Pokémon es una de las franquicias más importantes del entretenimiento en general. Es la saga que más dinero recaudó en la historia de la cultura pop y cuenta con el enorme plus de tener una audiencia de millones de usuarios que aman el universo que propone y respaldan toda propuesta que salga desde The Pokémon Company. En este contexto, Pokémon Escarlata y Púrpura se presentan como una obra agridulce. Por un lado, unos títulos manchados por la excesiva cantidad de bugs, errores visuales y falta de rendimiento apropiado para la consola en la que se desarrolló. Por otro lado, no deja de ser una de las propuestas más frescas de Pokémon en cuanto a los últimos diez años. Es por esto que había altos niveles de expectativa frente a La Máscara Turquesa, la primera parte de El Tesoro Oculto del Área Zero, el DLC que viene a complementar este último gran lanzamiento del universo Pokémon. Si bien tiene algunas cosas rescatables, la realidad es que potencia más los malos tragos que los destellos de grandes momentos que había en la base.
La Máscara Turquesa puede disfrutarse en cualquier momento una vez que ya hayamos iniciado la aventura principal y tengamos la libertad de recorrido. Es en la academia donde estudiamos donde un personaje nos ofrece hacer un viaje de estudios a una isla cercana llamada la comarca de Noroteo. En esta nueva subregión de Paldea, vamos a encontrar a los hermanos Corin y Cass quienes llevarán adelante la aventura con nosotros.
En esta historia conoceremos la leyenda urbana de Noroteo donde un ogro asesinó a tres héroes y se exilió a una cueva. A medida que avanza la historia vamos a entender que no todo es lo que parece ser y que, quizás, lo que tradicionalmente cuenta esta leyenda no sea el único punto de vista. Debo decir que, si hay algo para destacar del DLC, es el componente narrativo que se siente como un episodio especial dentro del gran arco que se forma en Escarlata y Púrpura.
Esta historia también termina teniendo un plus ya que, como pocas veces en la franquicia, empezamos a ver referencias a otras regiones y títulos previos haciendo que el mundo Pokémon parezca estar un poco más conectado. Es probable que, a partir de ahora, The Pokémon Company empiece a reproducir lo que logró en Nintendo Switch con una nueva generación de títulos, así que no me sorprendería que una décima generación, un nuevo Pokémon Legends y también un remake de la quinta generación empiecen a tener conexiones entre sí.
Lamentablemente, todas estas cuestiones positivas terminan siendo disfrutables solo para quienes juegan Pokémon desde hace años y quieran introducirse más en profundidad con la mitología de este universo. Pero para quienes vengan a disfrutar simplemente del DLC, lo primero que van a notar son errores, bugs y bajos rendimientos.
Pokémon Escarlata y Púrpura van a ser juegos que quedarán, de manera injusta, como los peores lanzamientos de la franquicia por su mal rendimiento. Un error inconcebible para un estudio tan grande que, si bien mejoró a fuerza de parches, sigue estando presente en la experiencia de base. Este DLC parecería no haber aprendido nada y los errores son peores que en el lanzamiento: popping constante, texturas que no cargan, bugs de Pokémon, peleas donde los Pokémon desaparecen y mucho más. Una cosa es tener un mal lanzamiento, otra muy diferente es no trabajar en arreglarlo.
Todos esos errores se profundizan con la decisión artística alrededor de esta propuesta. En el juego de base, había un mundo vasto para recorrer y jugar en el orden que quisiéramos. Eso nos brindaba una libertad similar a Pokémon Legends: Arceus que no habíamos tenido en las generaciones anteriores de la franquicia.
En este caso, el esquema narrativo es completamente lineal y los cortes entre cinemáticas y juego muy molestos. Hay veces que nos sacan de la cinemática simplemente para hacernos caminar dos pasos y luego continuar con la misma cinemática. Ese proceso se repite cientos de veces durante las cortas tres horas que dura esta aventura. Esto es algo que pasaba mucho en la franquicia, pero sorprende que sea así cuando Escarlata y Púrpura se caracterizan, entre tantas cosas, por intentar darle más dinamismo a esta cuestión y adaptar Pokémon a los juegos de rol más actuales.
En cuanto al contenido, hay muchas cosas de las esperables: Pokémon que regresan (mucha presencia de la primera generación, la más clásica), un puñado de nuevas criaturas y cuatro nuevos Pokémon legendarios que son el tipo de personaje que suelen llevar adelante la historia principal. Fuera de esto, algunos objetos y un minijuego en el que vas explotando globos y que no termina de brillar por sí mismo más que en el momento en que hay que hacerlo de manera obligatoria.
Es muy similar a lo que sucedió con el primer DLC de la generación pasada, que salió con poco contenido. Pero incluso en esa ocasión, las nuevas mecánicas que se proponían tenían mucho más que ver con lo que se había gestado en Pokémon Espada y Escudo que en esta ocasión.
En Espada y Escudo había zonas abiertas y el DLC era completamente abierto pero faltaba un modo de combate diferente. Las torres que se introducían en aquél DLC lo solucionaban. Podemos discutir si tenía mucho contenido o incluso si funcionaba, pero había una intención mucho más palpable de ampliar lo que se había gestado. En esta ocasión pareciera que el DLC fue desarrollado sin tener en cuenta los goles que tenían a favor.
La Máscara Turquesa termina siendo una ampliación de lo que se hizo en el juego base y, en cierto punto, sus puntos positivos vienen de ahí. Lamentablemente, potencia mucho más los errores negativos e incluso juega con esa modalidad mucho más lineal que, a mi forma de entender, es completamente contradictoria con la libertad que proponen en el juego de base.
Es cierto también que esta es solo la primera mitad del DLC y, como sucedió en la generación pasada con La Isla de la Armadura (primera parte del DLC de Pokémon Espada y Escudo), el plato fuerte puede estar por llegar con El Disco Índigo. Por ahora, yo no creo que este contenido marque una diferencia considerable.