A veces las adaptaciones no tienen por qué ser fieles a su material original, ya que se trata de distintos medios con diferentes lenguajes. Pueden inspirarse libremente en una obra o idea, basarse en algunos conceptos y trasladarlos a un escenario completamente distinto, donde la historia sirve a otro propósito. Pero la única condición sine qua non es, precisamente, que haya un propósito. Cuando falta visión detrás de un proyecto, y se lleva a cabo solo porque se puede, es cuando cualquier adaptación -no importa los recursos que tenga ni los talentos que la acompañen- sale perdiendo.
El Elegido, la nueva serie de Netflix que adapta en 6 episodios la trilogía de cómics de 2004 creada por el escritor Mark Millar y el artista Peter Gross, parece ser uno de estos casos. La historia sigue a Jodie, un niño de doce años que vive con su madre en Santa Rosalía, una pequeña ciudad mexicana de Baja California Sur. Tras sobrevivir un accidente en el que le cae un camión encima, descubre de a poco que tiene poderes como los de Jesucristo: puede convertir el agua en vino, hacer caminar a los inválidos y otros supuestos milagros que llamarán la atención de su pueblo, de la Iglesia y de algunos peligrosos enemigos.
Ambientada originalmente en Estados Unidos, la serie traslada la historia al estado de Baja California Sur en México, integrando elementos y tradiciones profundamente locales. Es quizás en este cambio radical de su idiosincrasia, que se pierde la esencia de lo que se quiere contar. La producción mexicana protagonizada por el debutante Bobby Luhnow, Dianna Agron (Glee) y Tenoch Huerta (Black Panther), entre otros, es una versión bilingüe y pluricultural de la historia. Para acentuar su nuevo carácter, se filmó en escenarios naturales e incorporó las leyendas yaqui de los pueblos originarios de la región a la nueva mitología que acompaña el relato.
Sin embargo, el protagonista sigue siendo Jodie, un “gringo” exiliado de Estados Unidos por motivos que se sugieren sobrenaturales desde el primer episodio. El misterio de su procedencia se presenta de forma desprolija y en cuotas de información que no resultan atrapantes ni particularmente vinculadas al cristianismo. En la escena inicial de la serie, se plantea un pasado violento como motivo del exilio y se introduce el elemento místico con sonidos, efectos de desenfoque de cámara y otros recursos muy poco sutiles. Más adelante, algunos flashbacks aportan más confusión que información, y nunca logran captar la atención con una propuesta concreta, más bien vagas sugerencias de un origen sobrenatural para Jodie.
Ya en su presente en México, Jodie va a la escuela y tiene un grupo de amigos con sus propios problemas personales, que eventualmente se convertirán en sus “discípulos”. La historia es narrada en clave de coming-of-age, con la banda viviendo aventuras y compartiendo sus tardes en el barrio, pero los evidentes problemas de guion y dirección impiden generar la conexión necesaria con ellos. Diálogos expositivos, personajes que salen de la nada para entregar información y desaparecen, escenas inconexas y una edición muy particular hacen que sea difícil involucrarse e interesarse por esta historia, que se parece a mil cosas que vimos y, a la vez, a nada.
Durante los dos primeros episodios (en una temporada de seis, eso es mucho), no sabemos quién es Jodie, cuáles son sus poderes, por qué es el elegido, qué le pasó a su madre y cuáles son los motivos para mantenerlo alejado de su origen. Pero lo peor, es que no nos importa. No hay una intención narrativa clara ni un misterio atrapante, mucho menos razones convincentes para que la historia de Jodie se desarrolle en México en lugar de Estados Unidos. Según el escocés Mark Millar, la importancia de la religión en el país latinoamericano fue el diferencial para que considere autorizar esta adaptación, pero entre el preconcepto eurocentrista y el hecho de que Jesús vuelve a ser un rubio de ojos celestes, esta versión resulta, por lo menos, treinta años atrasada.
La adaptación fue realizada por el dúo de cineastas y hermanos mexicanos Everardo Gout y Leopoldo Gout, con la colaboración de un grupo de guionistas locales bajo la producción de la compañía Redrum. Everardo trabajó previamente con Tenoch Huerta en sus largometrajes Días de gracia (2011), un drama criminal que formó parte de la Selección Oficial del Festival de Cine de Cannes, y The Forever Purge (2021). Y también ha trabajado para varias series de televisión, dirigiendo episodios en producciones de fantasía, acción y ciencia ficción como Snowpiercer (2020-2023), The Terror (2018-2019), Banshee (2013-2016) y Luke Cage (2016-2018).
El Elegido ya está disponible con sus seis primeros episodios en Netflix y un futuro incierto en la plataforma. Pero después de la suerte que corrió Jupiter’s Legacy (2021), la anterior adaptación de Millarworld, y de la pobre calidad de la serie en cuestión, lo más probable es que se sume a la creciente lista de producciones originales del servicio de streaming canceladas luego de su primera temporada.
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