En la historia de los videojuegos, Nintendo supo ser un nombre importante no solo por ser el creador de Super Mario Bros, sino también porque creó varias de las franquicias más icónicas del rubro que día a día influyen y generan que los nuevos estudios de desarrollo intenten alcanzar los mismos estándares de calidad que La Gran N nos supo mostrar. En ese contexto, mucho de lo que la empresa nipona genera suele quedar olvidado por años (te estamos mirando a vos, Golden Sun). Es probable que por todas estas cosas extrañemos Punch Out!, la franquicia de boxeo creada por Nintendo que alcanzó el pico de éxito en los noventa con Super Punch Out! y que no vuelve a tener una nueva entrega desde hace casi quince años, cuando pudimos disfrutar de Punch-Out!! (2009).
Purple Tree Studios es, a mi parecer, un estudio de desarrollo de Argentina que se destaca por dos cosas: su enorme trabajo en lo audiovisual -que ya estaremos comentando- y su infinita sabiduría para encontrar ideas que la industria independiente necesita. Lo hicieron con el gran Golazo! y su secuela, lo hicieron con Ponpu, un videojuego que mezcla Bomberman y The Legend of Zelda y lo vuelven a hacer con Thunder Ray: el Punch Out que no sabíamos que necesitábamos.
Thunder Ray nos pone en la piel de un boxeador que lleva ese mismo nombre y que, al momento de arrancar nuestra aventura, ya es considerado el mejor de todos los tiempos. Una personalidad imbatible del deporte que deja una marca en este universo ficticio. Ahora… ¿qué pasa cuando ningún humano puede vencerte?
Ese es el motivo principal por el que esta obra existe, ya que una liga interplanetaria decide secuestrar a nuestro protagonista para que se mida contra entidades de todo tipo más allá de lo humano: aliens, demonios, brujas. Todo lo que se presente como un nuevo rival para Thunder Ray y que pueda saciar sus ganas de demostrar ser, realmente, el mejor de todos los tiempos.
La jugabilidad es la misma que los Punch Out!; sin ser primera persona, propone un nivel de inmersión bastante elevado ya que la cámara se coloca a la espalda de nuestro luchador y desde ahí viviremos las peleas como si nosotros estuviéramos ahí. Hay dos botones que presentan golpes a la cabeza y dos que presentan golpes bajos. A su vez, hay un botón que nos permite hacer los golpes cargados y un poco más fuertes.
A esta mecánica se le suma el poder utilizar un ataque especial que se va cargando mientras vivimos las peleas. Esto es prácticamente lo único que cambia a lo largo de toda la experiencia, ya que iremos desbloqueando unos nuevos ataques especiales más fuertes. La progresión del título no termina siendo muy compleja en verdad, pero tampoco lo requiere ya que se siente por momentos una apuesta muy arcade.
El principal atractivo del título radica en los enemigos. Lo diferente que son, los cambios en sus ataques y en nuestra habilidad para descubrir el truco para vencerlos. Cada encuentro se resuelve cuando logramos vencer tres veces a nuestro rival (sin que ellos nos logren vencer antes, por supuesto). En el intermedio de cada pausa podemos recuperar un poco de vida para enfrentar el próximo asalto. Cada fase de cada enemigo tiene habilidades distintas que van creciendo y van convirtiendo al encuentro en algo cada vez más difícil.
Una opción interesante y accesible es que en todo momento podemos decidir en qué dificultad vamos a pelear. Se divide entre fácil, intermedio y difícil. Yo disputé todas en intermedio y debo decir que fue un desafío bastante complicado, teniendo que siempre apelar a la resolución inteligente de la pelea y no pudiendo apretar los botones simplemente por apretar. Esta cualidad puede ser interesante para sumar cierta rejugabilidad a la experiencia.
Justamente la rejugabilidad es uno de los puntos más flojos que tiene Thunder Ray, ya que es un título muy corto, de no más de dos horas, que no ofrece muchas motivaciones para seguir jugando después de terminado. Hay un único modo de juego (la historia) y sus dificultades, pero, más allá de eso, no hay mucho más para disfrutar. El título te deja con ganas de más, se queda corto.
Indudablemente, el punto más fuerte de Thunder Ray es el apartado audiovisual y el sello de calidad que Purple Tree propone en este aspecto. Estoy seguro de que el estudio tiene un nivel de animación como pocas veces se ve en la industria, comparable con desarrolladores de alto presupuesto que intentan realizar trabajos en 2D.
El formato de storytelling, cada animación, cada corte, los efectos de blur aplicados, cómo las gráficas impactan en la narrativa como, por ejemplo, cuando tenemos poca vida y empezamos a ver en blanco y negro. Todo lo que entre por los ojos u oídos en este juego está tratado con una delicadeza que se nota de principio a fin y es uno de los grandes diferenciales de por qué deberíamos jugarlo.
La progresión, más allá del tiempo de juego neto, no ofrece mucha variedad, ya que siempre nos mantenemos girando en el mismo concepto, sin variedad de modos de juegos y sin posibilidad de rejugar la experiencia con prácticamente ningún diferencial. Lejos de ser una crítica abierta, ojalá que en el futuro cercano tengamos mucho más contenido de este título que está muy bien logrado.
Thunder Ray es una excelente propuesta con un trabajo audiovisual descomunal y una idea que viene a llenar un vacío que hace años no tenemos. Es todo lo que se espera del título y cuenta solo con detalles que se desprenden de ser un título corto, sin mucha más profundidad. Muy recomendado para comprar, jugar, y divertirse a pleno por unos pares de horas.