La remake de Rise of the Triad, el clásico FPS de los noventa, está entre nosotros. Para sumarnos a su lanzamiento, nos propusimos elegir cinco FPS modernos que mantienen vivo el espíritu de la vieja escuela. Esto significa más acción vertiginosa y menos mecánicas complicadas; más violencia sin sentido y menos importancia a lo narrativo. ¿Quién quiere andar leyendo diálogos cuando tenemos una escopeta de doble caño lista para despacharse a cuanto enemigo se nos cruce?
Amid Evil
¿Recuerdan la época en la que en lugar de niveles pasilleros había que juntar llaves e ir buscando la salida? ¿Extrañan la clásica progresión por niveles con secretos y paredes ocultas? ¿Sienten la necesidad de decapitar enemigos con un hacha mágica a toda velocidad mientras se abren paso hacia el jefe de cada mundo? Si respondieron que sí a alguna de estas preguntas, Amid Evil es ideal para ustedes.
El FPS del estudio Indefatigable bebe de las aguas de Hexen para traernos una aventura frenética, repleta de acción y armas mágicas a nuestra disposición. Cada mundo consta de tres niveles y un jefe, hay secretos por doquier y una jugabilidad tan directa como atractiva. Es un shooter clásico, divertido y muy difícil de soltar.
Shadow Warrior
En 2013, Flying Wild Hog revivió esta franquicia noventosa con un título homónimo que logra conservar la esencia del original mientras que actualizó la experiencia en general. Shadow Warrior nos pone en la piel de Lo Wang, el protagonista original, que deberá arrasar con cientos de enemigos de la forma más original posible usando armas de fuego y su tradicional katana. Lo más interesante de la propuesta es la posibilidad de ejecutar comandos especiales, como si se tratara de un juego de peleas, y así controlar las oleadas de enemigos. La jugabilidad nos remonta a la vieja escuela mientras que el apartado técnico se ve moderno y hermoso, pero también hay guiños a los niveles pixelados, jefes y habilidades especiales para ir mejorando nuestro arsenal. Tiene dos secuelas, pero me quedo con el original.
Project Warlock
Si alguna vez jugaron Blood o Heretic, Project Warlock les resultará familiar. El título del estudio Buckshot Software se destaca por agrupar los niveles bajo una temática en particular, con una progresión no lineal que recurre a la clásica búsqueda de llaves para completarlos. Con un ritmo de juego ágil y dinámico, el combate se centra en el uso de armas de fuego y hechizos muy poderosos.
Si bien mezcla algunos elementos más modernos, como la progresión por puntos de skill cada vez que completamos un nivel, la jugabilidad está siempre orientada a lo arcade. Por eso Project Warlock no cuenta con guardado rápido, tendremos que completar el nivel usando una cantidad limitada de vidas y no será tarea sencilla. Y si necesitan más complicaciones pueden activar la permadeath, aunque les costará más de un dolor de cabeza.
Ion Fury
El FPS de Voidpoint llegó a las primeras planas en 2019 gracias a una demanda de Iron Maiden, la banda inglesa de heavy metal, que obligó a 3D Realms a desistir de su nombre original “Ion Maiden”. A cambio se llevó una campaña de prensa gratuita y un empujón para llegar a las PC de todos los amantes de los shooters clásicos, en especial los inspirados en Duke Nukem.
Ion Fury es lo más cercano que tenemos a un juego nuevo del Duke, descontando el mediocre Duke Nukem Forever, por supuesto. Shelly “Bombshell” Harrison, la protagonista, es una oda a los héroes de acción de los ochentas, con one-liners, armas gigantescas y la estética futurista que mostraban las películas de esa época. Los niveles ostentan un diseño soberbio, los enemigos y las armas no se quedan atrás y cuenta con el mismísimo Jon St. John (la voz de Duke) encarnando al villano de turno. ¿Qué más le podemos pedir?
Dusk
En el pequeño pueblo rural de Dusk, en Pennsylvania, una zona rural esconde una gigantesca red de catacumbas tenebrosas. Las bases de investigación del gobierno pronto comienzan a sucumbir a extraños sucesos, posesiones demoníacas y monstruos indescriptibles recreados en un hermoso motor gráfico que parece llevarnos directamente a finales de los noventas.
Dusk se desarrolla a lo largo de tres grandes actos temáticos, con una narrativa atrapante contada con indicios y sutilezas. La acción es frenética, la vida no se recupera y los escenarios son deliciosamente horrorosos. David Szymanski se inspiró en la obra de Lovecraft y en los FPS clásicos para crear este fantástico ejemplo de cómo hacer un shooter moderno respetando los preceptos de la vieja escuela.
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