Raúl Osiel Marroquín Reyes era un ex Sargento del Ejército Mexicano, originario de Tamaulipas que hoy en día se encuentra en la Penitenciaria Varonil de Santa Martha Acatitla por ser responsable de al menos seis secuestros y de cuatro asesinatos a personas de la comunidad LGBT+.
Raúl Osiel “El Sádico” o el “Asesino del Arcoíris” asombró no solo a la Policía, sino también a la Ciudad de México, siendo este uno de los asesinos seriales que se dedicaba a secuestrar y a matar a personas homosexuales.
Algunos lo relacionaron con otros asesinos de EEUU que habían sido reconocidos, tal es el caso de John Wayne Gacy (violó y mató a 33 hombres jóvenes) o Robert Berdella (violado, torturado y asesinado a seis hombres), pero a pesar de que estos tenían una represión homosexual, Marroquín se había declaró no ser gay.
Los homicidios no los realizaba solo, también participaba junto con Juan Enrique Madrid Manuel, su cómplice con el que mantenía una relación de dependencia y vínculos emocionales muy fuertes.
Modus operandi
La comunidad LGBT+ sabe que cuando uno va a un bar o a un club nocturno puede llegar a coquetear con alguien. Si este le hace caso se realiza una dinámica que en tan poco tiempo se concreta y terminaban en su casa o en un hotel.
Esta técnica ayudó bastante a “El Sádico” con su estatura, cuerpo fornido, afeitado y bien parecido, no fue problema en llamar la atención. Es más, esta fue una técnica que no necesitaba un gran esfuerzo, además él mencionó que estar personas eran más fáciles de plagiar.
“Por no batallar en operaciones que implicaran armas y vehículos, tan solo bastaba con ir a los lugares que ellos frecuentaban y ellos solos me abordaban, se me hacía más fácil tratar a esas víctimas”, declaró.
“No soy homosexual”, pero la táctica de llegar solo al Cabaretito Neón, calle Londres entre Florencia y Amberes de la Zona Rosa, de la Ciudad de México, llamaba la atención a todos los que lo veían.
En esa época Raúl, de 25 años, mencionaba que no tenía nada en contra los homosexuales, para él era fácil elegir a este tipo de víctimas al frecuentar los lugares de Zona Rosa.
“No los escogía, ellos solos se presentaban después los invitaba a mi departamento, iban por voluntad propia, y ahí los sometía”, expresó.
Al tener a su víctima pedía el rescate y aunque pagaran o no, este los asesinaba por asfixia o estrangulación, después esparcía los restos del cadáver en diferentes lugares de la ciudad.
Incluso, destacó que “a una de las víctimas le arrancó la piel de la frente con una navaja, para realizarle una figura de estrella a esta víctima”, mencionó el extitular de la Agencia Federal de Investigación, Genaro García Luna.
Cuando lo detuvieron, le preguntaron si no se sentía mal por los familiares de las personas que les había quitado la vida, pero “El Sádico” solo respondió “Nunca he pensado en ellos”.
En una declaración se contradijo y mencionó que la muerte de estas personas homosexuales había sido buena “hasta le hice un bien a la sociedad, pues esa gente hace que se maleé la infancia”.
También dijo en televisión que “Una de mis víctimas era portador de VIH, y de cierta manera, evite la propagación del virus”.
Raúl creía que sus hechos tenían una justificación moral. Pensaba que sus actos, ante la sociedad, eran menores y justificables a lo que el psicólogo e investigador policial estadounidense Dr. Joel Norris mencionó que este distanciamiento de la realidad corresponde a la primera fase de la conducta de un asesino en serie.
Cuando lo detuvo la Procuraduría General de la República, el extitular de la Agencia Federal de Investigación, Genaro García Luna, dio los detalles de este asesino.
Los secuestros y homicidios reconocidos por Marroquín Reyes son: Un empleado de una televisora; un estudiante de 20 años de edad, cuyo cadáver se encontró el día 27 de octubre y fue abandonado en el metro Chabacano; un empleado también joven de 28 años de edad, al cual conoció en un restaurante en el perímetro de la Zona Rosa y quien fue abandonado maniatado de pies y manos en las calles de Amazonas; dos empleados jóvenes cuyos cuerpos fueron encontrados en torno a la colonia Asturias y un empleado de restaurante el cual secuestró y posteriormente fue liberado en torno al metro La Viga.
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