Rosamaría Roffiel, primera mujer en escribir una novela lésbica feminista de la literatura mexicana

La escritora, editora, poeta, novelista y periodista mexicana Rosamaría Roffiel cumple 77 años el día de hoy, siendo la precursora de la literatura lésbica de México, además de ser autora de poemas que hacen referencia a la misma temática.

Un día como hoy, pero de 1945, Rosamaría nació en Veracruz. Al crecer, dejó su lugar de origen para poder hacer lo que le gustaba: escribir, razón por la cual se formó en el periodismo de manera autodidacta lo cual la llevó a trabajar a la Ciudad de México.

En la capital, consiguió trabajo en el diario Excelsior y en la revista de análisis político Proceso. Aunque su paso por los medios escritos se terminó, en 1979, tras la victoria de Daniel Ortega, en Nicaragua.

Rosamaría dejó el periodismo escrito para irse a coordinar a Nicaragua, durante tres años, la publicación sandinista El Trabajador. En 1980 regresó a México y colaboró en Fem. considerada como la primera revista feminista de América Latina y quien fue parte del colectivo editorial.

Antes de escribir novela también se dedicó a la poesía y su primer poemario, de carácter lésbico, se publicó en 1986 bajo el título Corramos libres ahora. Al siguiente año salió ¡Ay Nicaragua, Nicaragüita! Dedicado a varios testimonios que recopiló la mexicana mientras vivió en el país.

En 1988 publicó una serie de cuentos donde abordaba temas lésbico-gay con el título El para siempre dura una noche (1988) y para 1989 salió a la luz su libro que pasó a la historia por ser la primera novela lésbica-feminista y según la autora empezó a escribirla en 1982.

“Como ejercicio catártico para liberarme de una relación amorosa que había terminado dolorosamente abandoné el manuscrito durante cinco años. Lo retomé en 1988 y lo concluí en menos de un año. Fue la primera novela que se publicó en México (ahora hay otra, “Dos Mujeres”, de Sara Levi Calderón). “Amora” es mi humilde contribución a la visibilidad de las feministas y las lesbianas en la historia de mi país”, señaló María Elena Olivera Córdova, en el libro Entre Amoras, lesbianismo en la narrativa mexicana.

A Rosamaría también se le reconoce su altruismo y apoyo hacia las mujeres, pues en 1979 fue una de las fundadoras del primer grupo de apoyo a mujeres violadas en México que lleva el nombre de “Centro de apoyo para mujeres violadas AC (CAMVAC).

Entre las obras que destacan de Rosamaría Roffiel son: Corramos libres ahora (1986), ¡Ay Nicaragua, Nicaragüita (1987), Amora (1989), El para siempre dura una noche (2003) y En el fondo del mar no sólo hay peces (2010).

Rosamaría escribió esta novela en primera persona, está situada en la Ciudad de México y relata la difícil vida que tienen las mujeres en un país en donde hay mucho machismo.

El texto tiene muchos relatos que provienen de la experiencia de la escritora el cual utiliza tintes ficticios y muestra la relación de un grupo de mujeres que viven en el mismo hogar, el cual lleva a que descubran su sexualidad a través de la convivencia, además de actuar bajo el sistema patriarcado del que suele ser oprimidas.

“Esta novela de Rosamaría Roffiel marca de manera significativa la producción de la narrativa lésbica y por ello representa un importante eje para el análisis del corpus”, escribe María Elena Olivera Córdova, en el libro Entre Amoras, lesbianismo en la narrativa mexicana.

Estuvo mucho tiempo ausente la narrativa lésbica y solo se encontraba en autores masculinos, hasta que Rosamaría impactó a la literatura latinoamericana cuya trama es el amor entre mujeres.

“Amora nació como terapia ocupacional, porque estaba terminando una relación y estaba arrastrándome por las calles de la ciudad, hasta que lo superé y dejé de escribirla. Fue en 1988 cuando encontré el manuscrito, lo leí y decidí retomarlo; lo terminé en el verano de 1989″, expresó la autora en su homenaje, en Bellas Artes.

Este mundo empezó a ser descubierto a través de los ojos literarios, el cual se puede ver la manifestación feminista y con fines de denuncia el cual buscaba un reconocimiento a la diversidad femenina, “hitos que buscó amalgamar en una novela en el contexto de una atmósfera de prejuicio que necesitaba contrarrestar; así sus perosnajas y sus mundos fueron creados a contracorriente del canon literario y del imaginario popular, al que habría que redirigir en un texto que no diera cabida a una interpretación que moviera al morbo masculino y a la pornografía”, escribió María Elena Olivera Córdova, en el libro Entre Amoras, lesbianismo en la narrativa mexicana.

Este es un fragmento de su poema Quise ser hombre:

“una vez quise ser hombre

para casarme con mi hermana

que ya lleva tres divorcios.

para amar a mis amigas

que en cada relación mueren un poco.

quise ser hombre

para fecundar sus vientres,

no de hijos, sino de poesía, […]”

SEGUIR LEYENDO: