El género de la táctica en tiempo real comenzó a popularizarse a pasos agigantados con el lanzamiento de Commandos en 1998. Mucho tiempo ha pasado desde entonces y bastante agua ha corrido por debajo del puente. Hemos crecido, madurado, descubierto nuevas cosas, como así también entablado nuevas relaciones y dado por finalizadas tantas otras. Pero, imagina por un momento que hoy en 2023 te reencuentras con un amigo de la infancia. Uno que no ves hace veinticinco años. Mejor aún, que recuperás esa relación que los unía, solo que ahora pudiendo hacer muchas más cosas juntos. Así es como se siente jugar Shadow Gambit: The Cursed Crew. Con Desperados III, Mimimi Games demostró que lo que ellos redefinieron como Stealth Strategy todavía tenía mucho para dar. Y ahora lo reafirman con esta nueva IP sólida, divertida y con mucha personalidad.
A diferencia de sus anteriores trabajos, en Shadow Gambit el estudio alemán abraza la fantasía y lo sobrenatural para convertirlo en el alma de su propuesta. Si bien es cierto que en Desperados III se había coqueteado con dicho concepto, acá dan rienda suelta a la imaginación, invitándonos a descubrir un mundo donde todo parece ser posible.
El juego se ambienta en el Caribe, pero no en el de las islas paradisíacas que todos conocemos. Por el contrario, lo hace en uno atemporal y tan profundo que no aparece en ningún mapa. La aventura comienza poniéndonos en los zapatos de Afia Manicato, una aguerrida pirata cuyo pecho está atravesado por una espada. Su primer objetivo será recuperar el Red Marley, un barco fantasma que se encuentra en manos de Ignacia, la líder de La Inquisición, organización que busca erradicar del mundo todo aquello que considera impuro.
Ahora, si todo se limitara a recuperar un barco, el juego terminaría en muy pocos minutos. Este es tan solo el comienzo de lo que será una fantástica aventura compuesta por tres actos. Porque lo que Afia en realidad desea es revelar el enigma del difunto capitán del Red Marley: el legendario Mordechai. Sin embargo, no es algo que podrá hacer sola, sino que requerirá de la ayuda de los antiguos tripulantes de la nave. La premisa, que puede parecer sencilla, es el disparador de una historia llena de momentos increíbles y personajes memorables. Además, hay mucho metatexto en la narrativa. Detrás de su fachada colorida y alegre, la propuesta toca temas bastante profundos como la muerte, la pérdida y el duelo.
En cuanto a revivir a la tripulación maldita, no es para nada una tarea fácil ya que son necesarios dos elementos: una perla negra y energía espiritual. Para conseguirlos, tendremos que navegar por el Caribe Profundo, visitar una de las nueve islas disponibles y llevar a cabo algunas misiones. En este sentido, hay que ponerse de pie y aplaudir enérgicamente a Mimimi Games, porque el diseño de niveles es una exquisitez. Los mapas son extensos y cada misión se desarrolla en una pequeña porción del mismo. De hecho, volveremos varias veces a visitar los mismos lugares, tanto de día como de noche, pero siempre desde un ángulo diferente.
Cada misión se siente como un rompecabezas -pero con múltiples soluciones- cuya dificultad reside en conocer a nuestros tripulantes y aprovechar sus habilidades al máximo. Siendo que estamos frente a un videojuego de estrategia y sigilo, es fundamental mantenernos ocultos. Requiere ir eliminando enemigos poco a poco, sin dejar rastro alguno ni hacer saltar las alarmas. Lo maravilloso del título es que resulta gratificante y nos hace sentir inteligentes cuando encontramos una forma original de combinar las capacidades de los piratas. Como si lo que acabáramos de hacer no tuviera precedentes. Son detalles que hablan de un excelente diseño, donde están contempladas muchas posibilidades y nada está librado al azar. Y para quienes estén dando sus primeros pasos en el género hay opciones de accesibilidad y diferentes niveles de dificultad.
Al inicio solo podremos controlar a Afia, cuyos poderes le permiten manipular el tiempo y teletransportarse con su espada. Pero no pasará mucho tiempo hasta que el equipo comience a crecer. Shadow Gambit ofrece ocho personajes jugables, cada uno con sus características arquetípicas y habilidades, además de una personalidad muy marcada: Toya, un esquelético cocinero japonés con poderes ninja; John Mercury, un alegre escocés acompañado de un pez muerto vivo que usa un ancla para sumergirse en las profundidades; Gäelle, una fortachona que carga con un cañón a sus espaldas; Quentin, el amante de todo lo dorado que distrae a los enemigos con su cabeza de oro; Pinkus, uno de los tripulantes más viejos que usa el control mental para que otros hagan el trabajo por él; Teresa, la sniper del grupo; y Suleidy, que puede crear arbustos y toxinas con las que distraer a los más curiosos.
Por el lado de los enemigos, se dividen por rangos de acuerdo a su status. En el escalón más bajo están los Acolytes es decir, la carne de cañón y la unidad más abundante en el juego. Seguido vienen los Comisarius, una versión más fuerte de los Acolytes, menos propensos a las distracciones y a abandonar sus posiciones. Un poco más arriba se encuentran los Kindreds, que son técnicamente dos o más enemigos unidos por una fuerte conexión telepática, por lo que si uno es atacado, los demás lo sabrán. En el siguiente peldaño están los Iudex, los formidables francotiradores de La Inquisición cuyo campo de visión es más amplio que los otros tipos de unidades. Y finalmente, en la cima de la escala jerárquica, aparecen los Prognosticar que pueden prever nuestros movimientos inmovilizando a cualquier atacante en cuanto perciben su amenaza.
Gracias a la variedad de enemigos, en más de una ocasión pasaremos varios minutos pensando cuál es la mejor estrategia para eliminarlos sin que noten nuestra presencia. Cada misión se siente como un pequeño puzle donde todas las piezas deben encajar perfectamente para evitar la catástrofe. Porque si bien los piratas que controlamos están técnicamente muertos, cuatro disparos los puedan enviar al más allá de forma definitiva. La parte buena es que si tenemos a otro tripulante vivo, podemos levantar a los caídos para que sigan luchando. Eso sí, hay que hacerlo dentro de cierto límite de tiempo que irá disminuyendo luego de cada muerte sucesivamente.
Por suerte, el sistema estrella de Mimimi Games está de regreso en Shadow Gambit. Estoy hablando de la mecánica que nos permite pausar el juego, planificar diferentes acciones con varios personajes y luego hacer que todos las ejecuten al mismo tiempo. Esto sigue siendo tan sólido y versátil como en los anteriores desarrollos del estudio y ofrece la posibilidad de resolver diversas situaciones con mucha originalidad. Tal es así, que más de una vez vamos a esbozar una sonrisa pensando en la maravillosa jugada que acabamos de llevar a cabo.
Otro de los aspectos más interesantes de esta nueva IP es como integra todo a la narrativa. Tanto los tutoriales como el sistema de guardado y cargado rápido están integrados de forma orgánica al gameplay y constituyen parte integral de la historia que se nos cuenta. Por ejemplo, ni bien son revividos los propios piratas piden ir a las salas de entrenamiento para quitarse el óxido de la inactividad. Con lo de guardar/cargar pasa algo similar, puesto que el juego lo integra como un poder de capturar o liberar recuerdos que confiere el Red Marley al grupo. Es una forma muy original de amalgamar estos conceptos con la jugabilidad. Y mucho más, cuando comenzamos a darnos cuenta de que fue pensado con un sentido muy específico. Indudablemente, un aspecto que dota al juego de muchísima personalidad.
Shadow Gambit también proporciona a los jugadores más libertad que nunca, con una progresión no lineal y el Red Marley actuando como una suerte HUB. Desde el barco no solo podemos planear la siguiente misión, sino también pasar el rato con la tripulación, charlar con ellos, conocer sus orígenes y ser testigos de pequeñas historias. Algunas de ellas son sencillamente brillantes, como la de Toya y su discípulo o la de Gäelle y su Sociedad de los poetas muertos. Esto se ve reflejado en la forma en que se pueden abordar las misiones que ofrecen distintos puntos de desembarco y rutas de escape. Cada isla está cuidadosamente diseñada y se siente única. Además, podemos elegir libremente a qué piratas llevar a cada aventura, por lo que nunca estamos atados a un solo personaje.
La verdad es que Mimimi Games pensó en todo y, a fin de que no nos acostumbremos a usar a un grupo de personajes en concreto, nos da incentivos para probarlos a todos. Para esto, el juego emplea un sistema de Vigor mediante el cual podemos mejorar las habilidades de los piratas. Es como una barrita de experiencia que al llenarse nos recompensa con una ficha. De más está decir que conseguir llenarla no es fácil, pero vale la pena. Entonces, a fin de favorecer la experimentación, cada misión en que un tripulante descanse generará un punto más de vigor. Gracias a esto, cuando veamos que sobre sus cabezas aparece un +3 o +4, vamos a querer contar con sus servicios a fin de acelerar el proceso de mejora.
Dejando de lado lo jugable y adentrándonos en los aspectos técnicos, Shadow Gambit se ve realmente genial. Es un título colorido, detallado, prolijo y con unas animaciones encantadoras. En PC funciona perfecto y muy fluido, sin problemas de rendimiento ni caídas de frames. De vez en cuando aparecía algún pequeño bug visual, pero nada que empañara una experiencia por demás excelente. La música, por su parte, es alegre y festiva mientras estamos en el barco y un poco más oscura durante las misiones. Pero ya sea en un ambiente u otro, es sumamente placentera de escuchar. Sin embargo, lo mejor del apartado sonoro son las actuaciones de voz. Las interpretaciones son exquisitas y terminan de redondear la personalidad de cada uno de los piratas.
El único reclamo que puedo hacerle a Shadow Gambit es que visitaremos los mismos escenarios en reiteradas ocasiones y prácticamente no hay cambios. Los enemigos siguen en sus mismas posiciones y se hace un poco simple superar las misiones porque ya sabemos que pieza del puzle poner primero. Por otra parte, en términos generales, es una propuesta que se sigue ciñendo a la misma fórmula de Shadow Tactics y Desperados III, casi al pie de la letra. No me parece algo malo porque Mimimi Games ha demostrado que sabe lo que hace y, de hecho, es un motivo de alegría el que hayan ido a por una temática que en el género no se había explorado.
Además, hay un cambio de ritmo y todo en el juego se siente tremendamente ágil. Como si hubieran subido una marcha a la caja de cambios. Incluso la desarrolladora se animó a ir un pasito más allá implementando recursos modernos como el contenido end game. Terminar la campaña no será lo último que hagamos en este título y no voy a hacer spoilers, pero les aseguro que los devs nos dan interesantes incentivos para hacer todo lo que Shadow Gambit tiene para ofrecer. Y al final del día, todo se siente familiar, pero a la vez diferente.
Shadow Gambit: The Cursed Crew es una propuesta maravillosa y, definitivamente, uno de los tantos tapados que trajo consigo el 2023. Hacía tiempo no me sentía tan cautivado por un juego, al punto que fue empezarlo y no largarlo hasta haberlo terminado. Disfruté mucho conociendo a cada tripulante, sus historias y el modo de poder aprovechar sus capacidades durante las misiones. Hubo momentos en los que me reí y otros en los que me enojé. Me llegué a sentir parte del Red Marley y me encariñe con los personajes, al extremo de llegar a las lágrimas en más de una ocasión. Una propuesta que no puedo hacer más que recomendar para todo aquel que esté sediento de lo que, a partir de ahora, llamaremos Stealth Strategy, pero también para aquellos jugadores que deseen iniciarse en el género.
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