El episodio seis de Ahsoka finalmente le puso cara y cuerpo a un villano que se encontraba desde las sombras, un sonido entre las filas de lo que será en el futuro de La Primera Orden: el Almirante Thrawn.
Este alienígena de color azul es de suma relevancia para el universo de Star Wars en su etapa más primigenia, en la saga conocida como La trilogía de Thrawn, la trilogía de la Nueva República o Trilogía Heredero del Imperio; tres novelas escritas por Timothy Zahn (Heredero del Imperio, El Resurgir de la Fuerza Oscura y La Última Orden) que fueron luego adaptadas al mundo del cómic.
Esta trilogía se desarrollaba cinco años después de los hechos ocurridos en Star Wars Episodio VI y fueron parte de lo que se conoció como Universo Expandido de la franquicia. Con la compra por parte de Disney, se removió del cánon pasando a ser parte de lo que se conoce como “Leyendas”.
Pasó mucho tiempo hasta que apareció en su versión canónica dentro de la saga. Eso ocurrió en la serie animada Star Wars Rebels, que viene a ser una de las bases en las que se apoya Ahsoka la nueva serie de Disney+.
Es un alienígena nacido en el planeta Csilla, ubicado en las Regiones Desconocidas de la galaxia, de piel azul y ojos rojos. Su conocimiento en los bordes exteriores le permitió un crecimiento meteórico una vez asentado el Imperio Galáctico.
A pesar de la regla implícita que solo los humanos podían llegar a los altos puestos de mando del Imperio, Thrawn se consolidó como la mano derecha del Emperador Palpatine que le concedió el puesto de Gran Almirante y le encomendó como oficial al mando de la Séptima Flota, con el Destructor Estelar clase Imperial I Quimera como nave representativa del poder oscuro.
Absolutamente sagaz, inteligente, cínico, desapegado y estratégico, Mitth’raw’nuruodo (tal su nombre completo real) compartió misiones con Darth Vader (a quien había conocido de joven, cuando era Anakin) y Wilhuff Tarkin (que vimos interpretado por el actor Peter Cushing en Episodio IV). Pero su vida cambió cuando se le encomendó el sector Lothal unos años antes de la Guerra Civil Galáctica (esa que vimos en la trilogía original).
Allí tuvo resistencia por parte de la Capitán Hera Syndulla y su banda de rebeldes (lo que vimos en Star Wars Rebels) que lograron hacer desaparecer a la Séptima Flota utilizando la fuerza: Ezra Bridger, un jedi joven y poco entrenado en la fuerza, tenía la capacidad de conectar con los animales. Utilizando ese poder, se enlazó con los purrgil (esas ballenas gigantes que vimos en Ahsoka) y logró llevar por un camino desconocido del hiperespacio a Thrawn, toda la flota y a él mismo liberando Lothal.
Sin su máximo estratega, años después, Palpatine perdería poder en manos de Skywalker. No obstante, desde el borde exterior (que tan bien conoce) Thrawn logró crear una fuerza oscura escondida a los ojos de la Nueva República, el germen de lo que será la Primera Orden en la última trilogía de Star Wars.