REVIEW | Atlas Fallen: un desierto de ideas

Llega el nuevo videojuego de Deck13 Interactive y se trata de un título de mundo abierto enfocado en el combate que deja un sabor agridulce

Atlas Fallen es lo nuevo del estudio de The Surge.

Atlas Fallen es el nuevo juego del estudio Deck13 Interactive, reconocido por ser los desarrolladores de la querida saga The Surge. En este caso, el nuevo videojuego consiste en un título de acción en un mundo abierto con elementos RPG que podremos jugar con un amigo en línea y enfrentarnos a diferentes monstruos para liberar las tierras de un dios maligno.

Como iré desarrollando a lo largo de la reseña, Atlas Fallen cae en muchos espacios comunes del género que entorpecen su jugabilidad y, además, los diferentes elementos que lo componen tampoco llegan a ser completamente satisfactorios. En un año de grandes lanzamientos como lo está siendo 2023, el juego apunta a que pasará desapercibido.

Atlas Fallen probablemente no sea el éxito que el estudio espera.

Death Stranding, el aclamado juego de Hideo Kojima que salió en 2020, nos demostró que hay belleza en los mundos postapocalípticos y que desértico no siempre significa vacío, ya que se trata de un mundo que funciona a la par de su narrativa y mecánicas. Sin embargo, en el último tiempo hubo distintos lanzamientos que buscaron crear estos tipos de universos y no lo consiguieron de muy buena forma como, para mí, es el caso de Forspoken y Sonic Frontiers. A este grupo, también se le suma Atlas Fallen.

Para comenzar con la historia, el juego nos lleva a tierras dominadas por Thelos, un dios maligno que se nutre de la esencia de los humanos. La monarquía gobernante lo venera e impone el miedo y el terror entre los esclavos llamados “sin nombre” para hacerlos trabajar y conseguir la esencia que el dios demanda. A cambio, promete seguridad, ya que las tierras están plagadas de monstruos.

En Atlas Fallen el desierto que exploramos es muy amplio.

Nuestro personaje -que podremos crear y personalizar- será un “sin nombre” cuyo destino cambiará para siempre al encontrar un guantelete mágico que contiene la presencia de Nyall, un misterioso ser que nos presta sus poderes para combatir a Thelos y devolver la paz al mundo. La narrativa es bastante simple, carece de sorpresas y en ningún momento logra atraparnos realmente.

Ninguno de los personajes que conoceremos a lo largo de la aventura (que no son muchos), tiene carisma como así tampoco nuestros protagonistas ni los enemigos principales. Todos se sienten muy vacíos, sin personalidad, y no hay una verdadera justificación a sus propósitos como tampoco una evolución en ellos. Tanto es así, que solo conoceremos el nombre de unos pocos personajes por lo es bastante evidente que se han tomado muy en serio lo de “sin nombres”.

Los personajes de Atlas Fallen están lejos de ser el punto fuerte del juego.

Nyaal es nuestro compañero durante toda la aventura y la mayoría de nuestras interacciones son con él. El guantelete nos hablará mientras recorremos el desértico mundo: a veces contará chistes, a veces recuerdos y, otras, comentarios sobre lo que acabamos de vivir pero nunca dirá algo realmente interesante para oir. También podremos ver a Nyaal en los puntos de guardados que son yunques donde su presencia toma fuerza.

El combate es el apartado principal del juego y, si bien funciona de buena forma, queda a mitad de recorrido en algunos aspectos. Podremos utilizar dos armas entre tres disponibles que combinaremos como queramos. Cada una de ellas, tendrá ventajas y desventajas por lo que elegiremos las que mejor se amolden a nuestro juego según su daño, alcance y velocidad de ataque entre otras características.

El combate es el foco, pero podría ser mejor.

De todas formas, lo más interesante de Atlas Fallen son las gemas. Hay alrededor de 150 para conseguir y cada una de ellas nos dará una habilidad, un ataque o una pasiva que cambia mucho nuestra forma de jugar. Algunas nos permiten desatar poderosos ataques mientras que otras quizás nos sirvan más para defendernos, curarnos o mejorar alguna cualidad de nuestro personaje. La variedad es alta y su injerencia en el combate es notable.

Sobre este mismo aspecto, hay gemas de tres niveles que no solo marcan su poderío sino también su requisito para utilizarse. Durante las peleas, bloquear ataques y golpear al enemigo sin recibir daño sube nuestra barra de ímpetu. Mientras mayor sea, más daño haremos pero también más daño recibiremos. Para utilizar las gemas de mayor nivel durante los combates, deberemos llevar esa barra a dicho nivel.

Las gemas son lo que brindan variedad a Atlas Fallen.

Por otro lado, disponemos de una habilidad definitiva con nuestra arma que consume toda la barra de ímpetu para realizar un combo de ataques muy poderoso. La variedad en el combate es muy buena y, en los momentos en que logramos realizar combos largos explotando cada una de nuestras habilidades, el resultado es muy satisfactorio. Sin embargo, esto queda opacado por los enemigos.

Una de las principales promesas de Atlas Fallen es la posibilidad de cazar monstruos legendarios casi al estilo Monster Hunter donde cada enemigo es único y la forma en que los derrotemos afecta las recompensas que recibiremos. Esto quiere decir que los monstruos más fuertes tienen puntos débiles y partes del cuerpo que podremos romper para debilitarlos y conseguir mejores cosas.

A Atlas Fallen le encantaría ser como Monster Hunter, pero no lo consigue.

Aquí es donde el videojuego falla estrepitosamente. La variedad de enemigos es baja y, aunque sean diferentes visualmente, sus patrones de combates son muy similares. Casi todos los enemigos hacen lo mismo y en el mismo orden. Por otro lado, en muchas ocasiones enfrentamos a más de un monstruo a la vez y esto lo vuelve caótico, ya que por momentos no sabemos cuál nos está golpeando.

Hay habilidades que no podemos bloquear y serán muy difíciles de esquivar cuando son varios enemigos al mismo tiempo. Cada golpe que recibimos nos derriba por lo que cancela nuestro combo produciendo que el combate se sienta injusto y deje de brillar. Por otro lado, derrotar monstruos nos da almas y recursos que sirven para conseguir gemas, mejorarlas y subir de nivel nuestras armaduras.

En Atlas Fallen, el equipamiento es lo que importa en lugar del nivel del personaje.

Los elementos RPG están presentes pero son genéricos y no tienen mucha profundidad. Nuestro personaje no sube de nivel sino que las armaduras determinan nuestro poder. De todas maneras, las posibilidades son pocas ya que, a lo largo de la aventura, siempre nos dan un equipamiento mejor por lo que casi obligatoriamente tendremos que usar dichas armaduras sin demasiada personalización.

El mundo abierto de Atlas Fallen se siente vacío y genérico. Más allá de las habilidades de combate que nos brinda el guantelete, también nos da distintos elementos para recorrer las tierras del juego como la posibilidad de surfear en la arena, elevar objetos enterrados y poder desplazarnos en el aire con varios impulsos. Una mención importante es que el juego no posee un gran mundo abierto sino que nos lleva a distintas zonas que podremos recorrer libremente pero que no están directamente conectadas.

Por más amplio que sea el mundo de Atlas Fallen, no hay muchos motivos para explorarlo.

El mayor problema es que no hay razones interesantes para descubrir cada recoveco del mundo. No hay recompensas ni historias detrás que hagan valer la exploración. La mecánica de surfear está bien pero aporta poco y la habilidad de elevar objetos enterrados es tan simple como presionar un botón y observar el mismo objeto ascender una y otra vez.

Las misiones están divididas en principales, secundarias y de recado. Todas se sienten genéricas. Muchas de ellas nos harán transitar grandes tramos del mapa por el simple hecho de obligarnos a recorrer su mundo. El juego nunca logró hacerme sentir curiosidad sobre lo que habrá en algún lugar y eso es algo desalentador, teniendo en cuenta que gran parte del sentido de los títulos de este estilo es la exploración.

Los escenarios de Atlas Fallen están bien diseñados a nivel visual.

Para ir finalizando, el rendimiento del juego es correcto y funciona bien tanto en los combates como en la exploración. Si bien no deslumbra desde lo visual, tiene un lindo diseño gráfico más que nada en los escenarios abiertos. Esto no ocurre con el diseño de los personajes y sus expresiones faciales que se sienten un poco obsoletas. El juego casi no tiene cinemáticas y las interacciones entre los personajes es uno de los puntos más bajos.

Algo llamativo es que, cuando hablamos en escenas, nuestra armadura desaparece mágicamente y vuelve a aparecer cuando termina el diálogo, algo que no ayuda para nada a la inmersión del título. Por otro lado, en mi experiencia tuve muchos problemas con el audio del juego por bugs que hacían que se subiera o bajara el volumen en determinados momentos claves arruinando un poco más la experiencia. Algo que podría solucionarse con actualizaciones.

Atlas Fallen podría haber dado mucho más.

En definitiva, Atlas Fallen es una propuesta que deja sabor a poco debido a que tiene buenas ideas para su combate pero que queda opacado por la poca variedad de enemigos, algunas mecánicas frustrantes y una narrativa simple que no logra entusiasmar ni enamorar en ningún momento de la aventura. La esencia del videojuego apuntaba a que iba a ser una experiencia similar a Horizon Forbidden West y Monster Hunter pero termina pareciéndose más a Forspoken y Sonic Frontiers, sin lograr superar a ninguno de los dos.

6
Un desierto de ideasAtlas Fallen es una propuesta con sabor a poco debido a que tiene buenas ideas para su combate pero que queda opacado por la poca variedad de enemigos y una narrativa simple que no logra entusiasmar en ningún momento de la aventura.
Revisado en PlayStation 5
Plataformas:
PlayStation 5PlayStation 4Xbox Series SXbos Series XPC

Atlas Fallen tuvo su lanzamiento para PlayStation 5, Xbox Series X/S y PC el 10 de agosto. Jugué la versión de PlayStation 5 alrededor de 15 horas.

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