George Romero y su largometraje La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, 1968) abrieron una caja de Pandora que se venía gestando de años anteriores como contamos aquí. El nuevo género se multiplicó adoptando las nuevas reglas y ofreciendo obras a nivel mundial que se subieron al éxito de aquellos que lentamente siempre llegaban a asesinarte.
Pero como siempre sucede en estas situaciones, luego de establecerse el cine de zombies llegó a su punto máximo y cayó finalmente en la parodia. Para mitad de la década del ochenta, y de la mano de películas como El Regreso de los Muertos Vivientes (Return of the Living Dead, 1985) o el videoclip Thriller (1984), de Michael Jackson, el género se estancó. Durante años los no-muertos fueron simplemente entes sin guía que buscaban cerebros para alimentarse.
Para comienzos del nuevo siglo, comenzarían los cambios; esos cambios se llevaron a cabo por diversas situaciones y dispositivos: el cine de terror comenzó a mirar a oriente y el J-Horror (el cine de terror oriental lento y con ánimas en las sombras) se llevó todas las miradas, por lo que el resto del terror vio necesaria una lavada de cara; mientras, los videojuegos revolucionaban lo establecido con sagas como Resident Evil o Doom donde lo horroroso volvía a ser el centro. Pero fue el estreno en occidente de Exterminio (28 Days Later, 2002), dirigida por Danny Boyle, que lo terminó de asentar.
En esta película, grabada en Inglaterra, Jim (Cillian Murphy) despierta solo en el hospital. 28 días antes, el mundo se modificó por la liberación de un virus en el centro de investigación de monos en Cambridge que provoca una enfermedad nerviosa, quienes se enferman se vuelven excesivamente agresivos y violentos. No sólo las imágenes post-apocalípticas de Londres la convirtieron en una obra seminal, sino un elemento nuevo: los zombies aquí son sanguinarios y… veloces.
Eso llevó a una catarata de títulos que transformaron nuevamente el género en algo comercialmente rentable: El amanecer de los muertos (Dawn of the dead, 2004), de Zack Snyder; Soy Leyenda (I am legend, 2007), protagonizada por Will Smith; Guerra mundial Z (World War Z, 2016) o incluso en oriente, como el caso de Estación zombie (Train to Busan, 2016). También se mixturaron elementos para erigir cosas como Zombieland (2009) o esa gran parodia que fue Muertos de risa (Shaun of the dead, 2004). El inicio de siglo venía con una renovación del género.
Pero faltaba algo que le diera masividad absoluta, y eso fue una historia que comenzó a pergeñarse al tiempo que se estrenaba Exterminio: The Walking Dead. Un cómic creado por Robert Kirkman y que comenzó a editarse en 2003, y que arrancaba con un hombre despertando de un coma y viendo el mundo arder. Los zombies acá son lentos, pero los dramas entre los sobrevivientes y las reglas de un nuevo universo de convivencia con estos seres se convirtió en un éxito con casi 200 números y una serie televisiva de 11 temporadas que comenzó en 2011 y que aún hoy estrena spin-off, que terminó llevando al género a lo más alto de la popularidad.