ONU eligió a un país, en contra de la comunidad LGBT+, como la Capital Mundial del Turismo 2023

Uzbekistán es uno de los dos países de la antigua Unión Soviética que no ha despenalizado la homosexualidad y que castiga las relaciones sexuales consentidas entre hombres con hasta tres años de prisión

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Samarcanda (Foto: Wikipedia)
Samarcanda (Foto: Wikipedia)

En la XXIV Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT) informaron que la ciudad de Samarcanda será la Capital del Turismo en 2023, siendo esto algo preocupante para la comunidad LGBT+.

La Asamblea que es dependiente a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) respaldó el plan para el futuro del turismo y se espera que en esa fecha esa parte de Asia Central este estabilizada por la pandemia COVID-19 y poder disfrutar la normalidad.

En esta ciudad de Uzbekistán se celebrará la XXV Asamblea General, siendo el centro de atención para el turismo internacional, pero no para el LGBT+.

Con el reciente anuncio de la ciudad muchas organizaciones estuvieron en contra de este lugar, ya que en el país ser gay todavía es un delito, que castigan con hasta tres años de prisión.

IPHR
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El movimiento llamado “All out” realizó una petición para que la ONU retire a Samarcanda como la Capital Mundial del Turismo “hasta que ser gay deje de ser un delito”.

La Asociación Internacional para los Derechos Humanos (IPHR, en sus siglas en inglés) informó en su página de internet que el artículo 120 del Código Penal de Uzbekistan castiga las relaciones sexuales consentidas entre hombres con hasta tres años de prisión.

Por lo cual hacen referencia a este acto como una violación a los derechos humanos, el cual “deberían de despenalizar rápidamente las relaciones sexuales consentidas entre hombres”, según el informe realizado por la Asociación para los Derechos Humanos en Asia Central (AHRCA), Coalición Euroasiática sobre Salud, Derechos, Género y Diversidad Sexual (ECOM) y Asociación Internacional para los Derechos Humanos (IPHR).

Lo que piden las organizaciones es que Uzbekistán “avance hacia la consagración de sus compromisos internacionales de derechos humanos en la ley en este momento, mientras aún se está considerando un nuevo proyecto de Código Penal”.

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La mayoría de los países ya prohibió el castigo por las relaciones entre personas del mismo sexo, pero el informe de “Like living on a different planet: Gays, bisexual men and trans people” menciona que la comunidad del país es “vulnerables al abuso, el encarcelamiento y la discriminación en Uzbekistán demuestra que las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) corren un riesgo constante de sufrir graves violaciones de derechos humanos sin posibilidad de recurrir a la justicia”.

Siendo este uno de los dos países de la antigua Unión Soviética que no ha despenalizado la homosexualidad.

La criminalización, la homofobia y la transfobia sociales y religiosas generalizadas, la influencia de la política rusa y el sentimiento antioccidental forman una combinación tóxica para las personas LGBT.

Un joven gay de Uzbekistán dijo que en el país “es como si viviéramos en un planeta diferente, donde es normal odiar, encarcelar, discriminar y matar a las personas simplemente por ser quienes son”.

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“El derecho internacional de los derechos humanos deja muy claro que la criminalización de las relaciones homosexuales entre adultos con consentimiento es una violación de los derechos humanos. Los órganos de tratados de las Naciones Unidas han pedido repetidamente a Uzbekistán que derogue el artículo 120 del Código Penal”, comentó Anne Sunder-Plassmann de IPHR.

De acuerdo con la información que brindó el Centro Nacional de Derechos Humanos de Uzbekistán (NCHR) y el Defensor de los Derechos Humanos del Oliy Majlis (Cámara Legislativa del Parlamento), dijeron que en el 2021 hubo 36 personas condenadas por el artículo 120. De ellos, 25 tienen penas de prisión.

Las autoridades de Uzbekistán restringen el derecho a la libertad de expresión, así como el apoyo a las personas LGBT, también prohíben la difusión de información sobre las violaciones de derechos humanos.

Un ejemplo de ello fue lo que sucedió con el bloguero Miraziz Bazarov quien fue condenado a tres años de liberación restringida en enero de 2022 como castigo por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, incluso expresando su solidaridad con las personas LGBT.

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