El mundo de la lucha libre está completamente relacionado con la cultura popular, desde las competencias que se venden como grandes espectáculos masivos realizados por la World Wrestling Entertainment (WWE) estadounidense, hasta sus contrapartes latinoamericanas; desde la lucha libre en la cultura pop mexicana, plasmada en películas como Nacho Libre (2006) o la serie de dibujos animados de Cartoon Network, Mucha Lucha. Es un tipo de entretenimiento que nos es sumamente cercano en la cultura americana y, por eso, muchos productos culturales deciden desarrollar experiencias relacionadas a esto.
WrestleQuest es un videojuego, ideado por Mega Cat Studios y publicado por Skybound Games, que cuenta con una particularidad: mezcla este tipo de deporte y espectáculo y el clásico RPG japonés. Y no solo eso, sino que los personajes protagonistas no son humanos sino que son juguetes, lo que hace que nos enfrentemos a un mundo de referencias y entretenimiento occidentales combinados a un juego de rol bien clásico de oriente que nos invita a reflexionar sobre qué tan buena puede ser la mezcla de estos dos factores diametralmente opuestos.
En esta historia, nos pondremos en la piel de Muchacho Man, un luchador del underdog que quiere saltar a la lucha profesional y a quien acompañaremos en su travesía para lograrlo. No es el único personaje, de hecho, tendremos toda una party de historias y experiencias diferentes, pero él sí que representa todos los ideales de la lucha libre. Es gracioso ver todas las referencias que hay a la WWE, incluso haciendo un paralelismo entre la lucha libre de verdad y la que está arreglada para televisión. También hay mucha referencia a juguetes clásicos como Barbie o Cara de Papa (de Toy Story).
Una de las principales características de este juego es la gracia y el ritmo con el que llevan el humor durante toda la aventura. No miento si digo que varias veces me reí con ruido o me encontré con una sonrisa en la cara por una referencia que aparecía mediante el combate de diálogos. Sin apuntar a ser demasiado profundo, WrestleQuest te mantiene en vilo mediante conversaciones entre personajes y motivaciones de los protagonistas que te hace querer saber cómo se va a resolver la experiencia.
Así es como la historia avanza con dos puntos de vista diferentes que se van a ir entrelazando y mostrándonos aventuras muy distintas, pero también haciendo un paralelismo con la lucha real y la lucha televisada. Cada persona que haya consumido este deporte y que tenga un mínimo de noción al respecto va a entender miles de referencias que van a completar uno de los mejores aspectos del videojuego: su narrativa y su conexión con el mundo del wrestling.
Si bien el apartado de los combates es muy similar al de un RPG japonés clásico con un claro combate por turnos, tiene muchos condimentos que ocasionan que el modo de pelea sea mucho más similar a lo que vemos en la WWE o en la exitosa contracara latinoamericana: 100% lucha.
Entre las mecánicas, tenemos la opción de pegar un golpe normal o ejecutar movimientos especiales que nos consumen puntos específicos para utilizarlos. A su vez, hay movimientos especiales para utilizar con nuestro manager o para hacer en conjunto con otros miembros de nuestra party. Todo termina confirmando un amplio abanico de posibilidades para lograr que cada batalla sea única. Los ataques y las defensas suelen tener también un evento de tiempo rápido al cual tenemos que responder apretando el botón correcto en el momento indicado para tener bonificaciones en la pelea.
También existe el exaltómetro, una barra que mide el hype con el que el público está viviendo la pelea y nos da también virtudes, en caso de que sepamos manejarla bien. Un gran agregado para el concepto del juego es que los combates terminan en un conteo de tres, donde deberemos acertar a una combinación de quick time events para finalizar o nuestro rival volverá a ponerse de pie. Si bien el apartado cumple y hay animaciones que le dan dinamismo, no le habría venido mal al combate tener un poco más de variedad en los entornos, en los enemigos y en la forma de progresar a lo largo de todo el juego.
Quizás el mayor dinamismo de este título recae en la parte de la exploración. Cuando queremos pasar de zona en zona, contamos una vista más lejana que hace que recorramos ciudades en cuestión de segundos. Algo muy similar a lo que pasa con los Final Fantasy originales o el primer The Legend of Zelda de NES. Pero, cuando entramos en una zona a explorar, podemos hablar con todos los NPC y conocer diversos espacios, haciéndolo más similar a juegos como Pokémon.
Justamente, el modo de entrenar es similar a esta última franquicia, ya que se basa en combates aleatorios contra personajes hostiles que encontramos en algunas zonas de transición. El sistema de “vigilancia” con el que se inician los enfrentamientos no es el más cómodo del mundo, ya que suele haber poco margen para decidir no pelear, pero sí sirve para hacer la progresión más paulatina porque es difícil quedar por debajo del nivel necesario a lo largo del juego. Eso sí: en este aspecto, es un RPG puro y duro. Hay peleas que se repiten muchísimas veces y, si no te gusta el género, es probable que no lo termines disfrutando.
También hay una progresión en el uso y equipamiento de objetos, con mecánicas de búsqueda de tesoros y crafteo para mejorar tanto los que utilizamos para mejorar nuestras habilidades como los que solo utilizamos de manera estética. El entorno cuenta también con objetos rompibles que le dan cierto toque al escenario. Hay objetos especiales como mesas para los que necesitamos obtener “roturas de mesas” para poder pasar a ciertos espacios, lo que sigue sumando a lo simpático de las referencias. Incluso, en algo simple como pasar de mapa, necesitamos acudir a algo tan característico de la WWE como romper una mesa con estilo.
La estética pixel art que tiene es super clásica para este estilo de juegos RPG y, en esta ocasión, le da un gran toque narrativo en base a que estamos manejando juguetes. Hay canciones muy movidas en la banda de sonido que acompañan bien, pero a mi gusto terminan siendo bastante desgastantes en general para un videojuego que dura más de veinte horas de base. También hay muchas animaciones recicladas y todo suma a la percepción de que, entre más jugamos, más se van agotando los recursos que generan el impacto visual y sonoro del título.
WrestleQuest tiene algunos problemas que terminan afectando la sensación que te da al jugarlo. Particularmente, algo que puede ser arreglado con parches, me encontré con varios problemas de rendimiento que me colgaban la pantalla del juego y me obligaban a reiniciar o que simplemente no me dejaban continuar con la aventura. En el apartado más lúdico, el problema recae en que la fórmula agrada en un principio pero no hace lo suficiente como para ir mejorando.
Esto hace que haya un continuo sentimiento de repetitividad tanto en la exploración como en las peleas. Poner toda la carne al asador desde un principio siempre genera un impacto, pero en un videojuego que tiene tantas horas es difícil mantener ese nivel de asombro y diversión si no vas agregando condimento cada tanto. Esa repetitividad también se refleja en el aspecto visual, sonoro y estilístico que cada vez más va cayendo en la misma fórmula del inicio.
Si bien ni el combate ni la exploración, elementos cruciales cuando hablamos de juegos de rol japoneses, terminan teniendo un progreso satisfactorio, la historia y las conexiones con el wrestling hacen que todo valga la pena. Es un factor que termina afectando si no eres usuario de lucha libre, algo que no sucede con videojuegos como Golf Story o Sports Story que funcionan independientemente del deporte que referencian.
Si eres fanático de la lucha libre, te va a volver loco esta experiencia por las referencias y lo bien que está aplicada la sensación de luchar con el RPG. Pero, si justamente venís desde el lado de este género de videojuegos, no agrega el dinamismo necesario para valerse por sí solo y ser una experiencia completa y disfrutable para el usuario.
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