Los asesinos de la luna (Killers of the Flower Moon) es la nueva película de Martin Scorsese, que se estrena el 20 de octubre y que tiene como productor al gigante de Apple. Fue la cuenta de Apple Original Film la que publicó el tráiler definitivo dónde pudimos ver las maravillas visuales y de actuación que este nuevo hito en la carrera del prolífico director tiene para ofrecer.
Basada en una historia real, establecida en 1920, cuenta la historia del descubrimiento de petróleo en Oklahoma y como eso depara en una investigación por asesinatos alrededor de la nación Osage y sus pobladores.
El trailer ofrece alguna escena en donde dos actores finalmente se encuentran luego de treinta años de no compartir rodaje: estamos hablando de Robert De Niro y Leonardo DiCaprio. Ellos coincidieron en la película Vida de este chico (This Boy’s Life, 1993) que fue el tercer largometraje de un joven DiCaprio de 19 años; la experiencia de compartir pantalla con un De Niro de 50 años y en la cúspide de su carrera fue un empujón que lo colocó en el camino correcto. Ahora, treinta años después se reencuentran.
Scorsese compartió rodajes con ambas estrellas, sus favoritas con el diario del lunes, en diversas oportunidades: mientras DiCaprio protagonizó seis de sus películas, De Niro lo hizo en diez. Pero encontrar figuras de este calibre que lo acompañen por tanto camino no es lo único que logra el director, en varias oportunidades modificó el séptimo arte para siempre.
Con Taxi Driver (1976) presentó en sociedad a un De Niro solitario e iracundo; además de mostrar una ciudad oscura y excluyente, puso el dedo en la llaga con las consecuencias de la guerra de Vietnam y la violencia instalada en la sociedad. Con Toro Salvaje (Raging Bull, 1980) dio cátedra de cómo grabar una escena de boxeo de manera creativa y dolorosa, subvirtiendo lo que hasta ese momento era el paradigma que había presentado Rocky (1976), viendo hoy la tercera parte de Creed entendemos lo que aportó realizativamente hablando.
No temió abordar el relato bíblico con La última tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, 1988) en donde no sólo ganó un Oscar como director, sino que potenció tanto la actuación de William Dafoe como Jesús que es una referencia en la actualidad. Es una de sus películas más polémicas porque fue censurada en varios países. Logró adaptar nuevamente Cabo de Miedo (Cape Fear, 1991) dándole una impronta actualizada, llevando el sentimiento de violencia y autocensura a otro nivel y ofreciendo situaciones que se convirtieron en memes de la cultura popular.
En La isla siniestra (Shutter Island, 2010) demostró que también podía ir por el misterio metafísico-psicótico con una estética moderna y asfixiante, y llevando a DiCaprio a lugares donde el actor nunca había llegado. Y se animó al 3D con La invención de Hugo Cabret (Hugo, 2011) cambiando las reglas: no lo hizo sólo por el artificio estético, sino que buscaba darle más profundidad a lo que estaba contando, alentando a que los actores entendieran mejor la herramienta y profundicen en la emocionalidad. Le valió ganar cinco premios Oscar con una historia familiar y más liviana.
Martín Scorsese sigue vigente, cincuenta años de cambiar el cine y seguir estando encima de las tendencias… modificándolas también. Definitivamente, es cine.