Kingdom Hearts: Mucho más que Disney y Final Fantasy

La saga que comenzó como una charla de ascensor, hoy espera su próximo juego mobile y expandir más su confusa historia original

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Kingdom Hearts III, de Square Enix.
Kingdom Hearts III, de Square Enix.

Kingdom Hearts, ah, Kingdom Hearts. Si tuviese que poner en el pedestal de sagas favoritas al monstruo creado por Square Enix, lo haría sin lugar a dudas. ¿Por qué no? La fórmula lo tiene todo: personajes originales, de Final Fantasy (y de mis favoritos), y de Disney.

Lo que comenzó como una conversación de ascensor entre un alto ejecutivo de Disney y un productor de Square Enix, pasaría a convertirse en una de las propuestas más completas del JRPG.

Kingdom Hearts III, de Square Enix.
Kingdom Hearts III, de Square Enix.

En aquel momento, Shinji Hashimoto era productor de Square Enix, y junto al padre de Final Fantasy, Hironobu Sakaguchi, tenían una idea. Querían recrear el éxito de un juego mundo abierto como Super Mario 64, pero algo les faltaba. Claro, la gran N tenía la fama del fontanero asegurada, que hacía de un excelente juego algo mucho más exitoso.

Entre bromas, las historias cuentan que uno de los dos dijo que “solo podrían lograr eso con una propiedad intelectual tan fuerte como las de Disney”. Pero la empresa del ratón estaba muy lejos de pensar en cooperar con Square Enix. Sus historias, alegres y para niños, no encajaban bajo ningún concepto con la oscuridad y seriedad de los JRPG de aquel entonces.

Kingdom Hearts III, de Square Enix.
Kingdom Hearts III, de Square Enix.

Por arte del destino, Hashimoto se encontró un día en el mismo ascensor que un alto ejecutivo de Disney. En aquel momento, Square Enix y Disney compartían el mismo edificio de oficinas en Japón. Este encuentro le dio al productor de Square Enix la posibilidad de presentar su alocada idea de un juego 3D con personajes de Final Fantasy y Disney mezclados. En Febrero del 2000, finalmente, con Hashimoto como productor y Tetsuya Nomura como director, empezó este increíble y confuso camino.

Nomura venía de trabajar como líder del diseño de personajes en Final Fantasy VII, unas de las piezas más exitosas en la historia de Square Enix. El juego, que inspiró su nombre en el parque temático de Disney Animal Kingdom, estaba en un principio dirigido a audiencias más jóvenes. Claro, si tenían a Disney atrás, debían hacer “un juego para niños”. Para suerte de todos hoy en día, Sakaguchi intervino y le pidió a Nomura “una historia más parecida a Final Fantasy”. Debían mantener su esencia, lo que los hizo grandes. Quizá esto, Nomura, se lo tomó muy literal.

Kingdom Hearts III, de Square Enix.
Kingdom Hearts III, de Square Enix.

Hace algunos días nada más, Square Enix confirmó mediante una imagen el avance del desarrollo de su próximo juego para móviles, en donde continuaremos la historia de sus dos anteriores juegos para celulares. Estos dos son fundamentales para comprender el final de Kingdom Hearts III y las próximas sagas que se vienen en una historia que hace rato abandonó a Final Fantasy.

En sus primeras entregas, apelar a los fans del JRPG con Cloud y Squall en pantalla era fácil. Mientras tanto, su personaje original Sora recorrería planetas de Disney para ayudar a liberar al mundo de la oscuridad. Hoy, Kingdom Hearts es mucho más que eso, y Disney pasó a ser una excusa para la saga que ya tiene su propia identidad, aún encerrada en varios problemas narrativos. Nomura quizá se tomó muy literal lo que Hironobu Sakaguchi le pidió, pero ese sin lugar a dudas es parte del encanto de la saga.

Kingdom Hearts III, de Square Enix.
Kingdom Hearts III, de Square Enix.

La distribución de sus narrativas, incluso en un intento de juntarlas con sus versiones reMix, hacen de esta una historia muy difícil de seguir. Es indudable que el encanto sigue estando en ver qué mundos de Disney serán incluidos, o de qué forma Sora interactúa con nuevos personajes. Kingdom Hearts es mucho más que Disney y Final Fantasy. Con The Missing Link y Kingdom Hearts 4 en el horizonte, los fans nos preguntamos si ya llegó el momento de que la saga deje de lado a sus complementos y siga por su propio camino.

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