Kevin Bacon, cuya consagración en la industria llegó de la mano del protagónico en la película musical Footloose: Todos a Bailar (Footloose) en 1984, no guarda gratos recuerdos de esa etapa de su vida artística.
En una reciente entrevista en el podcast Podcrushed, conducido por Penn Badgley (You - 2018), Bacon confesó que en aquel momento se visualizaba como un intérprete más orientado hacia papeles serios, alejados de la fama pop que la película le otorgó.
Sus aspiraciones artísticas eran diferentes a las propuestas que recibía: “Ya había dicho: ‘Quiero ser Dustin Hoffman o Meryl [Streep] o John Cazale o [Robert] De Niro. Quiero trabajar con [Martin] Scorsese. Quiero hacer de Chéjov’”, reveló. La realidad que experimentó, le causó incomodidad y ansiedad, cuestionando sus sueños de infancia y las expectativas que los acompañaban.
“Cuando me convertí en una estrella del pop, lo último que quería ser era una estrella del pop”, admitió Bacon, explicando su resistencia ante la fama que se le presentaba. “Me sentía muy, muy incómodo con las sesiones de fotos y las revistas, y todas esas cosas con las que soñaba cuando era niño”, expresó.
A pesar de su complicada relación con esa etapa de su vida, Footloose, considerada hoy un clásico, sigue resonando en el imaginario colectivo. La película, centrada en Ren McCormack, personaje encarnado por Bacon, quien desafía la prohibición del baile en la rural Bomont, perdura como un hito en la cinematografía musical, recordándonos la versatilidad y trayectoria de este talentoso actor.