe en Nueva York, entre otras) no sólo le dio una bocanada de aire fresco al mito sino que obligó a Hollywood a crear la categoría de mejores efectos visuales por la transformación icónica que tiene el personaje en cámara.
El personaje tiene varias versiones adultas encaradas durante los últimos años, como es el caso de Lobo (Wolf, 1994), dirigida por Mike Nichols y protagonizada por Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer; o la remake de la original de Universal: El hombre lobo (The Wolfman, 2010) dirigida por Joe Johnston y protagonizada por Benicio del Toro, Anthony Hopkins y Emily Blunt. Para no perder la tradición, esta película ganó el Oscar a mejor maquillaje.
Los licántropos suelen funcionar en cualquier situación como demuestra la saga Underworld, Harry Potter o Crepúsculo; servir como motor para tener una película de acción como la francesa El pacto de los lobos; realizar una analogía sobre la adolescencia en la trilogía de Ginger Snap; o apelar a la comedia como en Teen Wolf, El lobo de Snow Hollow y Un Hombre Lobo Entre Nosotros.