1982. En medio de una crisis social, económica y política a causa de la llegada de los grupos terroristas a Perú, un valiente grupo de homosexuales decidieron visibilizar la existencia de la comunidad LGBT en la sociedad peruana.
El Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) fue uno de las primeras organizaciones LGBT en crearse en el país. Aunque han pasado 40 años desde que estas personas decidieron enrumbar en el viaje hacia el reconocimiento y ejercicio de sus derechos ante los ojos de la ciudadanía, Giancarlo Mori, historiador queer, asegura que si bien ha existido un avance en materia legal, aún existe un largo camino por recorrer.
El experto en historia de la comunidad LGBT recuerda que las personas que integran este movimiento siempre fueron vistas por la sociedad peruana, sin embargo, desde la creación del MHOL decidieron iniciar un camino en conjunto, una organización “bien constituida que lucha abiertamente en favor de los derechos de las personas homosexuales”.
Asimismo, precisó que este inicio fue también reflejo de las organizaciones LGBT que venían creándose en otros países de América Latina.
— ¿Qué impulsó la creación del movimiento LGBT en Perú?
Las necesidades de la comunidad LGBT sirvieron como uno de los impulsos. Es a partir de las problemáticas que viven en los años 80 y de los ejemplos que se ven fuera en el extranjero que Oscar Ugarteche y Roberto Miró Quesada deciden con construir un colectivo. Pero también viene desde una reflexión académica, pues ambos fundadores conocían este contexto donde ven cómo las luchas sociales de otros países se estaban desarrollando y hay una reflexión en torno a eso.
— ¿Cómo recibió la ciudadanía peruana al movimiento LGBT? ¿Cuáles fueron las primeras impresiones?
En un inicio, no impactó en gran medida porque el MHOL comienza poco a poco. No es que aparece en todos los canales. Se presentaban con pequeños artículos en periódicos firmados con seudónimos, con obras de teatro, sobre todo, para reunir más gente. Para buscar más hombres homosexuales que participaran.
— ¿A qué escenarios se enfrentaba la comunidad LGBT en ese entonces?
Hay una fuerte discriminación, mucha violencia de estatal, sobre todo familiar por cuestiones tradicionales. También hay discriminación en espacios de salud, así como ahora no se reconoce la identidad de las mujeres trans, en esa época no dejaba de ser una situación parecida. Además de ese tipo de violencia y discriminación, se les niega espacios en la política. Son vistos como burlas, hay un fuerte componente violento de parte de la policía a las redadas. Las redadas no solamente a mujeres trans en un sentido de relacionado a la prostitución, sino también a redadas fuertes en discotecas bares. Es una vida bastante dura.
Además de eso, hay que sumarle que vivíamos en un país de crisis. La crisis económica, social y política. A esas personas hay que sumarle eso. Las personas trans son expulsadas de su casa y en una sociedad llena de crisis con el gobierno, con la universidad, con la hiperinflación, no tenían ni tenía una herramienta para poder salir adelante ni tenían acceso a veces a poder salir adelante. Entonces, todas estas cosas se combinaron. Ser una persona trans, una persona homosexual, en ese momento era doblemente duro por la inestabilidad económica sumada al conservadurismo de nuestro país.
— Después de tantos años, se supone que el panorama para los miembros del movimiento LGBT debe haber mejorado, ¿es así?
La historia no es una una cuestión lineal, sino que siempre hay avances y siempre hay retrocesos. En ese sentido, lo que sí te puedo decir es que sí han habido avances para la comunidad LGTB en el Perú, pero no siempre son los que esperamos y mucho menos grandes cosas. Somos un país bastante conservador. Si ves las encuestas en América Latina, somos uno de los países más conservadores. Lograr un gran avance es difícil. Han habido mejorar, sí, pero no son suficientes. 40 años parece mucho, pero no es tanto para cuestiones sociales.
— Después de tantos años, ¿cuál es la situación actual del movimiento LGBT en Perú?
Hay mucha fuerza, hay muchas esperanzas y mucha intención de buscar cambiar las cosas. Ya se nota que hay un cambio, no solamente en el sentido de que la comunidad ya no busca ser tolerada, busca ser tratados como iguales. Hay un ejercicio fuerte en ciudadanía frente al resto de la sociedad y es bien interesante porque se ve a través de la creación y de colectivos que hay nuevas formas de organizarse.
Yo creo que es un buen momento para la comunidad visto desde adentro, pero es bueno porque en la sociedad hoy en día, como podemos ver, vive un retroceso en los discursos conservadores, hay un regreso de las lecturas de odio con respecto a la comunidad. Entonces, es bueno que existan todos estos nuevos grupos y estas nuevas fuerzas en favor de la comunidad LGBT.
— ¿Crees que el Estado protege los derechos de esta comunidad?
No. Hasta que no reconozcan sus derechos. no. Hoy en día, por ejemplo, la Defensoría del Pueblo publica muchos informes en favor de la comunidad diciendo que es necesario leyes y sí, es necesario, pero es suficiente solo sacar un comunicado. Hay que hacer un plan como el de las elecciones para que respeten tu identidad. La comunidad ya está exigiendo normas claras de identidad de género, de matrimonio igualitario, penalización para los crímenes de odio.
— ¿Cuáles son las principales demandas del movimiento LGBT en estos momentos?
En primer lugar, es necesario recalcar que somos un grupo humano y no estamos totalmente cohesionados, como cualquier otra agrupación. Cada quien va a decidir cuál es su punto en la agenda. En ese sentido, los principales puntos en agenda dentro de la comunidad son el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, una ley que asegure la no discriminación, la no discriminación por identidad de género y por orientación sexual que es algo que todavía el Congreso se niega a hacer.
— Como miembro de la comunidad LGBT, ¿qué les gustaría pedir al Estado?
Exijo que el Estado reconozca mi existencia. No soy un problema y no porque no me vean las leyes y no me vean a las personas, voy a dejar de existir. Estoy aquí, estamos aquí y queremos nuestros derechos. Nosotros queremos exigimos poder ejercer una ciudadanía completa. Yo quiero poder casarme, me gustaría que las personas con las que me relaciono puedan tener un documento de identidad que los reconozca. Quiero que las personas cero positivas puedan tener un servicio de salud digno, que hoy en día no se les presenta.
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