Hay productos culturales que logran, en mayor o menor medida, definir y marcar a una generación debido al impacto que logra. Todos fuimos niños y, alguna vez, vimos alguna película o serie animada, jugamos algún videojuego o escuchamos alguna banda de música que nos conmovió de alguna manera particular.
Quienes tuvieron la primera PlayStation en la década de los noventa, o bien algún amigo que la tuviera, seguramente hayan jugado los primeros Resident Evil y sepan de qué estoy hablando. Esta reconocida franquicia creó en 1997 el género de survival horror que sigue vigente hasta el día de hoy. Su impacto cultural es grandísimo, siendo una de las sagas más queridas de la industria.
Como todo pionero en algo, Resident Evil colocó las raíces de un montón de aspectos y mecánicas que fueron tomadas por otros estudios y sagas a lo largo del tiempo. Más allá de la evolución lógica de un género, la franquicia de Capcom también se volvió un producto continuamente homenajeado. Aquí entra Daymare: 1994 Sandcastle.
Lo primero que hay que mencionar sobre este videojuego es que fue desarrollado por Invader Studios, un estudio independiente italiano, y se trata de una precuela de Daymare: 1998 que salió en 2019. Ambas entregas rinden tributo a los clásicos de los noventa y buscan revivir su esencia.
La historia de Daymare: 1994 Sandcastle nos pone en la piel de Dalila Reyes, una agente de la fuerza militar H.A.D.E.S, que es enviada junto a un equipo a las cercanías del Área 51 en Nevada, Estados Unidos. Allí ocurrió un extraño incidente con un autobús escolar y sus alumnos y, además, hubo sucesos un tanto paranormales que tenían que investigar por pedido del presidente.
No voy a entrar en detalles para no spoilear, ya que el componente narrativo es un elemento importante de la propuesta pero, poco a poco, la situación se complica y surgen misterios más profundos que desenterrar, a medida que avanzamos y nos adentramos en el Área 51. Incluso, habrá criaturas que buscarán matarnos y que tendremos que eliminar.
Tanto el desarrollo de la historia como el de la protagonista y los personajes están muy bien llevados a cabo y son un apartado destacable del juego. Si bien no hay nada revolucionario, la narrativa tiene buen ritmo, hay giros argumentales interesantes y una gran evolución de Dalila que consigue llamar nuestra atención y nos mantiene expectantes sobre su historia y el desenlace del juego.
Entrando en sus mecánicas es donde el videojuego deja un sabor agridulce ya que se queda a medio camino en la mayoría de sus elementos. Daymare: 1994 Sandcastle es un shooter en tercera persona muy lineal que cuenta con buenas ideas y una implementación que aprueba, pero no logra ser totalmente satisfactorio.
En mi perspectiva hay tres aspectos que cualquier homenaje a los clásicos survival horror deben tener: exploración, combate y resolución de puzles. Estos elementos hicieron característicos a los Resident Evil y son la piedra angular del género en sí.
En cuanto al combate, contaremos con dos armas durante todo el juego: una escopeta y un subfusil. Sumado a esto, tendremos la Frost Grip: un arma de hielo que nos servirá para congelar a nuestros enemigos. Si bien las tres funcionan de manera correcta, se siente una experiencia muy limitada por la poca variedad de equipamiento.
A lo largo de la aventura, podremos encontrar algunas piezas para equipar a nuestras armas de fuego, aunque no afectan demasiado su uso. Por el contrario, la Frost Grip tiene una mayor variedad de personalización debido a la existencia de máquinas que nos permiten mejorar o agregar funcionalidades a esta arma.
La cantidad de armamento disponible no es lo único limitado del combate sino que también hay una muy baja variedad de enemigos. Sin contar al jefe final, hay tres tipos de criaturas con dos variantes y no mucho más, por lo que la sorpresa y el susto se pierden rápidamente. Estos enemigos se desenvuelven igual durante toda la aventura, lo que puede volverlo un poco tedioso.
En otro sentido, los movimientos de nuestra protagonista son muy lentos y toscos. Esto no debería ser un problema ya que Daymare: 1994 Sandcastle busca ser un homenaje directo a las entregas de los noventa donde estos tipos de movimientos rudimentarios formaban parte de la experiencia, pero se vuelve frustrante en varias ocasiones.
Sin embargo, el problema radica en que los enemigos cuentan con una movilidad que no es acorde a nuestros movimientos. En los clásicos Resident Evil te enfrentas a zombies con movimientos lentos y predecibles. En esta entrega, la mayoría de las criaturas corren e, incluso, algunas tienen la habilidad de teletransportarse, apareciendo detrás o delante nuestro.
Esto hace que algunas situaciones del juego sean frustrantes, más que nada cuando nos enfrentamos a varios enemigos al mismo tiempo y es muy difícil reaccionar de manera correcta . Además, si nos atrapan, algunos pueden matarnos de un solo golpe, por lo que no se siente del todo justo.
El juego es muy lineal y la mayoría de las veces consiste en ir hacia adelante por pasillos. Nos cruzaremos con varias puertas cerradas pero, para encontrar su llave, solo tendremos que seguir un poco más el camino y aparecerá sin inconvenientes. Esto atenta contra la dinámica de los survival horror que te hace ir y volver por los mismos escenarios buscando algún objeto perdido.
Lo mismo sucede con la resolución de acertijos que están presentes en el juego sin un justificativo real. En su mayoría, son simples minijuegos que no destacan demasiado. Se entiende que el videojuego busca ser un homenaje directo, pero muchos de los elementos que añade se sienten forzados.
En cuanto al rendimiento, el juego funciona bien y se ve bien. Tuve inconvenientes con el modo calidad en PlayStation 5 por lo que terminé jugándolo en modo rendimiento sin problemas. A nivel gráfico, Daymare: 1994 Sandcastle hace las cosas muy bien, más si tenemos en cuenta que se trata de un juego independiente. Los escenarios están recreados de buena forma y siempre se mantiene la tenebrosidad del mapa. Eso sí, los diseños faciales podrían estar un poquito mejor.
En definitiva, Daymare: 1994 Sandcastle es un juego que cumple en su totalidad pero que los elementos que lo componen se sienten limitados. La poca variedad de enemigos y armas hace que el juego pierda sorpresa rápidamente como así también una exploración casi nula y puzles que no se sienten orgánicos con la jugabilidad.
Más allá de todo, la historia es interesante y el juego divertido, por lo que logra mantenernos entretenidos a lo largo de sus siete horas de duración. El homenaje a los survival horror se siente forzado y, lo más interesante del título, aparece en los apartados que el juego propone como propios.