¿Cómo sucede que una película animada con un presupuesto chico (24 millones de dólares), que Disney no se animó a estrenar bajo su sello por considerarla no apta para niños, sigue generando tendencia 30 años después? Puede que detrás de todo eso esté Tim Burton.
El genial director tuvo la idea en 1982 mientras trabajaba como animador en Walt Disney Feature Animation y la escribió como poema. Luego de varios éxitos llegó el momento de llevarla a la realidad: estamos hablando de El extraño mundo de Jack.
La película comenzó a rodarse en julio de 1991 y tuvo tres elementos claves: fue realizada por medio de la técnica stop motion (quiere decir, se sacan 24 fotos moviendo levemente los objetos para lograr 1 segundo de animación), Disney la lanzó a través de Touchstone Pictures por considerarla demasiado oscura y aterradora para los niños, y llevaría por primera vez el nombre de su creador en el título como una marca “Tim Burton´s The Nightmare Before Christmas”.
El caso es que Tim Burton no fue el director.
Quién estuvo detrás de cámara en El extraño mundo de Jack fue Henry Selick, un animador de la compañía del ratón que tenía experiencia tanto en cortometrajes como en largometrajes. Eso continuaría con películas como James y el melocotón gigante (1996) -basada en textos de Roald Dahl- y Coraline (2009) -basada en el libro de Neil Gaiman-.
Además del tema del título con el productor al comienzo, en la que el director hizo declaraciones años después: “Fue un poco injusto porque no recibió ese nombre hasta tres semanas antes del estreno… No me hubiera molestado si hubiese firmado para ello”; la película tuvo diversos problemas: para arrancar, no existía un guión final una vez iniciado el proceso de grabación.
Por lo ocupado que se encontraba Burton, dado que estaba con dos proyectos al mismo tiempo, existía cierta desconexión entre Selick, él y el otro gran jugador: Danny Elfman -quien hizo la música y consideraba el trabajo del director sólo como alguien que adornaba sus temas musicales-.
La técnica del stop motion generaba mucho tiempo de rodaje, y sin el guión ni la música todo estaba tenso. Por otra parte, Disney no estaba directamente involucrado pero ponía presión: quería que Jack Skellington, el esquelético protagonista, tuviese ojos y pupilas para hacerlo más afable al público infantil. Luego de muchas discusiones, Burton y Selick ganaron esa batalla.
Hoy, 30 años después, sigue siendo un éxito.