¿Qué tiene que tener un Final Fantasy para ser considerado como tal? Una pregunta que Naoki Yoshida con gusto respondió hace algunas semanas, y su respuesta fue de lo más particular: chocobos, moogles, una buena historia, una gran banda sonora, un buen sistema de combate, gráficos increíbles y mucho más. Estándares que según él, si no los cumples, los fans van a castigarte y hacértelo saber.
Querido Yoshida: lo lograron. Final Fantasy XVI es de esas entregas disruptivas dentro de una saga que ya lleva 35 años de historia y no deja de evolucionar, a veces mal y a veces muy bien. La excelencia en su desarrollo narrativo, su accesible, complejo y divertido sistema de combate, la construcción del mundo y de cada uno de sus inolvidables personajes hacen de Final Fantasy XVI una entrega que pasará a la historia y representará los nuevos estándares de calidad, no solo dentro de la saga, sino también en toda la industria.
Hace algunas semanas, después de haber jugado casi 9 horas de corrido -incluyendo su explosivo prólogo-, les contaba mis primeras impresiones. Muchos de ustedes ya pudieron jugar una sección gracias a la demo disponible. Creía que nos acercaba a lo que este producto iba a representar en su totalidad, me equivoqué. Final Fantasy XVI es aún mejor y sus primeras horas solo sientan la base de la historia de Clive Rossfield.
La mejor forma de definir esta aventura es hablar de rebeldía, de contradicciones y de la construcción de una idea que atravesará todo el conflicto político y mitológico al cual se somete Valisthea y todos sus reinados. Hablamos de humanos, no de Eikons, ni de magia o de seres divinos. Romper con el status quo, liberarnos de las comodidades que crean distancias dentro de nuestra especie y, sobre todo, que lastiman a nuestra tierra. Sin ella, nada somos, y Clive será el protagonista de una narrativa oscura, cruda e injusta que nos revelará que -sin importar la fantasía que estemos viviendo-, si los conflictos de intereses no pasan a un segundo plano, no nos queda nada por lo cual aferrarnos a la vida.
En casi 40 horas de misión principal, enfrentaremos muchísimos dilemas morales, que para cada uno de sus protagonistas tendrá un peso y una definición distinta. Con un cast que rebosa calidad y un voice acting sublime, cada arco de la narrativa que plantea Final Fantasy XVI llevará a cada uno por nuevos horizontes y, poco a poco, los irá insertando dentro del conflicto global que veremos desde el comienzo del juego: países en guerra, revoluciones, confianza ciega en los líderes y una poderosa mitología que nadie comprende, pero que todos quieren utilizar a su favor.
Como si fuésemos historiadores de Valisthea, la longitud, el ritmo y la estructura lineal de esta historia junto a su diccionario de términos, personajes y nombres nos llevarán de la mano y nos convertirán en absolutos expertos en la materia. Con tan solo presionar un botón tendremos la información, concisa y justa de todo lo que se está hablando, quiénes son los que participan y en qué año sucedió y bajo qué circunstancias ocurrió el hecho que acaban de mencionar. La adición del ATL (Active Time Lore) es algo que la industria necesita y que seguro veremos más seguido de aquí en adelante. No te vas a perder de nada y tampoco vas a tener que leer mucho.
Lamentablemente, la excelencia narrativa se choca -sin hacer mucho ruido-, con una estructura de misiones secundarias que no cautivan hasta el final del juego. Son pocas las relevancias que obtendremos en la búsqueda de cierta flor o en la aniquilación de una jauría de lobos fuera del pueblo y, a pesar de obtener recompensas que ayudarán en la progresión de armamento, estas, en su mayoría, se sienten inconsecuentes al conflicto mayor que nos tiene en el borde de la silla de principio a fin.
Hacia el final, los complementos de cada personaje y su visión del mundo hacen de estas últimas sidequest algo indispensable para cerrar el arco de cada protagonista, por lo que recomiendo fuertemente hacerlas antes de la misión final.
Su apartado secundario se salva con la vuelta de las cacerías, donde nos ponen a prueba con una lista de enemigos notorios y una buena sesión de combate contra ellos, con recompensas directamente ligadas a la progresión. Un apartado mucho más interesante con énfasis en uno de los mejores aspectos de este juego.
Mis primeras impresiones del combate fueron super positivas, no podía esperar a expandirlo con nuevas y mejores habilidades para entender hasta dónde podía llegar el diseño de Ryota Suzuki, que definió a esta obra como su “mejor trabajo” hasta la fecha. La cantidad y los roles de cada Eikon que porta Clive hacen que, cuando nos enfrentemos a los peligros que se esconden en cada rincón, además de accesibilidad, podamos hablar de variedad. La combinación de hasta tres deidades nos permitirá jugar como más nos guste, incluso si optamos por los anillos de ayuda como elección de accesorios para hacer el combate algo mucho más accesible.
Habilidades de rango, cuerpo a cuerpo, más rápidas, más pesadas, de evasión o hasta devastadores ataques cinemáticos pueden combinarse de cualquier forma, acompañando al momento de la historia en el cual nos encontremos y respetando cada uno de los peldaños de dificultad que el juego ofrece hacia el final. Cada Eikon llegará en el momento justo y con un árbol de habilidades simples que no nos penaliza por querer “probar”. Tendremos la libertad de ajustar cada pelea y cada momento según nos sea conveniente.
Esta gran historia y su increíble combate no serían lo mismo sin el nivel de dirección de cinemáticas que vamos a ver a lo largo de la propuesta del Creative Business Unit 3. Al igual que en Final Fantasy VII Remake, los combates serán interrumpidos por cutscenes a los cuales les seguirá un Quick Time Event que, no solo no molesta, sino que le agrega un componente épico a cada enfrentamiento. Difícilmente los combates terminen ahí, y como en todo buen juego de acción, tendremos fases que enfrentar para cada bestia, sin importar el tamaño. Ni hablar de los combates Eikonicos, donde la palabra “épico” se queda corta, y que se presentan con un diseño de pelea muy fiel a los jefes de Final Fantasy XIV, haciendo de cada enfrentamiento algo único y sumamente divertido.
El poder técnico que la Playstation 5 le da al Final Fantasy XVI lo acerca a la mejor coreografía del mejor anime shonen que puedas imaginarte, nos regala peleas espectaculares con mecánicas únicas y el balance perfecto entre ver y jugar.
Cuando se habla de que el juego está preparado especialmente para PlayStation 5 y las dificultades que esto trae a la hora de portearlo a otras plataformas, no puedo pensar en otra cosa que no sean sus tiempos de carga. Si hay algo que caracteriza a la nueva actual generación, además de los hermosos y poco performantes sistemas de trazado de rayos, es la velocidad de carga y el aprovechamiento del disco de estado sólido. En este caso, Final Fantasy XVI aprovecha cada centímetro de la PlayStation 5 para brindarnos una experiencia visualmente espectacular con inexistentes tiempos de carga, permitiendo así, contarnos muchísimo entre medio de cada escena jugable.
No podría ser de otra forma si no fuese con esta tecnología, y es acá donde vemos y caemos en cuenta que estamos frente al primer Final Fantasy desarrollado íntegramente para la actual generación de consolas. Si no tuviésemos una calidad gráfica inmejorable, incluso en su modo performance, y un disco que pueda hacerle frente sin perder ni un segundo la tensión, el frenetismo al cual nos enfrenta el diseño de Suzuki no sería lo mismo.
En las primeras impresiones, les contaba que Masayoshi Soken, el compositor de esta aventura, “...comprendió perfectamente la visión de Yoshida de llevar la entrega dieciséis a nuevos puertos, ya sea en su combate raso como en sus espectaculares escenas de batallas entre Eikons”., ¡y por favor! ¡qué manera de confirmarlo en cada hora que pasaba! La variedad, intención y expresión de cada una de las piezas que integran otro explosivo OST de Final Fantasy se puede escuchar y sentir en cada uno de los diferentes arreglos de combate, exploración y tensión que Soken creó para esta épica medieval. La oscuridad de esta historia, sus personajes y su ritmo no serían lo mismo sin el trabajo de este increíble compositor que tiene todo lo necesario para continuar la excelencia que dejó Nobuo Uematsu en la franquicia.
Desde mi primer encuentro con la saga, espero tener en mis manos este nivel de calidad. No defrauda en ningún momento, incluso con un apartado secundario insulso que no suma a la épica principal. Clive, Jill, Torgal, Barnabas, Benedika, Dion, Ifrit, Odin, Bahamut y hasta la misma Valisthea llegaron junto a Naoki Yoshida y el Creative Business Unit 3 para contarnos y redefinir lo que significa hoy hacer y ser un Final Fantasy con todas las letras. La combinación perfecta de narrativa, visuales, composición, ritmo, tensión y combate llegó para contarnos la historia más cruda que vio la saga en todos sus 35 años de historia y que se posicionará, sin ninguna duda, como unas de las mejores propuestas de este año en materia videojuegos, así también, como uno de los mejores Final Fantasy desarrollados hasta la fecha.
Final Fantasy XVI tiene su lanzamiento el 22 de junio de 2023 para PlayStation 5 y lo jugué durante unas 50 horas.
Seguir leyendo