Escuela Amaranta, el primer centro educativo para niños trans en América Latina

En el pionero establecimiento educacional, ubicado en Chile, trabajan para combatir y prevenir el abandono escolar de menores trans, que no encuentran en escuelas tradicionales integración y respeto

Guardar
Cuando se creó la Escuela
Cuando se creó la Escuela Amaranta, no había ninguna política en el ámbito educacional que promoviera el respeto y el reconocimiento de la identidad de género en los aulas del país trasandino.

En abril de 2018 con tan solo cinco estudiantes, comenzaron las clases en la Escuela Amaranta, el primer establecimiento educacional en América Latina para niños, niñas y adolescentes trans, ubicado en la comuna de Ñuñoa en Santiago de Chile. Desde esa fecha hasta hoy son muchos los alumnos que han encontrado allí un lugar libre de discriminación.

Según relató a Infobae la fundadora de esta proyecto educativo, Evelyn Silva, la falta de un espacio seguro para su hija trans, la motivó a crear esta pionera escuela que en la actualidad tiene a más de 70 alumnos que asisten diariamente a aprender, de ellos la mayoría son trans. Sin embargo, con el pasar del tiempo se han matriculado hermanos y familiares de ellos, que les acompañan en su transición.

Cuando se creó la Escuela Amaranta, no había ninguna política en el ámbito educacional que promoviera el respeto y el reconocimiento de la identidad de género en los aulas del país trasandino.

Años más tarde de la primera jornada de clases en la Escuela Amaranta entró en vigencia una circular del Ministerio de Educación que ordenaba a las escuelas y colegios, tratar a los alumnos trans por su nombre social, dejarles utilizar el vestuario que les representará y garantizar el uso de los baños de acuerdo a su identidad de género.

Pero pese al instructivo ministerial la violencia y el hostigamiento contra los estudiantes trans por parte de sus compañeros e incluso de profesores y directivos de las escuelas tradicionales en Chile, provocan que la mayoría de los alumnos trans abandonen la educación.

“La escuela nace con la necesidad de darle un espacio educativo a la infancia y adolescencia trans que estaba antes descolarizadas”, mencionó a Infobae la coordinadora y académica de la Escuela Amaranta, Constanza Arévalo.

Arévalo recordó que “había un grupo de niñes que estaban desescolarizades y que al final decidieron prepararse para los exámenes libres, que es una forma también de validar la enseñanza formal en Chile. Pero no estudiaban juntos, sino que cada uno desde sus casas por separado y aislados. Desde ahí surge este espacio con cinco niñes. Y hoy día, ya es un espacio con más niveles, más niños y con una matrícula de cerca de 70 niñes”.

Desde sus inicios el centro
Desde sus inicios el centro educativo se ha sostenido gracias a la autogestión de su comunidad.

Según ella existía la necesidad urgente de contar con un lugar donde se respetará a la identidad de género, considerando que las tasas de suicidio en adolescente trans es alta. “La escuela tradicional se transforma en un espacio muy violento. Ha habido mucha discriminación y se han cerrado muchas puertas a les niñes trans”, afirmó la profesora de filosofía.

Y es que la mayoría de los estudiantes de la Escuela Amaranta habían sido vulnerados en sus antiguos colegios. “Les decían que no entendían de como una chica trans existía, cuestionaban a los padres por respetar la identidad de género de sus hijes y preferían que dieran exámenes libres”, lamentó Arévalo.

Razones como esas provocaban que los padres “decidieran no permitir que sus hijes pasaran por ese tipo de violencias y así es como quedaban fuera del sistema educativo tradicional”, agregó la coordinadora de la Escuela Amaranta.

Desde sus inicios el centro educativo se ha sostenido gracias a la autogestión de su comunidad. Los profesores que hacen clases gratuitamente preparan a los alumnos para dar exámenes libres, considerando la edad y en que etapa de su transición personal y externa se encuentren.

Al igual que muchas escuelas en Chile y el resto del mundo, la comunidad educativa que integra Amaranta fue golpeada por la pandemia del coronavirus. “Hicimos clases por Zoom y fuimos acompañando a les chiques en sus transiciones, porque aquí tenemos una doble responsabilidad”, explicó Arévalo.

La Escuela Amaranta no recibe recursos del Estado chileno y solo cobran una mensualidad menor a los 10 dólares mensuales. Sin embargo, quienes pasan por las salas de clases reciben una educación de calidad y amor, que además complementan con talleres de arte y cultura, donde pueden potenciar la creatividad. Pero por sobre todo pueden crecer aprendiendo libre de discriminación y acompañados de otros con una identidad de género distinta a la de la heteronorma.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar