REVIEW | Baldur’s Gate 3 - El legado está a salvo, Bubú

Larian Studios sorprende con un RPG de corte clásico extremadamente sólido, tanto en su apartado jugable como en la libertad que ofrece de experimentar una historia épica, llena de decisiones y consecuencias, como nunca antes vimos en el género

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Mencionar el nombre de Baldur’s Gate 3 sin que esté precedido de algún comentario sobre su excelencia es muy difícil, puesto que es algo que se da de forma natural. Larian Studios invirtió seis años en el desarrollo del título, con una versión de acceso anticipado en el medio que estuvo actualizándose constantemente hasta llegar a su forma final. Lo curioso de toda esta situación, es que no fueron pocos los que cuestionaron el atrevido movimiento de la desarrolladora belga de llamar a este juego Baldur’s Gate. Sin embargo, los resultados hablan por sí solos, ya que no solo estamos frente a un más que digno sucesor de las dos primeras partes, sino ante el que quizá sea el mejor RPG clásico u occidental de todos los tiempos. El que -para bien o para mal- marcará lo que se espera del género desde ahora en adelante.

Reúne a tu equipo y regresa a los Reinos Olvidados en una historia de compañerismo, traición, sacrificio y supervivencia, en esta tercera entrega de la mano de Larian Studios.

El éxito de Baldur’s Gate 3 no se dio de forma casual, sino que es el fruto de varios movimientos inusuales realizados por sus responsables. En primer lugar, ostenta el dudoso honor de ser el videojuego por el que siempre se recordará a Stadia. El título se reveló durante la presentación del servicio de juego en la nube de Google, donde Swen Vincke enseñó el primer trailer que no dejó indiferente a nadie. Por otra parte, en lugar de vender falsas promesas acerca de lo que podría ser esta tercera parte, en octubre de 2020 (en lo que considero un ejercicio de transparencia), Larian puso el videojuego a la venta en acceso anticipado. Esto permitió a los jugadores disfrutar de una versión inacabada del RPG. Y si bien fue algo que no agradó a todo el mundo, más de 2,5 millones de personas compraron el juego.

Dicho movimiento no solo disipó las dudas de si el título era bueno o no, sino que proveyó al estudio de los recursos financieros necesarios para terminar con el desarrollo. Pero también para expandirlo mucho más, contratando incluso a actores de primer nivel como J.K. Simmons (Jonah Jameson en Spider-Man), Jason Isaacs (Lucius Malfoy en Harry Potter) o Maggie Robertson (Alcina Dimitrescu en Resident Evil Village). Además, y no menos importante, Larian sentó un precedente muy positivo. Porque mientras que la mayoría de los videojuegos AAA evitan este tipo de acciones generando expectativas con trailers y palabras que, muchas veces quedan vacías, Vincke y su equipo optaron por un enfoque distinto. Uno que nos permitió experimentar con los personajes y sistemas del juego, haciéndonos saber que eso era tan solo una pequeña fracción de lo que podríamos disfrutar a futuro.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Baldur’s Gate 3 nos mete en su mundo de una forma muy diferente a sus predecesores. Es un juego que arranca a mil, enseñándonos muchas cosas desde el mero inicio. Dragones por aquí, planos dimensionales por allá y la ciudad de Baldur’s Gate como un faro sobre el que gira la trama. Nuestro personaje comenzará su odisea en una prisión. Concretamente, en una nave mitad calamar, mitad dirigible, llamada Nautiloide, debido a que fue secuestrado por los azotamentes, unas criaturas parecidas a Cthulhu -más pequeñas pero igual de aterradoras- que pueden controlar nuestra voluntad. Estando prisionero, nuestro captor nos introducirá una babosa en la cabeza, dando inicio a lo que se conoce como ceremorphosis. Dicho de otro modo, es un doloroso proceso mediante el cual dejaremos de existir para convertirnos en un azotamente.

Respecto a la creación de personaje, es posible comenzar a jugar rápidamente pudiendo elegir entre uno de los siete preestablecidos. Algo similar a lo que sucede en Divinity: Original Sin 2, donde cada héroe tiene su propia agenda, motivaciones y forma de ser. No obstante, siempre podemos crear uno nuevo que, desde mi punto de vista, es la opción más satisfactoria, ya que seremos nosotros quienes definiremos sus motivaciones. Desde este instante es que el trabajo de Larian comienza a monopolizar nuestro tiempo libre, ofreciendo una serie de combinaciones impresionantes. Para que se den una idea, podremos elegir entre once razas, doce clases, subclases, habilidades, hechizos y talentos. Además, también hay muchas opciones de personalización como peinados, color de piel, altura, contextura física y varios parámetros más entre los que se incluyen genitales, voz y pronombres por los que el resto de los NPC se dirigirán hacia nuestra persona.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Una vez escogido el personaje y luego de conocer las implicaciones que conlleva ser el huésped del parásito que está conectado a nuestro cerebro, no hay que ser un genio para darse cuenta de que no es un buen camino a seguir, ¿o quizá sí?. Sea como sea, esto no nos hace especiales, debido a que hay otros que sufren el mismo problema. Y peor aún, parece haberse formado todo un culto alrededor de lo que muchos consideran a estas personas como Almas Verdaderas. Desde el mero inicio, descubriremos que la historia va en un millón de direcciones diferentes y todo dependerá de nuestras acciones. Lo interesante de todo esto es que, sin importar el camino que tomemos, siempre será interesante y estará lleno de personajes, lugares y momentos increíblemente memorables.

Para ser completamente honesto, hablar acerca de la historia de Baldur’s Gate 3 no es fácil. Ya no solo por evitar spoilers, sino porque el juego se orienta en torno a nuestras elecciones. Pero lo mejor es que casi todas las direcciones en que se ramifica, tienen múltiples resultados, pudiendo conducir a finales tanto sorpresivos como prematuros. Por poner un ejemplo, una de las primeras situaciones en las que nos veremos envueltos es la de una guerra que enfrenta a una pandilla de duendes religiosos contra una arboleda de druidas. El juego permite que tomemos partido por cualquiera de las dos facciones. Pero no nos cierra los caminos en esas dos determinadas posibilidades. Por el contrario, también nos permite encontrar soluciones creativas al problema, como asesinar a algún personaje en concreto y así terminar el conflicto.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Como resultado de la variabilidad narrativa, es muy probable que otros jugadores hayan tenido experiencias completamente diferentes a las nuestras. Incluso, existe la posibilidad de que haya situaciones que nadie haya visto todavía. Dichos detalles convierten a Baldur’s Gate 3 en un videojuego único. En uno en el quel se invirtió tiempo y dinero en escenas o momentos que solo verán una pequeña fracción de los usuarios. Cada decisión tomada impacta en el mundo y en el desarrollo de la historia, por lo que cada situación se siente importante. Todo parece adaptarse a las elecciones tomadas por los jugadores, cuando creemos que hemos hecho algo que rompe el juego, en Larian alguien contempló previamente esa posibilidad. Incluso, aquellas tan absurdas como, por ejemplo, tener relaciones sexuales con un druida que se ha transformado en un oso.

Obviamente, no todo es narrativa e historia en Baldur’s Gate 3. También hay un gameplay muy sólido y robusto, ramificado en tres vertientes que conforman otro de los pilares fundamentales sobre los que se cimienta el título. En este aspecto, he de decir que Larian ha conseguido una adaptación muy convincente del reglamento de Dungeons & Dragons. No exagero cuando digo que es lo más próximo a disfrutar en un videojuego de una aventura RPG de lápiz y papel. Todo tiene una causa y efecto, con situaciones que se desarrollan mediante diálogos, con sus pertinentes tiradas de dados cuando intentamos engañar o persuadir a nuestro interlocutor. Y una vez más, con el glorioso éxito o el estrepitoso fallo que este factor de azar conlleva, las posibilidades que se nos brindan son increibles, originales y únicas.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

En Baldur’s Gate 3 que el resultado de una tirada de dados sea positiva o negativa no es un determinante para saber si lo que hicimos está bien o mal. De hecho, aquí no existe el alineamiento. Ser malvados, buenos o neutrales dependerá única y exclusivamente de nuestra propia brújula moral. A veces, quizá una charla sea la mejor alternativa, mientras que otras podremos optar por emboscar a alguien sin darle tiempo a decir nada. Eso sí, nuestros compañeros puede que no siempre estén de acuerdo con lo que decidamos. Ahí se presentarán otro tipo de situaciones que también serán susceptibles de resolverse de diferentes formas. Entonces, debido a los múltiples enfoques que el juego ofrece, podemos visitar nuestro campamento (el HUB) para cambiar aquellos personajes del grupo que no se sientan cómodos con nuestra forma de manejarnos a lo largo y ancho de La Costa de la Espada.

Durante las acampadas también disfrutaremos de momentos de paz y tranquilidad, recuperaremos puntos de vida, memorizamos hechizos y nos prepararemos apropiadamente para lo que nos toque afrontar. Pero más importante aún, podremos conversar con los miembros del grupo, conocer sus expectativas de acuerdo a como nos desenvolvemos, e incluso intimar con ellos. Lejos de ser meros montones de estadísticas, cada uno de ellos tienen personalidades interesantes que darán vida a largas misiones secundarias con sabor épico. Por supuesto, cumplir con estas gestas puede facilitar o complicar el viaje, pero nunca se sentirán como tiempo perdido o mal invertido.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Otra de las aristas en que se divide la jugabilidad es el combate. Al inicio puede que los recién llegados al género se sientan un poco abrumados por la cantidad de opciones y posibilidades que se ofrecen. En este sentido, el juego no hace un trabajo formidable introduciendo todas sus novedades. Por el contrario, los asiduos al género se sentirán (casi) de inmediato como en casa. Las batallas son por turnos y, si bien hay detractores que sostienen que este tipo de sistemas es obsoleto, ha quedado férreamente demostrado que no solo es vigente, sino que resulta ideal para este tipo de juegos. Cada personaje cuenta con un determinado rango de movimiento y puntos de acción que les permiten lanzar ataques, utilizar objetos o invocar hechizos.

Los héroes cuentan con puntos que se pueden utilizar en acciones rápidas, como beberse una poción. Sin embargo, hay más formas de aprovecharlos. Una de ellas es arrojar cualquier objeto que llevemos en el inventario. Por loco que parezca, podemos matar a un enemigo lanzándole un hacha, un par de botas o una armadura pesada que no tengamos equipada. Otra forma es hacer que un personaje introduzca el arma equipada en un caldero de fuego (u otro elemento) haciendo que sus ataques ahora causen daños por quemaduras. Finalmente, el empujar que, desde mi punto de vista es una de las mecánicas más satisfactorias de todo el juego. Esto se debe a que la verticalidad de los escenarios permite aprovechar algo tan simple de formas muy creativas, haciendo que alguien ruede por las escaleras o, incluso, que caiga al vacío mismo.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Al final, son estos pequeños pero grandes detalles los que hacen que el combate en Baldur’s Gate 3 se sienta memorable. Es un juego que recompensa la creatividad y nos hace sentir realizados cuando aprendemos a usar las habilidades del grupo en conjunto, en lugar de lanzar ataques únicos rezando por un crítico. Cosas como incendiar el suelo y arrojar un barril explosivo haciendo volar por el aire a numerosos enemigos, hacer caer un candelabro sobre sus cabezas o invocar una ráfaga de viento para que caigan por un precipicio logran convertir al trabajo de Larian en algo único dentro del género.

Opciones no faltan y tendremos que aprovechar todo lo que tengamos a mano porque las batallas (especialmente contra los jefes) son realmente duras. Y sí, habrá situaciones en que vamos a mirar al techo mientras lanzamos un grito de ¡no puede ser!, cuando un personaje falle un ataque con 90% de chances de acierto. Pero por contraparte, la satisfacción de salir airosos de una situación adversa es solo equiparable a la de vencer a un jefe en Dark Souls o superar una misión en G.T.F.O. sin perder una amistad en el proceso.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Finalmente, la tercera vertiente del gameplay es la exploración. Baldur’s Gate 3. Se divide en tres actos que transcurren en diferentes mapas con una característica en común: su enorme tamaño. Al margen de esto, las zonas se sienten completamente diferentes, con sus propias características y peculiaridades. Pero lo mejor de todo, es descubrir que cada paso que demos puede ser el disparador para una nueva aventura. La Costa de la Espada es el hogar de muchísimas misiones opcionales, cuyo nivel narrativo es equiparable al de la trama principal. Por supuesto, todas y cada una de ellas pueden terminarse de diversas formas, lo que hará que obtengamos diferentes recompensas en el proceso.

Muchas de estas misiones las encontraremos por el camino, pero habrá otras que apelarán a nuestro instinto aventurero. Y así como la acción de empujar nos permite aprovechar la verticalidad de los escenarios para arrojar a un enemigo por un barranco, la acción de saltar hace lo propio con la exploración. Mediante el salto, los personajes podrán llegar a zonas del mapa aparentemente inaccesibles. De este modo, podremos descubrir puertas secretas por las que acceder a diferentes lugares, tesoros ocultos o, tan solo, tener una posición ventajosa antes de entrar en combate. Es increíble como una mecánica tan común que forma parte del núcleo jugable en cualquier juego de plataformas, pueda conferir una dimensión completamente nueva a algo fundamental como lo es la exploración en un RPG.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Podría extenderme mucho más hablando en profundidad de todas las bondades de Baldur’s Gate 3, porque además de lo jugable o narrativo, visualmente es un deleite. Los niveles, personajes, hechizos y todo lo que vemos en pantalla está realizado con un mimo pocas veces visto, solo equiparable al trabajo de Rockstar Games. Además, los planos que Larian Studios usa para cada diálogo hacen ver al juego como una película, pero sin que este pierda su esencia jugable. Ni hablar de la música y las actuaciones de voz. Todo, absolutamente todo, derrocha calidad.

Por último, no podemos dejar de reconocer el fenomenal trabajo que hizo el estudio comprimiendo las reglas y mecánicas de la quinta edición para plasmarlas en un videojuego. No es una tarea sencilla, pero Baldur’s Gate 3 logra hacerlo con una claridad notable gracias a una interfaz simple y fácil de dominar. Esto se traduce en que siempre tendremos a la vista todas las herramientas para abordar los problemas desde diferentes perspectivas, permitiéndonos una y otra vez romper los límites de la linealidad.

Baldur's Gate 3, de Larian Studios.

Baldur’s Gate 3 es un juego increíble, lleno de elecciones impulsadas por el jugador y combates expresivos que apelan a la creatividad. Es un título profundo, flexible e inmersivo capaz de contar una historia apasionante que invita a ser rejugada. Larian Studios ha dado vida a una propuesta con la que todos, incluso los responsables de las dos entregas originales, pueden pasarlo de maravillas. Y, sobre todo, un videojuego con el que sentirán el alivio de saber que su legado está a salvo en manos de Swen Vincke y su equipo. Definitivamente, uno de los lanzamientos más profundos y fascinantes que el género ha visto en la última década que no solo le confieren la categoría de GOTY, sino la de GOAT. Por lo tanto, reúnan a su grupo y partan a la aventura; les aseguro que valdrá la pena cada segundo que pasen en La Costa de la Espada.

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GOTY le queda chicoBaldur’s Gate 3 es el GOAT. Un RPG increíble, lleno de elecciones impulsadas por el jugador y combates con abundantes posibilidades. Un título inmersivo, capaz de contar una historia apasionante que invita a ser rejugada.
Revisado en PC
Plataformas:
PC

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